Madrid revisa en las urnas el modelo sanitario de Esperanza Aguirre: recorte público, avance privado y competición entre hospitales

En la última década, la Comunidad se ha consolidado como una de las que menos gasta en sanidad pública y en la que más han avanzado los seguros privados de salud

Los centros privatizados han aumentado sus ingresos a base de captar pacientes mientras los centros públicos perdían recursos y se evidenciaba en episodios de techos derrumbados, urgencias inundadas o precariedad de plantillas

El Gobierno regional reconoció en 2018 que no podía cubrir las bajas en su plantilla de Atención Primaria. Optó por reducir el horario de atención en 14 centros

En los últimos diez años, la Comunidad de Madrid se ha consolidado como una de las comunidades autónomas que menos gasta en sanidad pública y donde sus ciudadanos más pagan servicios de salud privados. La región ha ido derivando en un campo de competencia por captar clientes hospitalarios: los pacientes.

El Gobierno de la Comunidad de Madrid destinó 1.254 euros por habitante a sanidad en 2017, solo por detrás de Andalucía. Al mismo tiempo, un 34% de sus habitantes pagan algún tipo de seguro privado sanitario. La tasa más alta de España. En este campo, los centros públicos, los privatizados y los privados se disputan muchas veces los pacientes ya que, con ellos, llega el dinero.

Estas elecciones autonómicas coinciden con el décimo aniversario del rumbo que la entonces presidenta autonómica, Esperanza Aguirre, estableció para la Comunidad de Madrid: la competición entre centros hospitalarios y la captación de pacientes que conlleva mayores recursos económicos. Una década del sistema denominado “libre elección”.

El trasvase de pacientes se consagró mediante una ley de 2009 para que pudiera escogerse médico ya fuera de Atención Primaria o Especializada. La elección de los consultorios no modifica el flujo económico: todos son de gestión pública. La de los especialistas, al darse cabida a la privatización de hospitales, creó una competencia entre centros públicos y centros privados al cargo de alguna sociedad privada.

Aunque la Consejería de Sanidad comenzó a publicar diversos indicadores de actividad hospitalaria como la estancia media, los días de ingreso en preoperatorio o los diagnósticos conseguidos tras una consulta, para justificar que se disponía de información “transparente, completa y rigurosa” con la que sustentar la elección de un médico frente a otro, la realidad es que esta opción es muy minoritaria en Madrid. En 2017 –último balance–, supuso un 7,58% de todas las nuevas consultas especializadas en Madrid, según la Memoria Anual del Servicio Regional de Salud. 259.365 de los 3,24 millones de primeras consultas.

Sin embargo, los datos ilustran cómo, para los hospitales de gestión privada, este sistema ha servido de fuente de ingresos. Han aprovechado para engordar su volumen de atención: acumulan más “citas entrantes”, que es el término utilizado para designar esos procesos extra. Cada nuevo paciente que llega fuera de su cupo asignado se traduce en dinero.

La Fundación Jiménez Díaz acumuló 50.766 consultas extras, el Rey Juan Carlos de Móstoles 34.367, el de Collado Villalba 15.525 citas netas captadas y el Infanta Elena de Valdemoro 5.136. Los cuatro están dirigidos por Quirón Salud. El hospital de Torrejón Ardoz arroja un balance a favor de 8.913 citas.

Al mismo tiempo, la memoria refleja que los grandes hospitales públicos, de alta complejidad y que han sobrellevado recortes en sus recurso,s pierden pacientes: el 12 de Octubre mostró un saldo negativo de 16.439 primeras consultas y La Paz de 21.540. Ambos hospitales han protagonizado capítulos de caídas de techos, escasez de personal en las Urgencias, inundaciones de instalaciones, caída de los sistemas informáticos que evidenciaron su progresivo deterioro. Para ambos anunció el Gobierno regional planes de remodelación todavía en proyecto. El Ramón y Cajal experimentó una pérdida de 21.439 y el Gregorio Marañón de 614.

Esta partida no se ha jugado en igualdad de condiciones. La asignación de recursos por parte del Gobierno ha hecho que, por ejemplo en los presupuestos de ese año 2017, 23 de 29 centros de gestión pública directa tuvieran menos recursos que el curso anterior y que todos los de las concesionarias excepto uno aumentaran o se mantuvieran. Al fin y al cabo, los contratos de concesión certifican los aumentos presupuestarios con diversas fórmulas contables.

Así que, invariablemente, donde se instaló un hospital privatizado colindante a otro de gestión pública, el trasvase se ha repetido: mientras la Jiménez Díaz capta pacientes, el vecino Clínico San Carlos tuvo un saldo negativo de 6.998 primeras consultas. El Hospital Universitario de Móstoles, al lado del Rey Juan Carlos, tuvo 3.485 citas que venían de otras áreas por 12.157 pacientes que eligieron ir a otro hospital: 8.672 citas esfumadas. El  hospital 100% público ha perdido camas y plantilla con lo que su actividad deace. El gestionado por Quirón Salud ha mantenido la financiación y crecido. En la sierra, mientras el hospital de Collado Villalba ganaba usuarios de otras zonas, el de El Escorial perdía 9.243 primeras citas netas.

A menos inversión, más sanidad privada

Así, la Comunidad de Madrid encabeza el sector de los seguros sanitarios en España al tiempo que ocupa los últimos puestos en presupuesto sanitario por habitante. Y es la última, con bastante diferencia, en cuanto a inversión sanitaria respecto al PIB: un 3,7%. Es la primera provincia en cuanto a penetración de los seguros de asistencia médica y reembolso de gastos sanitarios, según la Memoria de Unespa. La Fundación Idis, el lobby de la sanidad privada, ve en este dato un síntoma positivo: “Pueden disponer de un menor presupuesto sanitario público per cápita que la mayoría de las comunidades autónomas de nuestro país”.

Efectivamente, la Comunidad de Madrid es la segunda comunidad que menos destina a sanidad pública por habitante, pero la que menos, Andalucía, tiene una tasa de aseguramiento privado casi la mitad de la madrileña: 18%. Madrid presenta una renta media por hogar de más de 30.000 euros anuales, un grupo en el que solo le acompañan Catalunya, Baleares, Navarra y País Vasco, según el Instituto Nacional de Estadística.

La expresidenta Aguirre apostó gran parte de su atractivo electoral a la construcción de hospitales. En 2003 proyectó levantar siete de golpe. Y echó mano de la concesión a empresas privadas para que fueran ellas las que pagaran a cambio de concederles la gestión total o parcial durante 30 años durante los que la Comunidad de Madrid va abonando a las empresas un canon. Parte de ese dinero público fue investigado por si financió irregularmente al PP madrileño. Mientras, este sistema está casi blindado para tres décadas: las concesiones caducan entre 2036 y 2040. La matriz de Quiron Salud, la alemana Fresenius, confía en que las próximas elecciones autonómicas en no tengan “un efecto significativo”. Su consejero delegado, Stephan Sturm, explicó al analizar el balance del primer trimestre de 2019 que espera que su posición beneficiosa no cambie al prever que el bloque de la derecha siga al cargo de la región.

El deterioro de la Atención Primaria

En esta comunidad, la media de espera para tener una cita en el médico de familia supera los dos días con picos de siete, según los cálculos del sindicato CCOO. El deterioro en Atención Primaria ha ido acumulándose hasta provocar una situación en la que, el propio expresidente regional Ángel Garrido, reconoció que no podían completar las plantillas de médicos. “Más de la mitad de las bajas no se cubren”, llegó a decir.

No ha sido una circunstancia sobrevenida ya que, en 2008, la propia Consejería de Sanidad contaba que el 54% de las jubilaciones previstas para la siguiente década afectarían a Primaria. A eso se ha añadido que, desde el Ejecutivo madrileño, la estrategia fue incentivar la creación de facultades de medicina. Cuatro nuevos centros y tres de ellos privados. La estructura no ha absorbido a los graduados para convertirlos en especialistas en Familia, Traumatología, Medicina Interna…etc. De hecho, Primaria es la especialidad que peor parada ha salido: en toda España ha acumulado una caída de una 1.000 plazas de MIR menos para formación.

¿Una consecuencia directa de este panorama? Garrido ideó un plan para cerrar algunos centros de salud a las 18.30, podando el turno de tarde ante la incapacidad para mantenerlos activos por falta de médicos.

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