El caso de la tortilla verde
El día 9 de marzo se publicaron los pliegos para licitar los servicios de restauración del Hospital La Paz bajo la figura de concurso de concesión de obra pública: es decir, todos los servicios de restauración del hospital (salvo el McDonald, claro) van a pasar a ser gestionados por una empresa privada que, por supuesto, buscará su propio beneficio y la mayor rentabilidad posible, a cambio de la explotación del servicio (durante 15 años).
Ya hay otros hospitales con este modelo de gestión del servicio de restauración. Hospitales, colegios, residencias… No ha habido que buscar mucho para encontrar los datos que reproducimos seguidamente.
En el año 2013 saltó el escándalo a los medios: la comida que se ofertaba en el Hospital de Navarra era inaceptable. Si hacemos memoria aún podemos recordar bien la tortilla verde que ocupó mucho espacio en medios y redes y que fue el desencadenante de que el servicio de cocinas navarro volviera a ser gestionado por su servicio sanitario.
La cuestión fue un poco más compleja ya que, debido a la presión ciudadana, se elevó el estándar de calidad en la alimentación de los pacientes y el servicio dejó de ser rentable para las empresas privadas, quedando vacante el concurso.
En el año de inicio de la polémica pudimos leer este artículo en un blog de una dietista de una empresa concesionaria:
“… Hasta principios de febrero la comida se cocinaba in situ, los pacientes con dieta basal (dieta sin restricciones) elegían a diario en comida y cena entre tres primeros y tres segundos. Las mismas opciones con un poco más de sal se servían en cafetería como menú del día, para que os hagais una idea.
La materia prima no era de mucha calidad, casi todo era lo más barato del mercado y la mayor parte de la verdura congelada, sin embargo, el buen hacer del personal de cocina conseguía platos muy decentes. Y por supuesto, el control dietético era escrupuloso.
Desde principios de mes, la comida viene envasada desde una cocina central y en el hospital solo se calienta. A mis jefes les trae al pairo la adecuidad dietético-nutricional de los menús si se pueden ahorrar un céntimo.
La calidad ha bajado enteros, eso si, se han ahorrado un montón de personal que se ha ido a la calle y a los que se quedan les han reducido la jornada.
El servicio de dietética cada vez tiene menos margen de maniobra, no tiene casi control sobre los menús (hace un mes el control era total y todas las decisiones eran nuestras) y no digamos sobre las elaboraciones. Aún así se hace encaje de bolillos para cubrir con un mínimo de dignidad la dietoterapia.
Imagino que los compañeros de otros hospitales tendrán condiciones similares y peores. Así que, cuando se critique (con razón) la comida de hospital, quisiera que se tuvieran en cuenta estas cosas, antes de tratar de inútiles o sinvergüenzas a los trabajadores.
Por otro lado, si queréis un consejo: reclamad, pero reclamación de las de verdad. Es lo único que hace mella. Que os quejéis a enfermería o a los auxiliares (que además no tienen ninguna culpa) no sirve para nada. Y creedme, sé de lo que hablo.
En el articulo de Iturriaga, se hacía alusión a que el precio de la comida de medio día era de 22 euros. Perdonad que me ría. 22 euros es el precio de la dieta basal a pensión completa para una semana, incluyendo desayuno, comida, merienda, cena, agua, postres… muchos centros (lo juro) están incluso por debajo de ese coste. Insisto, hablo de una semana completa.”
(Blog “Dime qué comes”).
En el año 2016 la Xunta de Galicia tuvo que relevar a la empresa concesionaria de la restauración Hospital Álvaro Cunqueiro por la mala calidad de la comida, también por la presión de los pacientes.
La concesionaria en este caso fue SERUNIÓN, la misma que a día de hoy lleva las máquinas de vending en La Paz y la que, a priori, puede estar más interesada en este concurso al llevar ya la cafetería de personal. Empresa que, por cierto, también es la concesionaria la cafetería de personal del Hospital de León, hecho que levantó ampollas en la sociedad leonesa al estar, SERUNION, denunciada por servir a los niños en los comedores escolares comida en mal estado (aparecieron gusanos en varias ocasiones, tal y como reflejó en 2 de febrero ileon.com.
SERUNIÓN aparece relacionada con múltiples polémicas sobre la calidad de la comida que sirve en sus cátering, tan solo hay que hacer una búsqueda en Google y ver los resultados.
No es la única, es cierto, pero sí es una de las que más noticias negativas han generado: SERUNIÓN es una multinacional del cátering, y como tal lo que busca es el benficio suyo y de sus accionistas, no el de profesionales y pacientes que utilizarán sus servicios.
Aquí no se pretende valorar ni la imposición de la línea fría en sí ni las consecuencias que tendrá para el personal que trabaja en las cocinas del Hospital La Paz. De eso hablaremos próximamente.
De momento, para saber quién es quién en el mundo de la restauración colectiva, este artículo de Diagonal, aunque de 2014, es esclarecedor: “El oligopolio de los comedores privatizados”.
Continuará.
Elena García
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