-Mamá, ¿Me lees un cuento antes de dormir?
-No puedo cariño, mamá tiene que irse a trabajar.
Esta es una conversación muy común entre las sanitarias de nuestra región.
Elegimos un trabajo en base a nuestros gustos, vocación o simplemente porque creemos que es un medio de vida digno, tiene sus pros y sus contras. Pero hay condiciones que nunca deberían permitirse en ninguna profesión.
L@s sanitari@s y no sanitari@s que trabajamos en los servicios de salud de la Comunidad de Madrid nos perdemos muchas etapas de la infancia de nuestros hijos, muchos eventos sociales y familiares por nuestro trabajo por varios motivos:
En primer lugar por la precariedad: muchas compañeras no tienen un puesto fijo de trabajo hasta que no llevan muchos años trabajando. A pesar de que en el EBEP (Estatuto Básico del Empleado Público) existe la obligatoriedad de hacer fijo a la trabajadora tras la concatenación prolongada de contratos durante 3 años, las trabajadoras de la sanidad madrileña se han tirado años con contratos de días, semanas o meses, sin dejar de trabajar ni un solo día a pesar de sentencias del tribunal Europeo que lo condena. Esto hace que muchas veces no disfruten de las vacaciones que merecen o que puedan disponer de días de asuntos propios. Además, la poca transparencia en las bolsas púbicas de contratación, o la inexistencia de muchas de ellas, dificultan la contratación justa de l@s profesionales.
En segundo lugar por la turnicidad: elegimos trabajar en la sanidad madrileña, pero no a cualquier precio. Hay compañeras que están cobrando a 3 € brutos la hora de trabajo nocturno. Sueldos muy por debajo de otras cualificaciones profesionales con menos preparación y con mucha menos responsabilidad. Si ya de por sí es difícil trabajar cuando todos duermen o trabajar cuando otros están celebrando fiestas señaladas en nuestro calendario, este incentivo no hace más que hacer plantearnos si realmente nos hemos tirado años estudiando para no poder disfrutar de nuestros amigos o nuestra familia; y encima cobrando en turnos especiales peor que otras profesiones en turnos diurnos.
En tercer lugar, por el miedo: miedo a que no vuelvan a contratarnos, miedo a pedir lo que es nuestro a la administración, miedo a que nos señalen como persona “conflictiva”. Miedo a otros compañeros que no quieren que protestemos por si empeoramos las cosas.
Y a todo ello hay que sumarle los retrasos en los procesos selectivos de personal fijo, la imposición de servicios mínimos del 100% que cercenan el derecho de hacer huelga, la opacidad cuando no ausencia de traslados internos y externos… Porque la Comunidad de Madrid, lejos de ayudarnos, cada día nos lo pone más difícil: durante la primera ola del COVID restringieron las bajas de los profesionales mandando notas internas a los facultativos de atención primaria, para la cual tenías que acreditar que te estabas “muriendo” para conseguir una baja por incapacidad temporal. Han limitado, ignorando nuestro Estatuto Marco, nuestro derecho a coger excedencias por cuidados de tal modo, que si has cogido una excedencia durante 2020 y te has incorporado a tu puesto de nuevo, no podrás cogerte otra excedencia hasta nuevo aviso. Piden voluntarios para un hospital inhóspito, improvisado, levantado con fines electoralistas y especulativos. Y como no hay voluntarios suficientes, juegan con la política del miedo y nos trasladan forzosamente sin pararse a pensar que, a lo mejor, sólo nuestro trayecto al trabajo se incrementa una hora de ida y otra de vuelta.
Ya teníamos suficiente con ver a nuestra familia y a nuestros amigos “a turnos”. La Comunidad de Madrid se ha encargado de hacer perder la vocación a muchas compañeras. Se ha encargado de intentar hacer ver a la sociedad que l@s sanitari@s boicoteamos la sanidad, que nos ofrecen “caramelos” por los servicios prestados y encima somos desagradecid@s. Desagradecid@s porque no apreciamos que han hecho un hospital nuevo, que pretenden que sea referente mundial. Y en lo único en lo que la Comunidad de Madrid es referente mundial es en desmantelar los servicios públicos. Cada día las listas de espera aumentan y, en lugar de contratar más profesionales y abrir espacios cerrados ya existentes, hacen suculentas concesiones a la sanidad privada muy por encima hasta de lo exigido por la Alianza de la Sanidad Privada Española.
Las políticas liberales del Partido Popular solo contribuyen al deterioro generalizado de la sanidad pública madrileña. Recortando medios de nuestra preciada y ya precaria Sanidad, sólo consiguen que l@sprofesional@s emigren a otras zonas (de España, y del mundo) a buscar unas condiciones de trabajo dignas en las que se les reconozca como profesionales y donde puedan dar una atención de calidad a los pacientes.
Ante esta ola de desprestigio y recortes de derechos tanto para trabajador@s como pacientes, organizaciones como Juntas x la Pública, Sanitarias Necesarias, La Marea Blanca, la PLAFHC o el MATS, debemos ser los que planten cara a este gobierno basado en la especulación, el miedo y el odio a lo público. Luchando junt@s conseguiremos como en generaciones pasadas, mantener nuestros derechos y mejorarlos para el beneficio de tod@s los madrileñ@s.
Marco Portillo