Conatos de huelga de hambre y protestas contra la UE entre los rescatados del Open Arms: “Necesitamos salir”

Se aproxima un temporal en el Mediterráneo Central que empeorará las ya precarias condiciones a bordo del Open Arms, donde ha aumentado la tensión en los últimos días

Un grupo de rescatados dejaron de ingerir alimentos durante un día, pero han rectificado aconsejados por la tripulación

El Diario

A inicios de esta semana, los rescatados por el Open Arms solicitaron a la tripulación papeles y rotuladores para escribir cada una de sus peticiones a los gobiernos europeos. “Abrid los puertos”, “Estamos más de 150 personas en un barco”, “necesitamos salir”, puede leerse en los carteles con los que protagonizaron la primera protesta pacífica a bordo el buque. Daban el paso de ser ellos mismos quienes lanzan su mensaje de denuncia a la Unión Europea.

“Uno de ellos empezó a leer cada una de las pancartas y el resto repetía varias veces. También nos dieron las gracias a todo el equipo”, describe a eldiario.es Francisco Gentico, voluntario en el barco desde el inicio de la misión. “Fue su propia iniciativa, fue impresionante. Muy emotivo”, indica el socorrista.

La tensión a bordo del Open Arms ha aumentado en los últimos días. El cansancio acumulado durante 13 jornadas, la falta de respuestas, la necesidad de comunicar a sus familiares que siguen con vida o la escasez de agua se empieza a traducir en episodios de crisis, alertan desde la tripulación.

El hartazgo ante la incertidumbre empujó a un grupo de migrantes a realizar un conato de huelga de hambre este lunes, pues se negaron a ingerir alimento durante todo el día, explican desde la tripulación.

Su protesta despertó la preocupación de los voluntarios, quienes hablaron con ellos en varias ocasiones ante el riesgo que podría suponer para su salud. “Les explicamos que a medida que empeoren las condiciones meteorológicas, es muy importante estar bien alimentados para evitar el mareo”, añade Gentico. Finalmente, cedieron. Este martes han vuelto a comer.

Los efectos del mareo y el agotamiento se suman a las circunstancias propias de la situación en la que se encuentran: 151 personas duermen y pasan las horas en una cubierta de menos de 200 metros. El inminente empeoramiento de las condiciones meteorológicas conforma un varapalo más en sus días de resistencia: los efectos del mareo complican la estancia a bordo de cualquier buque, mucho más en uno sobrecargado.

Algunos han empezado a presentar vómitos, y se prevé que su malestar se intensifique a medida que las olas alcancen la altura prevista de 2,2 metros, debido al temporal esperado este miércoles en la zona. El barco Open Arms ha tomado rumbo hacia el sur con la finalidad de retrasar lo máximo posible la llegada del temporal a su posición. Trataron de encontrar refugio en aguas maltesas o italianas, tan solo para protegerse del mal tiempo, pero ambos gobiernos denegaron su entrada, confirma el presidente de la ONG, Óscar Camps.

La paciencia extendida en el buque durante la primera semana se empezó a truncar a partir del segundo rescate, relatan desde la tripulación. El nerviosismo inicial ante la posibilidad de que unos fueran desembarcados y otros no ha derivado en determinadas tensiones de convivencia. En los últimos días, se han producido algunos inicios de peleas a bordo del barco, explican desde la tripulación.

“Ahora mismo están muy nerviosos. También quieren contactar con sus familias porque hace mucho tiempo que no hablan con ellos y temen que piensen que han fallecido”, describe Óscar Camps. “Se van sumando diferentes factores, todo pesa, y en algún momento puede la situación puede explotar”, alerta el presidente de la ONG.

Desde los gobiernos europeos adonde los rescatados dirigían sus denuncias aún no ha surgido ninguna solución. Ninguno de ellos ha pedido formalmente a la Comisión Europea la coordinación de las negociaciones para lograr un acuerdo que permita el desembarco de las 147 personas a bordo del Open Arms y los 356 rescatados por el Ocean Viking.

El Gobierno de España, Estado de bandera del Open Arms, tampoco ha cambiado su posición. El Ejecutivo se niega a intervenir en Bruselas para acelerar el traslado a puerto de los migrantes a bordo, ni acepta acoger a los menores que han manifestado su necesidad de solicitar asilo. Mientras la tensión aumenta en alta mar, todo sigue igual en los despachos donde se debe encontrar la solución.

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