El pasado viernes 30 de agosto, a las tres de la tarde, el grupo Quirón despedía a Chus, enfermera de quirófano del Hospital de Villalba. El viernes siguiente a la misma hora despedían a Jorge, Técnico en Cuidados de Enfermería (antiguos auxiliares de enfermería) de la UVI. Estas dos personas sólo tenían dos cosas en común: ser trabajadores ejemplares y haber representado a sus compañeros durante las negociaciones con el grupo Quirón durante el conflicto laboral del mes de julio. Sufrieron sendos despidos disciplinarios, por razones como replicar a un superior, tardar 35 minutos en una tarea que la empresa considera que lleva 20, o porque “se ha dedicado a hacer comentarios malintencionados y dañinos”. Traducido al castellano, por alzar la voz y por ser referentes para sus compañeros, que les encomendaron representarles en este conflicto.
Este es el último golpe de Quirón, y el más directo y descarado, en este conflicto que no es solamente laboral. Los usuarios del hospital se han unido a los trabajadores mediante una plataforma vecinal. Porque bajo la superficie de pulcritud y eficiencia que Quirón intenta vender, se producen continuos fallos que afectan a los pacientes. Porque es imposible dar la misma atención que en un hospital público asignando mucho menos personal, por muy encerados que estén los suelos y por mucho que te den cita para dentro de dos días.
Los trabajadores y usuarios del hospital tienen que ganar esta batalla. La salud de todo Madrid necesita que lo hagan. Porque han roto el silencio bajo el que viven los trabajadores en la sanidad privada y privatizada. Nadie se atreve a alzar la voz para pedir un aumento, o más personal para dar un buen servicio. Porque tienen miedo. Hasta el punto de que en los últimos años ha bastado con amenazas para callarles. Indefensión aprendida.
Si pierden, ese manto de silencio volverá a regir las vidas de los trabajadores de la sanidad privada y privatizada. Quirón saldrá impune y seguirá acumulando beneficios procedentes del dinero público que recibe. El Partido Popular seguirá extendiendo la infección a cada hospital nuevo que se construya, regalando centros de salud, reformando hospitales que al abrir de nuevo son ya parcial o totalmente privados. La mala calidad asistencial, los sueldos de miseria y los despidos por ejercer derechos laborales seguirán siendo un negocio rentable.
Si ganan, demostramos que se les puede vencer. Que hay esperanza. Que los trabajadores del hospital Rey Juan Carlos de Móstoles, Infanta Elena de Valdemoro (ambos gestionados por Quirón), del Henares, Parla, Arganda, Puerta de Hierro, Vallecas…pueden, si luchan juntos, trabajar en las mismas condiciones que en la sanidad verdaderamente pública. Ninguna ley de la física impide que en unos años todos los hospitales del Servicio Madrileño de Salud vuelvan a ser 100% públicos. Quien lo impide son los privatizadores.
Basta de retiradas, de permitir que conviertan hospitales en cortijos. Con pacientes públicos, trabajadores pobres, beneficios privados y condiciones laborales sacadas de Los Santos Inocentes. En algún momento hay que decir “¡Basta ya!”. Ese momento es ahora. Ahora tod@s tenemos que dar un paso al frente y ponernos al lado de una plantilla a la que Quirón está reprimiendo por haber defendido unas condiciones dignas.
Por eso lo que pasa en Villalba nos importa a todos. Entre los trabajadores de los hospitales privatizados, muchos están ya pendientes del resultado. Puede ser la enésima derrota, amargura y silencio. O la primera victoria. La que nos inspire para que juntos detengamos la ola privatizadora y recuperemos terreno perdido. Las empresas privatizadoras y los partidos que tienen en nómina saben lo que se están jugando. Tengamos claro qué es lo que nos jugamos nosotros: derechos laborales y condiciones dignas para los pacientes. Y que un día, libre al fin de parásitos, con la Sanidad Pública dejen de realizarse negocios privados.
Guillén del Barrio. Miembro del MATS y vecino de Villalba