Enfermera

Por el día de la enfermería, mirémonos a nosotros también.

Hoy, 12 de mayo,es el día internacional de la Enfermería, porque es el día en que nació su fundadora, Florence Nightingale, en Florencia.
Florence cambió la organización de los hospitales y el modelo de cuidados de la época, que giraba alrededor de la religión.
Su labor más meritoria fue la de organizar un servicio de enfermeras para los soldados británicos de la Guerra de Crimea.
En el hospital de campaña de Usküdar o Escútari (Turquía), consiguió mejoras sanitarias espectaculares, enfrentándose a los prejuicios de los médicos militares y a la pobreza de medios con que el ejército solía tratar a los soldados. Regularmente visitaba a los heridos durante la noche, lo que le valió el sobrenombre de «la dama de la lámpara».
Podemos decir que Florence fue una revolucionaria de su época, luchando contra todos los elementos adversos del momento para sentar un modelo de cuidados, que, aún hoy, sigue vigente y profesionalizando la enfermería. Consiguió el apoyo de la reina Victoria de Inglaterra para realizar una reforma de la sanidad militar y posteriormente, de la civil.
Florence murió en Londres en 1910.
Ha pasado un siglo. En todos estos años, enfermería ha evolucionado, aunque no en todo el mundo igual. Tenemos el ejemplo de Canadá, donde las enfermeras tienen una representación fuerte y una presencia y visibilidad real.
Sin embargo, en España, estamos muy lejos todavía de alcanzar ese estatus canadiense, por mucho que lo añoremos las que amamos esta profesión.
Tenemos una ley de colegios profesionales que necesita una revisión y de la que nadie se quiere encargar.
Tenemos una representación anclada en el poder, con unos estatutos herméticos que dejan poco margen a la democracia y la participación.
Tenemos escasa visibilidad, lo que propicia que aún no se nos nombre bien, utilizando términos arcaicos como ATS, practicantes…..¡SOMOS ENFERMERAS! Así de simple. Tenemos una alta precariedad, ratios insoportables , falta de enfermeras , falta de especialización, falta de conciliación…
Tenemos un largo etc de carencias y de necesidades de cambio que hoy, más que nunca, es el momento de reivindicar.
Hoy se llenarán las RRSS y los medios de comunicación de las bondades de las enfermeras, pero, además del reconocimiento de nuestras bondades y las gratitudes a que existamos, debemos hacernos valer y que nos oigan. Somos el colectivo, mayoritariamente femenino más numeroso y sin embargo,los techos de cristal se han convertido en hormigón. Quienes dirigen a las enfermeras de este país son hombres, que llevan alejados del día a día varios largos años, ajenos, porque solo oyen a su electorado sindical más fiel, a los problemas de las enfermeras de a pie.
Para poder cambiar y evolucionar hay que escuchar y hay que escuchar a todos, incluidas críticas y alabanzas.
Juntos es la única forma de avanzar y lograr acercarnos a modelos de enfermería referentes, como es el de Canadá.
No podemos, a día de hoy, seguir ajenos a lo que pase en nuestros colegios de enfermería, hay que exigirles transparencia y democracia. No podemos seguir consintiendo, a día de hoy, tanta falta de enfermeras y ratios insufribles, con turnos y planillas incompatibles con una vida social y familiar . La palabra conciliar debe de existir y tiene que tener cabida en nuestra profesión. No podemos seguir, a día de hoy, formando a residentes, EIR, y que siga siendo una utopía el reconocimiento efectivo de las especialidades, más allá de la de matrona. Es una ineficiencia del sistema, que forma profesionales para seguir siendo enfermeras generalistas, sin posibilidades de ocupar el puesto para el que se han estado preparando con tanto esfuerzo y profesionalidad.
No podemos seguir a día de hoy, con OPEs suicidas que se convocan cuando a los políticos de turno les conviene, manteniendo plantillas de enfermeras en situación de precariedad, con contratos de días, meses…dependiendo su vida de una llamada, pegadas al teléfono todos los días.
No podemos consentir que, a día de hoy, se nos nombre mal en los medios y en cualquier parte, que sigamos con la imagen sexista de la enfermera en minifalda y cofia sexy…No podemos seguir así a día de hoy. Por eso, hoy debería ser una jornada reivindicativa, una jornada en la que dejemos nuestras bondades y pongamos en relieve nuestras enormes carencias, para que, juntos, podamos hacer frente común y conseguir los cambios y avances que esta profesión necesita y se merece.
Necesitamos un empujón, ganas y sobre todo, creer en lo que somos capaces de hacer.

Necesitamos una representación fuerte que nos haga ser partícipes a todos y conocedora de la realidad. Deben escuchar nuestros problemas, que no son los médicos como se empeñan una y otra vez. Nuestros problemas somos nosotros: nuestros complejos y sentimientos de inferioridad, nuestra falta de lucha como colectivo y de visibilidad.

Por eso,si Florence en su cumpleaños levantara la cabeza…


Tamara Velasco Romero (enfermera del SERMAS)

Fuente: AME

Tamara Velasco Romero (enfermera del SERMAS)

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