ESTROFA I: EL ESPECTRO DE AGUIRRE
Díaz Ayuso, dura y aguda como un pedernal, al que ningún eslabón logró jamás sacar una chispa de generosidad, era secreta y solitaria como una ostra (o al menos su compañía no es que fuera de lo más beneficiosa). La frialdad que tenía dentro había congelado sus facciones y afilado su nariz puntiaguda, acartonaba sus mejillas, daba rigidez a su porte; había enrojecido sus ojos, azulado sus finos labios; un tono de voz aguda que invitaba a la poca credibilidad en sus palabras y una mirada siempre perdida en el mar de dudas que asomaban sobre su cabeza. Poco influían en Ayuso el frío y el calor externos. Ninguna fuente de calor podría calentarle, ningún frío invernal escalofriarle. Presidenta de la Comunidad de Madrid que pasó de ser una auténtica desconocida para el gran público en otra que aspira a trascender las fronteras de su región para pesar en las grandes cuestiones nacionales.
Jamás le paraba nadie en la calle para decirle con alegre semblante: «Mi querida Ayuso, ¿cómo está usted? ¡Qué magníficamente lleva usted la sanidad madrileña!» Ningún mendigo le pedía limosna; ningún niño le preguntaba la hora; ningún hombre o mujer le había preguntado por una dirección ni una sola vez en su vida.
Érase una vez -concretamente en los días mejores del año, la víspera de Navidad, el día de Nochebuena- en que Ayuso estaba muy atareada sentada en su despacho, mirando atentamente el gotelé de la pared buscando formas animales,humanas, igual le daba. De repente uno de los relieves le recordó a su maestra. No podía ser, veía que la figura se tornaba más real, la propia pared estaba hablando.
– Chata que sí, que soy yo.
– ¿Pero cómo vas a ser tú? , decía Ayuso intentando taparse los ojos. ¿Eres un fantasma? ¡Si aún estás viva!
– Ya chata, pero políticamente estoy muerta y hay que sacarse algo de pasta porque si yo anunciara mi patrimonio, la gente diría: «¡anda!, si decían que era rica, y no es para tanto»
– No, debe ser otra alucinación de las mías. Dime algo que me indique que esto es real.
– Sara Mago, una excelente pintora.
– Ah sí, sin duda eres tú, Espe. Ayuso empieza a acariciar el gotelé con la fisonomía de Esperanza Aguirre, en cierto sentido echa de menos aquéllos años de incalculable valor en los que llevaba el twitter de “Pecas” la perra de Aguirre con grandes éxitos como : “Los comunistas no quieren que me paseen. No quieren libertad. ¡Guau!”. Se le erizaba la piel sólo de pensarlo (18 de Mayo 2015).
– Escucha maja, en las noches consecuentes sobre la 1.00 se irán presentando fantasmas de la sanidad , no hagas ni puñetero caso seguramente serán unos pagados como las enfermeras ésas del Ramón y Cajal …
– ¿Y cómo sabes eso?
– En mis tiempos de presidenta también se me presentó un fantasma, el del hijo de puta ése de Gallardón …
Ayuso la interrumpe casi con lárimas en los ojos.
– Muchas gracias Espe …
– Y recuerda….yo destapé la trama Gürtel
– Claro que sí Espe, claro que sí…. Decía Ayuso mientras con su mano despedía la figura que iba desapareciendo entre el gotelé.
ESTROFA 2: EL PRIMERO DE LOS 3 ESPÍRITUS
Y llegó la una de la noche siguiente. Ayuso estaba viendo «El Hormiguero» gritándole a la tv :»Qué gracioso eres extraño gnomo pelirrojo» mientras de su boca salían restos de palomitas que estaba degustando. La luz tornó en oscuridad. «Mucho hotel pero qué ostias pasa con las luces Sarasola?» pensaba nuestra protagonista sobre su amigo Kike Sarasola empresario y dueño de la cadena hotelera Roommate que le prestó la Suite donde ahora se encontraba. De la televisión empezó a emerger una figura antropomorfa, no tenía rasgo alguno. A través de ella sólo salía luz con unas rallas molestas, algo así como el Canal + codificado en los 90. Ayuso se escondió tras el sofá orejero donde estaba antes sentada, la extraña figura empezó a emitir imágenes nítidas que eran conocidas para Ayuso. Juntos y sonrientes, Lamela y Aguirre visitando las obras de los nuevos centros de salud y a acudiendo a inauguraciones de hospitales como el Hospital del Tajo en Aranjuez. Fue Manuel Lamela quien introdujo a Esperanza Aguirre a la privatización de la Sanidad en la Comunidad de Madrid. Fue él mismo quien firmaba las concesiones a empresas privadas para la gestión de hospitales públicos.
Las imágenes se aceleraba con los mismos protagonistas firmando la concesión del Hospital del Tajo en 2005, aceptando que la Comunidad de Madrid pagase a constructora Hispánica la cantidad de 9 millones de euros anuales, durante 30 años por hacerse cargo de esta gestión, el escándalo de las sedaciones a enfermos terminales en las Urgencias en el hospital Severo Ochoa de Madrid. Fue él quien llevó el timón en la campaña difamatoria que impulsó, especialmente, contra el doctor Montes.Siguen imágenes de Lamela fundando dos empresas dedicadas con la sanidad privada, centradas en la promoción de Madrid como destino turístico sanitario.
<<Qué pesadez con el Lamela éste, no me mola nada ésta peli…>>pensaba Ayuso mientras seguía observando las imágenes asomando la cabeza detrás del sillón Orejero.
La figura mostraba ahora a Juan José Güemes reunido el 23 de septiembre de 2008, siendo consejero de Sanidad de la Comunidad de Madrid, con empresarios del sector sanitario privado para presentandoles el Plan de Infraestructuras Sanitarias,el entonces consejero de Sanidad de Aguirre y hoy miembro del Consejo de Administración de la empresa sanitaria Unilabs, detalló a los empresarios qué oportunidades de negocio ofrecían los nuevos hospitales, entonces en construcción, de Collado-Villalba, Torrejón, Móstoles y Carabanchel (de gestión privada) y en la reforma integral de los tradicionales (Gregorio Marañón, Ramón y Cajal, Móstoles, La Paz y 12 de Octubre).
La imagen de Güemes desaparece al mezclarse con otras de manifestaciones frente a Hospitales, Mareas Blancas.. En un momento la extraña figura deja de emitir y desaparece de la habitación, vuelve la luz.
<<No vuelvo a tomar coca – cola por la noche>> se dice Ayuso mientras se incorpora y vuelve a sentarse en su sofá con restos de palomitas.
ESTROFA 3: EL SEGUNDO DE LOS 3 ESPÍRITUS
Esta vez, Ayuso no quería que este fantasma la tomara desprevenida, así que abrió las cortinas de su cama y lo esperó despierta. Al dar la 1:00, nadie había ido por ella, pero cruzando su puerta se reflejaba una luz roja. Ayuso se levantó para ver qué había tras la puerta y se encontró con el segundo de los 3 espíritus, dentro del baño.
<<Joder, ya estamos otra vez y yo meándome>> pensó mientras observaba un espectro que iba vestido con una sencilla sábana blanca, bordeada de surcos amarillos y tonos oscuros de no haber sido bien lavada<<Buen trabajo Ilunion>> . Bajo la sábana se podía apreciar un EPI. Sus pies, que se observaban debajo de los amplios pliegues de la prenda, estaban desnudos; y sobre su cara llevaba gafas antigotas,sobre su boca una mascarilla FFP2. Sus ojos chispeantes, su mano abierta, su alegre voz, su franco comportamiento y su aire jovial tranquilizaron un poco a Ayuso. El espíritu se presentó como el espectro de la Sanidad Presente.
– Entonces el de ayer era…. Oh joder, ¿el de la Sanidad Pasada?
– Sí, ¿no te diste cuenta?
– Nah, menudo coñazo de película la de ayer.
Ambos viajaron hasta la ciudad, una ciudad muda, envuelta en niebla y un frío intenso. Fueron a distintos hospitales de la Comunidad, éstos sí con un trajín incesante de Sanitarios y mal llamados no sanitarios abriendo plantas COVID y luchando hombro con hombro por la vida de cada paciente. Llegado el momento estaban en el Zendal, un Hospital sin UCIS, sin habitaciones individuales, vulnerando la intimidad del paciente,un Hospital con sólo tres intensivistas, sin laboratorio, ni radiólogod y sin quirófanos donde los pacientes eran trasladados a otros hospitales si su salud empeoraba. Los trabajadores estaban apesadumbrados, les habían obligado a ir a trabajar a ése páramo sin seguir el procedimiento reglado de movilidad de profesionales previsto en el Estatuto Marco, en el Plan de Ordenación de Recursos Humanos del SERMAS y vulnerando el Acuerdo de Bolsa del Sermas de 2016 dejando a los otros hospitales sin ésos refuerzos.
– Estas desvistiendo un Santo para vestir otro, Isabel, comentó el Espectro.
– Éste es y va a ser el mejor hospital de Europa además ha salido por sólo 50 millones, replicó Ayuso
– De momento ya vamos por cien… y mira, los trabajadores no están nada contentos, decía el espectro mientras señalaba a un enfermero que estaba comentándole a su supervisora que renunciaba a su puesto pues era intolerable el desastre que allí se podía apreciar. La supervisora con lágrimas en los ojos solo atinó a contestar que lo entendía.
ESTROFA 4: EL ÚLTIMO DE LOS 3 ESPÍRITUS
En punto de la una, Ayuso divisó un fantasma solemne, con sábana y caperuza, que venía, cual una niebla, por el suelo, en su dirección. El fantasma se acercaba lenta y gravemente en silencio, parecía desparramar pesadumbre y misterio. Iba arropado con una prenda negra, que le escondía la cabeza, la cara, su forma, y no dejaba nada visible de él excepto una mano extendida. Ayuso le preguntó si era el espectro de la Sanidad por Venir, pero el espectro no contestaba ni pronunciaba una sola palabra, únicamente señalaba con su mano la dirección. Ayuso le seguía en la sombra de su manto.
Volvieron a los hospitales que visitó el día anterior, todos estaban mucho más deteriorados, había la mitad de trabajadores que ayer, sus uniformes estaban sucios aunque decían que los acababan de coger de la lavandería en bolsas de ILUNION, las habitaciones de los pacientes eran prácticamente escombros, un cartel de FERROVIAL colgaba en cada habitación. Los hospitales parecían carteles publicitarios, se habían convertido en sitios con trabajadoras estresadas, pues tenían que hacer el doble de trabajo que hace años debido a las constantes reducciones de plantillas lo que provocaba una peor atención al paciente.
– ¿¿Entonces?? ¿¿Seguiré siendo presidenta??
El Espectro de la Sanidad futura agachó la cabeza alicaído y desapareció como puede hacerlo nuestra Sanidad Pública.
Alfonso Celemín