En los últimos años los responsables del SERMAS le han cogido prestada a George Orwell una idea de su novela 1984 que les ha parecido aplicable a la sanidad madrileña: el doblepensar o “el poder, la facultad de sostener dos opiniones contradictorias simultáneamente, dos creencias contrarias albergadas a la vez en la mente”. Y es que convertir la sanidad pública, un logro de nuestra sociedad, en una distopía privatizada es algo que los ciudadanos no van a permitir si se intenta hacer directamente. Ya lo demostraron la Marea Blanca, la lucha contra el desmantelamiento del hospital de La Princesa o la más reciente movilización contra el desmantelamiento del Hospital de Móstoles. Por eso los privatizadores han tenido que refinar sus estrategias. Uno de sus nuevos métodos consiste en vendernos que mejoran la sanidad pública a pesar de que realmente la están desmantelando. Veamos tres ejemplos:
HUMANIZACIÓN
El Gobierno de Cristina Cifuentes nos dice que le preocupa la humanización de la asistencia sanitaria. Para demostrarlo, se ha creado recientemente una Viceconsejería de Humanizacón. Sin embargo, la realidad es testaruda. ¿Cómo de “humanizador” es tener los servicios de urgencias de los hospitales saturados, con pacientes en los pasillos, en camillas con delgadas colchonetas o sin biombos que preserven su intimidad al cambiarles?
EXCELENCIA
Otro ejemplo de cómo decir una cosa y mientras se hace exactamente lo contrario. Al gobierno de la Comunidad se le llena la boca hablando de excelencia, calidad….¿Dirían ustedes que es “excelente” que en Atención Primaria se les asigne a los pacientes citas de cuatro minutos con su médico? ¿Es “excelente” que el agua de algunos grifos del Hospital La Paz salga amarilla porque las tuberías son viejas y cuesta mucho dinero cambiarlas? No parece muy “excelente” que en distintos hospitales madrileños se caigan falsos techos y revienten tuberías por falta de mantenimiento.
EFICIENCIA
El mayor de todos los bulos. Nos venden que el sector público es poco eficiente, que el sector privado gestiona mejor. Intentan culpar a los trabajadores, cuando son ellos los responsables de gestionar la sanidad pública, los que llevan los mandos. Y tienen un plan y un destino: deteriorar nuestra sanidad para justificar su privatización. El hospital La Paz, de 1254 camas y un número aún mayor de sillones y sillas, tiene un solo tapicero. Evidentemente, el material está muy deteriorado por falta de personal para repararlo. Así cuida este gobierno del material pagado por todos. Y ahora le quieren dar la puntilla: el tapicero se jubila este año y no se le va a sustituir. Y por supuesto, una vez nos quedemos sin tapicero “no va a quedar más remedio” que…privatizar ese servicio. Pero ya tenemos un adelanto de lo que nos espera si lo consiguen: los servicios ya privatizados. La contrata de limpieza del hospital La Paz, a cargo de una filial de Ferrovial, cobra por no limpiar. Las condiciones de la contrata estipulan que debe mantenerse la plantilla de 301 trabajadores, y la empresa tiene 24 horas para cubrir cada baja que se produzca. En estos momentos hay más de 50 trabajadores de baja sin sustituir. ¿Qué pasa cuando falta la sexta parte del equipo de limpieza? Que las cucarachas, hormigas y demás insectos recorren el hospital, como denunciaron con imágenes los trabajadores. El problema más grave es que este gobierno lo sabe y lo permite. Porque es lo que tenían planeado.
Guillén del Barrio Blanco, trabajador en Urgencias de La Paz y Delegado Sindical del MATS