LOS COSTES DE LA DISCRECIONALIDAD.
A pesar que desde 2017, la Ley 11/2017 de “ buen Gobierno y Profesionalización de la Gestión de los Centros y Organizaciones Sanitarias del S.E.R.M.A.S” establece que debe constituirse una Junta de Gobierno para la elección de cada Directivo en el que deben participar entre otros, representantes de la ciudadanía y lxs profesionales, lo cierto es que hasta la fecha, la forma más común de nombrar a estos Directivos es la arbitrariedad y la discrecionalidad.
Prueba de ello es que el 70% de lxs Gerentes de Hospitales admiten que su puesto depende casi en su totalidad , de su afinidad política y esto inevitablemente tiene un coste para la seguridad y salud de pacientes y trabajadorxs y los derechos laborales de estos últimos.
- Un Gerente advenedizo y sin escrúpulos
El caso del actual Gerente del Hospital Clínico, César Gómez Derch da muestras de esta circunstancia. Directivo desde 1999, cuando en mayo de 2006 fue nombrado Gerente del Hospital Severo Ochoa de Leganés, tuvo que superar la primera prueba de fuego con la crisis de las sedaciones paliativas, en las que por una denuncia anónima, se acusó al Doctor Montes y a su equipo de practicar eutanasias irregulares.
Su doble vara de medir le dejó en evidencia en este asunto, ya que mientras acudió raudo y veloz a la solicitud del juez Rafael Rosel para que le facilitase los datos personales y profesionales de los médicos que supuestamente suministraron dosis excesivas de anestesia a 15 pacientes de este centro y citarlos en calidad de imputados, se mostró impasible ante la caza de brujas del entonces Consejero de Sanidad del P.P. Manuel Lamela, contra el personal del Hospital que él dirigía y que se saldó con la destitución de 25 médicos y el despido de 75 enfermeras.
Ni siquiera cuando el juez archivó el caso dos años después, exculpando a los médicos acusados, al no existir pruebas de que la medicación administrada fuera la causa directa de la muerte, tuvo la más mínima empatía con estxs trabajadorxs, a pesar del daño que deliberadamente se les causó, así como a la Sanidad Pública Madrileña.
Su paso por la Sanidad Privada tampoco tiene desperdicio. Durante años, ha sido un ejecutivo vinculado al grupo San José, como Gerente general de los hospitales privatizados que este consorcio tiene en concesión pública en Chile, haciendo declaraciones como que en un Hospital concertado hay mejores infraestructuras. Si esta es su opinión, no entendemos por qué cada vez que tiene la oportunidad acude a ocupar cargos en la Sanidad Pública. Quizá sea porque mientras que para ocupar cargos en la Sanidad pública sólo es necesario mantener una cierta afinidad política y un mínimo de lealtad, en la sanidad privada se necesita además “curriculum”, aunque es posible que con su afición a falsearlos, el acceso no le resulte tan complicado.
- La compatibilidad al servicio del dinero.
Cuando Rodolfo Antuña fue nombrado “ a dedo” Gerente del Hospital de la Princesa de Madrid, tenía claro cuál debía ser el camino a seguir si quería mantenerse por mucho tiempo ocupando cargos en la Sanidad Pública o haciendo negocios en la empresa privada, pues en sus anteriores cargos ( Gerente del Hospital Virgen de la Luz de Cuenca y Gerente del Hospital del Tajo de Aranjuez) ya había utilizado la misma estrategia. Se trataba simplemente de seguir la agenda del P.P. en materia sanitaria, recortando derechos a lxs trabajadorxs y limitando la salud de lxs pacientes, a cambio de poder simultanear cargos Directivos en la Sanidad Pública, con negocios en la empresa privada.
En 2009 en el Hospital del Tajo de Aranjuez, para simultanear su cargo de Gerente con la venta de seguros privados, decidió que había que reducir la presencia de personal de la U.C.I. durante el verano, sin importarle si eso suponía poner en riesgo la seguridad y salud de pacientes y trabajadorxs y en contra del criterio de esto últimos. No hubo ninguna rectificación, a pesar de que lxs trabajadoxs hicieron llegar un escrito al Juzgado informando de esta circunstancia.
En el Hospital Virgen de la Luz de Cuenca, el coste exigido fue mayor. Para mantenerse de Gerente debía desmantelar el Hospital para luego privatizarlo, haciendo desaparecer 111 puestos de trabajo y aunque hasta sufrió una denuncia de la Junta de personal por supuestos delitos contra los derechos de lxs trabajadorxs y prevaricación, esta fue compensada rápidamente con el nombramiento de responsable de Inspección Sanitaria del Gobierno de Castilla la Mancha y cuando el P.P. perdió el Gobierno , pasó a la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid a vigilar los contratos de concesión de 4 hospitales madrileños cuya gestión estaba privatizada. Es decir “ mandaron al zorro a cuidar las gallinas”.
Sin embargo en 2017, siendo Director Gerente del Hospital de la Princesa la cosa casi se le tuerce. La cadena SER desveló que el Gerente tenía una empresa incompatible con su cargo y al investigar que esto podía ser ilegal, la transcendencia mediática provocó su cese. Pero lo arregló rápidamente y encontró empleo como consultor de Gestión Sanitaria en la empresa “ 365 Salud S.L.” dedicada a la correduría de Seguros y curiosamente con sede en su propio domicilio.
El Gerente del Hospital Puerta de Hierro Jorge Gómez Zamora, fue destituido de su cargo en 2013 por el Consejero de Sanidad en aquellos momentos ( Javier Fernández Lasquetty) alegando “no haber pedido autorización para poder compatibilizar su cargo de Gerente de un organismo Público con la secretaría de una mutualidad de previsión social”.
Esto fue lo que se dijo al menos oficialmente pero en realidad el motivo del cese tenía una dimensión mayor:
Un mes antes del cese, lxs trabajadorxs del centro se pusieron en huelga en contra de los despidos de 400 trabajadorxs y en defensa de la Sanidad Pública. La Consejería de Sanidad había diseñado un Plan, para eliminar de sus plantillas 26 categorías de trabajadorxs no sanitarios privatizando los servicios que realizan estxs trabajadorxs y entregándoselos en su totalidad a empresas privadas. El Puerta de Hierro debía ser el primer hospital Público en privatizar estos servicios, incumpliendo el pacto firmado con la Administración en 2008, en el que la Consejería se comprometía a mantener las condiciones laborales de lxs trabajadorxs que fueron desplazados del Antiguo Puerta de Hierro. Este fue el primer paso para privatizar la Sanidad y para que la concesión de los Hospitales se lo quedasen “cuatro amigos” del Gobierno regional.
Pero el Plan se encontró con la resistencia inesperada de lxs trabajadorxs del centro, que además contaron con el apoyo de las AA.VV. de Majadahonda y la Plataforma en Defensa de la Sanidad Pública de la zona Noroeste.
Lasquetty, que pensó que Gómez Zamora era la persona idónea para ejecutar dicho Plan ( ha sido uno de los más fervientes defensores de la colaboración público-privada en sanidad y el modelo de concesión), no contó con esta resistencia y al ver al Gerente incapaz de frenar la organización de lxs trabajadorxs y pacientes, en torno a la ofensiva privatizadora del P.P. madrileño, utilizó la excusa de la incompatibilidad para cesarlo y que no se descubrieran sus verdaderos planes.