Cada vez que llueve, los trabajadores de los hospitales públicos de Madrid se echan a temblar porque saben perfectamente que su lugar de trabajo puede llenarse de goteras en pocos minutos.
Gran cantidad de imágenes se han difundido, sobre todo desde la cuenta Urgencias y Emergencias de Madrid en Lucha, en las que se pueden ver perfectamente las consecuencias del poco y mal mantenimiento de los hospitales públicos de la Comunidad de Madrid.
Ayer, la gran tromba de agua que se produjo, y que causó fuertes daños en Arganda y Valdemoro mayoritariamente, también se dejó notar en el hospital de El Escorial, el hospital de La Paz, el de Getafe y los laboratorios de la Fundación Jiménez Díaz.
La cuenta Urgencias y Emergencias de Madrid en Lucha ha difundido varios vídeos en los que se aprecia perfectamente cómo llueve, literalmente, dentro de varios hospitales.
“Hay goteras en seis de los treinta hospitales que tiene la Comunidad de Madrid, lo que se traduce en que uno de cada cinco hospitales sufre cada vez que hay tormenta”, explica Guillén del Barrio, uno de los representantes de Urgencias y Emergencias de Madrid.
“El presupuesto de mantenimiento en los hospitales públicos no ha dejado de bajar desde 2012 y cada vez que hay lluvias, algún hospital sufre las consecuencias. Parece que es la fórmula que están teniendo para dejarlos morir”, concluye.
Las imágenes de las inundaciones dentro de los hospitales públicos tras la gran tormenta de ayer no son un caso aislado. Muchos colectivos y profesionales han denunciado que esta situación se repite una y otra vez.
El pasado 22 de julio, el hospital Universitario La Paz volvió a inundarse tras una tormenta que generó filtraciones en un falso techo de una de las habitaciones, obligando el traslado de dos pacientes, pero las lluvias no son a lo único que deben enfrentarse los hospitales públicos por culpa del escaso mantenimiento.
El 12 de abril de este año, la rotura de una tubería inundó el despacho del Sindicato de Enfermería de Madrid, con la posterior pérdida de documentación. En ese mismo hospital, otra rotura inhabilitó cuatro quirófanos en octubre del 2018.
El 22 de octubre de 2018, el hospital Ramón y Cajal sufrió la rotura de dos tuberías que inundaron parte del hospital y ese mismo mes, concretamente el 11 de octubre, el hospital sufrió otra rotura de una tubería con las posteriores consecuencias.
En enero del 2018, en el hospital Doce de Octubre también hubo un reventón que dejó durante mes y medio inhabilitada la UCI para niños.
Lo acontecido ayer en, al menos cuatro hospitales públicos de Madrid, es la enésima consecuencia de la falta de manteamiento con la que parece que se pretende destruir la sanidad pública. El balance de legislatura (2011-2019) de la Comunidad de Madrid es realmente desolador. Según datos recogidos por el Observatorio Madrileño de Salud, la sanidad pública madrileña está muy alejada de la media del resto de comunidades autónomas.
Según indica Atención Primaria, en 2010 el presupuesto de la sanidad pública madrileña se situaba en el 12,67%, mientras que en 2019 ha bajado a un 10,97%.
Esta forma de destruir la sanidad pública no es casual y es que, Esperanza Aguirre, durante su presidencia en la Comunidad de Madrid (2003-20012), se entregó a la teoría que proclama la excelencia de la gestión privada frente a la sanidad pública. La expresidenta no cesó en su empeño de privatizar la sanidad y, en el año 2011, destinó un 34% del presupuesto en sanidad a pagar la asistencia sanitaria concertada.
En tan sólo cuatro años, la sanidad madrileña ha perdido 800 camas hospitalarias pese al aumento de la población. Y, este verano, la sanidad pública madrileña ha cerrado más de 2.000 camas en los hospitales públicos, unas 500 camas más que el año pasado.