La imagen es una fotografía tomada desde arriba. La óptica es necesaria para que resalte la majestuosidad de la escalera y los lujosos candelabros en la Opera Garnier de Paris. Casi llegando al pie de la escalera yace una mujer. ¿Muerta? Quizás. Pero sabemos que definitivamente esta inconsciente. ¿El propósito de la fotografía? Vendernos zapatos, joyas (que ni siquiera se ven bien en la fotografía) y un vestido caro.
Otra imagen nos muestra una mujer cuyas piernas cuelgan del baúl de un carro. Tal como en la otra fotografía, no sabemos si está muerta o inconsciente pero deducimos que, si no la han asesinado todavía, pues la van a asesinar en un instante ya que apoyado en el baúl del carro se encuentra un hombre con una pala escavando un hoyo en el desierto. Nos están vendiendo zapatos Jimmy Choo.
La actriz esta pálida como la cera. Sus labios con labial rojo pero sus ojos están cerrados y su entrecejo fruncido; tiene cara de dolor y está sumergida en el agua. La fotografía da la impresión de que la muchacha se ahogó.
Sangre en las paredes y en el piso. En el suelo yace tendida una mujer en posición indefensa. También ella tiene sangre por todo el cuerpo, pero ojo, quien estilizó la sesión de fotos y la comisionó, se preocupó en que la actriz fuera fotografiada muerta, si, pero en braga y en sostén, con medias hasta los muslos y tacones altos.
Es una sesión fotográfica edgy para una revista de esas que les gusta considerarse a la vanguardia. En otra fotografía de la misma sesión, la imagen es capturada desde detrás de un revolver… que apunta directamente a la cara desenfocada de la mujer.
Otra fotografía, otra mujer muerta: tiene un disparo en la frente. Su cuerpo aparece sin vida y semidesnuda sobre unas sábanas de seda roja. Aparentemente el hecho de que este “muerta” no quiere decir que a quien estilizó y creó la publicidad no se le haya ocurrido sexualizarla. La mujer (blanca tipo muerta, delgada y atractiva, según el patriarcado) tiene un maquillaje impecable, su pelo arreglado a la perfección mejor que cuando acabas de salir de la peluquería. ¿El título de la fotografía? “Preciosamente ejecutada”. Nos quieren vender un videojuego.
Otra mujer, también con maquillaje y peinado magnifico, aparece completamente desnuda y descuartizada, literalmente. ¿Que nos vende la publicidad? Zapatos y joyas.
Todas estas fotografías son parte de una página web llamaba ‘Stop Female Death in Advertisement’ (‘Basta de Mujeres Muertas en Publicidad’). La página web es la creación de Lisa Hågeby quien lo elaboro como proyecto de estudios en su rama de Comunicación Visual.
Hågeby explica que su propósito es “ilustrar y protestar contra la cosificación del rol de las mujeres en contextos comerciales, es algo que vemos frecuentemente pero que rara vez causa reacciones. Es por esto que he decidido enfocarme en la forma más extrema de la cosificación: imágenes que utilizan como motivo a una mujer muerta”.
Cualquiera quisiera pensar que el proyecto tiene solo una que otra fotografía, pero no, son muchas. Y faltan muchísimas más… El proyecto está abierto a todo el mundo que quiera contribuir con ejemplos de fotografías que lleven el mismo mensaje; el asesinato de mujeres con fines “publicitarios” o “artísticos”. Hågeby concluye su mensaje “¡hay muchísimas maneras de representar a la mujer que son más interesantes y emocionantes!” pero parece que para muchos fotógrafos y estilistas, las mujeres muertas son una fascinación mórbida recurrente. No hay violencia lo suficientemente grotesca ni sádica.
Por ejemplo, la revista búlgara 12 publico en el 2012 una sesión de fotos titulada ‘Victimas de la belleza’. Las mujeres aparecen mutiladas, con ácido en la cara, con moretones y algunas con la garganta cercenada. Las fotos buscan vender maquillaje, supuestamente. La revista recibió muchas quejas de mujeres indignadas de que se quiera trivializar la violencia contra las mujeres de esta manera, pero 12 respondió que es que todas esas mujeres son unas exageradas que no saben apreciar el arte… bueno, básicamente fue eso lo que dijeron.
El editor Huben Hubenov dijo que si quienes protestaban la sesión de fotos donde se busca vender maquillaje por medio de imágenes de mujeres violentadas hubiesen tomado el tiempo de “examinar las fotografías” se hubiesen dado cuenta de que “las chicas nos miran con fiereza, se ven seguras, ellas vencen sus heridas, más que nada. Ellas son independientes”. Si es verdad que las imágenes querían llevar un mensaje tan empoderador, me pregunto porque la revista decidió titular su sesión de fotos “víctimas de la belleza”. También me pregunto por qué será que las mujeres siempre tenemos que estar buscando empoderamiento dentro de nuestras propias opresiones como si fuese un premio de consolación patriarcal…
La publicidad que trivializa la violencia contra la mujer normaliza dicha violencia; la vuelve algo normal. “No es una mujer electrocutada,” decimos cuando vemos un anuncio, “¡es solo publicidad para vender cortinas de baño!”
Esa actitud tan passé sobre la violencia contra la mujer es una bofetada bien fuerte y sonante a todas las mujeres y niñas que no hemos tenido el privilegio de vivir una vida libre de violencia. Una mujer muerta dentro del baúl de un carro o descuartizada no deberían ser jamás “algo normal” ni trivial.
Las académicas Lauren Gurrieri, Helene Cherrier y Jan-Brace-Govan han investigado el fenómeno de utilizar la violencia contra la mujer como una treta publicitaria más y concluyen que “representar a las mujeres de manera sexualizada y como seres subyugados fomenta una cultura de la violación en la que tratar a las mujeres de maneras degradantes a través del uso de la violencia es considerado aceptable”.
No vivimos en un mundo donde nos podemos dar el lujo de hacer supuestos en el aire sobre la violencia contra la mujer y andar trivializándola como “arte” o “fantasía”. Dado las estadísticas de violencia contra las mujeres y niñas a nivel mundial, no dudo que el mismo día en que cada una de esas sesiones de fotos tuvo lugar, en algún lugar dentro de ese país, a alguna mujer la estaban torturando y violentando de la misma manera que en esas fotos donde se busca vender maquillaje o joyas o videojuegos.
¿Hasta cuándo podremos pretender que la violencia machista no es real y epidémica? ¿Hasta cuándo podremos pretender que desensibilizar una población sobre la violencia contra mujeres y niñas no conlleva consecuencias culturales y sociales?
No hay herida que el patriarcado nos produzca a las mujeres que el capitalismo no quiera comercializar y vendérnoslo como “arte” o “libertad de expresión” o “empoderamiento”.
¿Recuerdan la violación en el autobús en Nueva Delhi en el 2012 en la que seis hombres violaron, torturaron y terminaron asesinando a Jyoti Singh Pandey?
Pues menos de dos años después, ya un fotógrafo había hecho una sesión de fotos “inspirado” por el episodio tan traumático no solo para la India sino para el resto del mundo. Asquerosamente, al fotógrafo se le ocurrió hacer la sesión de fotos es dentro de un autobús, con cuatro modelos hombres agrediendo a una mujer “de manera artística”.
Explica el fotógrafo Saj Shetye que el no quiso de ninguna manera trivializar la violencia contra la mujer. Es solo que “siendo fotógrafo, el único medio que tengo de para comunicarme es a través de mis fotos… Es arte. De ninguna manera estoy tratando de embellecer ese acto, que fue tan malo. Es solo una manera de llamar la atención sobre el asunto”.
¿Ustedes que creen?
Que la percha aparezca en la foto viva o muerta es lo de menos.
Este articulo fue publicado originalmente en la revista feminista Locas del Coño en noviembre del 2016: https://www.locarconio.com/2016/11/dice-la-publicidad-patriarcal-violentadas-nos-vemos-mas-bonitas/
Fuente:Raquel Rosario Sánchez. Especialista en Estudios de la Mujer, Género y Sexualidad, luchando por la liberación de niñas y mujeres. Lucha por el desmantelamiento del patriarcado en su totalidad, pero muy especialmente, por ansias por ver el fin de la violencia contra niñas y mujeres.