Los hospitales madrileños, al límite: las UCI llenas, trabajadores contagiados y falta de material

La escasez de material de protección pone en riesgo las vidas de unos sanitarios y trabajadores cada día más desbordados. La falta de limpieza, información, camas y respiradores dificultan la atención de los miles de enfermos de coronavirus.

 

Público

Beatriz Asuar/ Jairo Vargas

La crisis del coronavirus avanza y los hospitales cada vez están más saturados. Los profesionales sanitarios están desbordados, la falta de material de protección pone en riesgo sus vidas y cada vez más pacientes pasan horas sin acceso siquiera a una cama. La Comunidad de Madrid es la más afectada de todo el país por la pandemia. En ella están 6.777 contagiados de los 17.147 casos contabilizados, 590 ingresados en UCI de los 939 del total y 498 de los 767 fallecidos. La incertidumbre sobre cómo evolucionará el virus y los casos ocultos multiplican el problema.

“No es medicina convencional, sino de guerra”, resume una médica de Puerta de Hierro para explicar la situación que se está viviendo. No exagera. Esta percepción se comparte entre los profesionales sanitarios y trabajadores de hospitales.

La falta de material es el problema más urgente. Este jueves han llegado al Hospital Infanta Sofía, el centro logístico desde dónde se reparte el material, centenares de cajas. Pero aún hoy hay sanitarios que tienen que ponerse batas desechables que no son las que se necesitan para atender a los pacientes. Hay quienes tienen que recurrir a bolsas de basura. Otros se llevan sus propias mascarillas fabricadas en casa. 

Las UCIs, además, cada día están más llenas. Hace tan solo una semana había 1.990 casos de contagiados en la región y 180 personas en UCIs. Las cifras del ministerio de Sanidad de este jueves situaban a los contagiados en la comunidad en 6.777, con 590 ingresados en UCIs. Pero, lo que más afecta al sistema sanitario, es que mientras el virus avanza también crece el personal sanitario de baja por contagio. Hay nuevas contrataciones, pero en la mayoría de los casos no son las suficientes.

Todo esto hace que los hospitales pasen por situaciones realmente críticas. El miércoles por la noche llegaba a Público un mensaje de socorro de una trabajadora y delegada sindical de Comisiones Obreras (CCOO) del Hospital Severo Ochoa de Leganés: “Entre las cosas que piden los trabajadores de las Urgencias es que se les abastezca de agua, de botellas de agua. Pasan muchísima sed con el traje, con la máscara, con las gafas, con todo. Botellas de agua, por favor”, reclamaba angustiada.

La situación del Severo Ochoa seguía igual de crítica este jueves. El secretario de Sanidad de UGT Madrid, Julián Ordoñez, estuvo esta mañana y describe: “Es dramático. Había más del doble de personas que puede haber en Urgencias. Están preparadas para 90 y había 240. Los pacientes están en sillas de plástico. No hay equipos de protección individual (EPIs) para todos los trabajadores”. 

En el Hospital Puerta del Hierro no llegan al colapso por ahora. Aún hay algunas camas libres, pero los casos van aumentando día a día. “Faltas EPIs y mascarillas. Necesitamos más respiradores y tests para diagnosticar el virus. Y cada vez la carga de trabajo es mayor. Los compañeros de otras especialidades van a las Urgencias y a plantas de pacientes ingresados por el Covid-19. El problema es que, como en la guerra, estamos cayendo muchos sanitarios. Cada vez hay más compañeros de baja”, alega una facultativa a este medio.

También se encuentra en una situación complicada el Hospital Príncipe de Asturias de Alcalá de Henares, donde “no se han cubierto ninguna de las necesidades básicas de seguridad desde el primer día”, asegura a Público Rubén Herrera, enfermero de las urgencias del Hospital y delegado del sindicato MATS.

                                                                     En el hospital de Alcalá hay 180 bajas entre sus trabajadores

El resultado han sido 165 bajas de personal sanitario y 35 de personal no sanitario hasta el pasado martes, expone Herrera. En concreto, apunta, unos 20 profesionales de enfermería de los alrededor de 70 que constan en plantilla están de baja por el virus. Nueve de los 21 médicos adjuntos de urgencias también están de baja. “Se realizan nuevas contrataciones todos los días pero apenas se nota por la gran cantidad de profesionales de baja, que son casi el 25%. El personal que llega es muy joven y muchos aún no están del todo formados”, apunta.

Les faltan los equipos de protección individual a todos los niveles y, aunque se hacen pedidos, no llegan para abastecer la demanda de mascarillas, guantes y batas de este hospital público con 507 camas. Se han habilitado salas para aumentar la capacidad, como el gimnasio de fisioterapia y la biblioteca, donde se instalan nuevas tomas de oxigeno. “A pesar de todo no vamos mal porque hemos derivado alrededor de cien pacientes de las urgencias a hospitales privados”, sostiene Herrera, que también incide en que lo que no se ha reforzado es el personal no sanitario.

Mientras que el Clínico de San Carlos está “prácticamente colapsado”. María Ángeles Martín, trabajadora del hospital y delegada del MATS, pide urgentemente más personal y más material: “Se están reutilizando mascarillas quirúrgicas. En el mejor de los casos, se recibe una mascarilla para la misma jornada. Los sanitarios se ponen una bata encima de la desechable, la tiran y se ponen otra para hacer las visitas en las habitaciones. Las gafas son las mismas cuando lo adecuado es que se vayan cambiando. Por esto aumentan tanto los profesionales que dan positivos, aunque el número completo no nos lo dan”, alega.

Aunque hay trabajadores como los celadores, los pinches o los lavanderos que no tienen nada de material y que también lo necesitan porque están en contacto con los enfermos. Ya ha habido casos de contagios entre ellos.

                                                             En las UCIs de los hospitales ya casi no quedan camas libres

Además, denuncia que estén pasando por la falta de espacio y material teniendo a unos metros del Clínico el pabellón 8 de la ciudad universitaria, el instituto cardiológico y el hospital antiguo Puerto del Hierro que están equipados. “No entendemos que se medicalicen hoteles y no se utilicen estos espacios”, explica. En este hospital esperan que en tres días tengan adaptadas varias salas de anestesiología y reanimación para atender el desborde de casos por coronavirus.

En el Hospital Universitario de Móstoles la situación no es más esperanzadora. “En Urgencias los pacientes están esperando hasta en sillones. La gente está renunciando a sus libranzas. Recursos Humanos no da a basto”, explica Montse Uguina, delegada sindical de CCOO. Allí, el personal que atiende la admisión de paciente no tiene material de protección. Los EPIs para el profesional sanitario escasean. Y, aunque no tienen datos concretos, ya son varios los contagiados.

El Infanta Leonor también atiende prácticamente solo a contagiados del coronavirus.  También se han montado UCIs en anestesiología y reanimación. Está lleno, pero no colapsado. Entre otros motivos, porque se realizan traslados a hospitales privados y al Virgen de la Torre. 

“Hay enfermeras que se están quejando de que no tienen EPIs. A los médicos, nos insisten si nos las dan. El otro día tuve que decir que no iba a seguir atendiendo si no traían mascarillas a un padre que no paraba de toser y que venía con su hija. Trajes no hay. Y respiradores sólo quedan unos pocos”, explica una médica de este hospital. 

                                  “En la UCI ya no hay camas. Nunca sabes cómo te encontrarás el hospital al día siguiente”

Además, la facultativa considera que si están saliendo adelante es por la capacidad de autoorganización del personal sanitario y no por la gestión que ha venido de arriba. “Hasta ahora hemos ido por detrás todo el rato. Y las cifras que tenemos son falsas. Se hace el test a una de cada diez personas. Los números que tenemos hay que multiplicarlos por diez para conocer la magnitud del problema”, denuncia.

El 12 de Octubre aún no está colapsado, pero está lleno y cada vez tiene menos plantas que no estén destinadas a tratar a los enfermos por coronavirus. Hay dudas de si mañana habrá camas en todas las plantas. “En la UCI ya no hay camas libres. No sé cómo nos encontraremos el hospital mañana”, explica una de las enfermeras.

La trabajadora reflexiona, además, sobre cómo vive el personal sanitario esta crisis: “Hay un estrés tremendo. Yo tengo mucha ansiedad. Lloro muchísimo. Te da miedo transmitir la enfermedad fuera del hospital. Tengo que vivir con mis padres, no tengo otra casa y me da mucho miedo. Creo que la población nos quieren cuidar, pero las altas esferas no nos están cuidando”.

La Paz y el Princesa resisten pero se ensucian

El Hospital Universitario La Paz es de los pocos donde no escasea el material de protección. “Tenemos mascarillas, batas, gafas y prácticamente de todo y en cantidades por el momento adecuadas”, explica Guillén del Barrio, enfermero y delegado del MATS.

Tampoco falta personal, apunta. “Las contrataciones están llegando y se cubren bajas y se refuerzan los servicios, salvo por el personal no sanitario”, apunta. Destaca la importancia de los celadores, sobre todo para trasladar a planta a los paciente del gimnasio que se ha habilitado para atender a enfermos de Covid-19. “También falta personal de limpieza. Desde siempre han faltado pero ahora se nota mucho más y no se está reponiendo”, sostiene para criticar la contrata con Ferrovial. “El suelo del gimnasio empieza a ponerse negro ya”, advierte.

Afirma que el estrés es la tónica general y que las urgencias están desbordadas hasta el punto de que se están reforzando con personal de medicina interna de varias especialidades, pero que también es el único servicio del hospital “que no va justo de nada”, después de años de fuerte denuncia por falta de personal y colapsos en las urgencias durante las campañas de la gripe.

En el Hospital de la Princesa pasan por el mismo problema. “El servicio de limpieza en el Princesa está externalizado. Lo tiene la empresa Clece y no han contratado a más personal. Es un problema que ya teníamos de antes, pero ahora esto es aún más importante. Las limpiadoras están desbordadas y necesitamos más”, denuncia una trabajadora.

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