Los tres profesionales del Servicio Vasco de Salud que han denunciado el fraude en la OPE dan la cara por vez primera en una entrevista en la que aseguran sentirse perseguidos
«Hablamos de casi 2 millones de euros para cada médico que es colocado en las oposiciones de Osakidetza», estiman quienes llevan desde marzo reuniendo pruebas de las presuntas filtraciones
Actas notariales ‘adivinaron’ antes del examen los aprobados en las oposiciones de Osakidetza, el Servicio Vasco de Salud
Manoel sabe llegar al punto acordado para la entrevista. No es la primera vez que hace el camino. Hace unos cuatro meses, en marzo, explicó a este periódico que «estudiar no sirve de nada» en los exámenes de especialidades médicas de la gran oposición para el Servicio Vasco de Salud, la OPE de Osakidetza. En aquella conversación, mantenida con el compromiso de anonimato, este anestesista denunció que algunas pruebas de la OPE de la sanidad vasca estaban manipuladas para beneficiar a un grupo de facultativos muy concreto. Prometió que buscaría pruebas para denunciarlo. El 1 de junio este periódico publicó la existencia de indicios de irregularidades en Anestesiología y en Cardiología. Ese mismo día, la Cadena Ser citó una denuncia similar en Angiología.
La siguiente semana fue frenética. Los sindicatos elevan a una veintena las pruebas con indicios de que se produjeron filtraciones y Osakidetza, obligada a activar una investigación interna, ha paralizado
cuatro de ellas –las tres citadas y Cirugía Plástica- y ha eliminado un ejercicio de una quinta, Pediatría. La Fiscalía y el Ararteko, el Defensor del Pueblo Vasco, también están sobre el asunto y en el Parlamento la oposición se ha echado encima del consejero de Salud, Jon Darpón.
Manoel Martínez no ha estado solo en su cruzada para denunciar las irregularidades. Con él han trabajado codo a codo otros dos anestesistas del hospital del Alto Deba, Roberto Sánchez y Marta Macho. Por primera vez, los tres juntos deciden dar la cara y contar su historia en primera persona, sin ocultar su identidad. Lo hacen porque se sienten perseguidos. Creen que Osakidetza no busca esclarecer las posibles irregularidades en la OPE, sino conocer quiénes son ellos y por qué han actuado así. Tienen constancia de que se ha preguntado a compañeros suyos si conocían a los que han «boicoteado», dicen, la OPE. «Creo que tienen intención de poner un parche y de que no se propague el incendio. Ahora mismo están en modo control de daños y vienen también metiéndonos miedo. Ahora resulta que los malos de la película somos nosotros porque hemos traicionado el corporativismo de la profesión. Tenemos que hacer algo», resume Roberto, el más facundo de los tres.
Manoel, ¿por qué sabía dos meses antes del examen de Anestesia que no merecía la pena estudiar?
Manoel: Llevo sólo un año en Euskadi y trabajando en Osakidetza ahora hará ocho meses, más o menos. Antes de entrar, oí hablar de que esto ocurría y, sinceramente, pensé que eran maledicencias. Pero, al empezar, en la primera o segunda semana, me confirmaron que era así, que aquí las OPE no se aprueban estudiando, que se aprueban porque alguien te da acceso a las preguntas del examen.
¿Quién se lo confirma?
Manoel: Roberto. Él estaba de guardia. De guardia estás en expectativa de trabajo y muchas veces tienes horas muertas, en las que la gente estudia o lee. Y vi que estaba estudiando árabe. Yo sabía que tiene experiencia, que tiene dos especialidades. De donde yo vengo, en Galicia, él sacaría plaza seguro en una OPE. Como aprobara el examen, que lo hace el 80% de la gente, tendría plaza. Igual en un hospital comarcal, pero tendría plaza. Y le pregunté: ‘¿Por qué no estás estudiando si hay una OPE a la vuelta de la esquina?’. Me miró como si fuera un extraterrestre. Me llevó por el resto del servicio y por otros servicios y les dijo a los demás: ‘¡Mirad, éste se cree que las OPE se aprueban estudiando!’. Todo el mundo –no hablo de una o dos personas, hablo de todo el mundo- me confirmó que eso era así. Y no sólo el estamento médico: está en conocimiento del resto de personal del hospital.
¿Entre esas personas había facultativos con plaza que habían sido beneficiarios de las filtraciones?
Manoel: También. Es más difícil que lo comenten, pero también.
Roberto: Yo tengo muy buenos amigos con plaza que incluso me han dado su apoyo en este momento. Pero esto es muy sencillo: o accedes a esto o no tienes plaza. No hay otra opción.
Manoel: Nunca ha existido otra opción. La percepción es que el sistema es ese y punto.
Roberto: Si tú te estás quieto y en un sitio donde haya alguien que esté en un tribunal, jefe de servicio o no, llegará tu hora. Ahora, si eres díscolo o si protestas, tu momento no va a llegar nunca. Y en los comarcales tampoco llega ese momento porque, salvo excepciones, no tienen gente en los tribunales. La gente explica que es algo montado para los nuestros, para que si tienes antigüedad no tengas que pasar el trago de tener que estudiar y para que no se te cuele alguien de fuera. Así te lo suelen justificar. Es fácilmente imaginable que este tipo de cosas llevan a la acumulación de poder de la gente que está en el tribunal de hospitales grandes. Estoy alucinado con la reacción de mucha gente después de los exámenes… Ahora nosotros somos el villano absoluto de esta historia por traicionar al sistema, por haber perturbado la vida tranquila de mucha gente.
¿Quién elige a los beneficiarios de las plazas y cómo lo hacen?
Manoel: Eso se contesta con otra pregunta: ¿quién tiene interés en contratar a unas personas y no a otras? Y sobre todo: ¿quién tiene la capacidad para hacerlo?
Roberto: Lo que responderían los partidarios de que este sistema siga vigente es que esto se basa en la antigüedad. Pero hay méritos que se pueden hacer, méritos hereditarios o trabajos que puedes haber hecho, que vean que estás más dispuesto…
Manoel: Evidentemente, el responsable es el que tiene las preguntas y el interesado en tener a cierta gente en ciertos sitios.
¿Cómo se filtra el examen?
Marta: Al elegido se le convoca en un determinado lugar el día de antes del examen. Se le entrega un sobre con la cantidad de preguntas que el que las da cree necesarias para colocarle en el puesto que estima. Se entrega en mano y las preguntas están escritas a boli.
La prueba del algodón de esto que dicen es el testimonio de algún arrepentido que se haya beneficiado de este sistema. ¿La tienen?
Marta: Tenemos el testimonio de gente hablando en el hospital con otros compañeros. Es una cosa que se sabe y que te lo cuentan. ‘Un día va a llegar tu turno y te van a llamar al despacho’. Pero sí, la gente que ha recibido [la filtración] no quiere hablar.
Roberto: Nosotros confiamos en que haya algún arrepentido. ¿Por qué? Aunque esto esté extendido y normalizado, no se puede perder la perspectiva de que hablamos de delitos que conllevan cárcel e inhabilitación. Confiamos, primero, en que la gente que está fuera del sistema levante la voz y reclame su derecho a entrar por méritos. Y, segundo, esperamos que haya gente dentro que en vez de descargar su ira sobre nosotros se lo piense dos veces y empiece a pensar en defenderse. Estamos hablando de delitos. Es el título XIX del Código Penal del 23 de noviembre de 1995. Te pueden caer de 5 a 10 años de cárcel y tantos o más de inhabilitación.
Marta: Mira, como todo el mundo nos pedía una prueba real de que esto estaba ocurriendo, bajo consejo sindical decidí ir a pedir las preguntas del examen a mi hospital de referencia, al centro en el que me formé. Fui allí y pedí apadrinamiento directamente, que es lo que se suele hacer. ‘Hola, vengo a pedirte apadrinamiento porque estando donde estoy ni siquiera me voy a acercar a una plaza. Tranquilo, que no pienso perjudicar para nada la lista de gente que tienes para darle las preguntas. Yo me quiero quedar en el comarcal y nada más’. Esto fue bastante antes incluso de que se conformara el tribunal, pero esta persona iba a formar parte de él. Su respuesta fue ‘Es que yo todavía no sé si voy a formar parte del tribunal. Pásate si eso a final de mes’. No conseguí las preguntas, como es obvio [Risas] Así que sí, hay pruebas.
¿Esa persona no se mostró sorprendida cuando le hizo ese planteamiento?
Marta: No.
¿Tienen constancia de que se usen códigos de algún tipo durante los exámenes para identificar a los beneficiarios en el proceso de corrección?
Marta: No tenemos constancia, pero es algo que nos han contado.
Manoel: Son rumores.
Roberto: No podemos afirmarlo.
En esta OPE participaba el Instituto Vasco de Administración Pública (IVAP) en la primera de las dos pruebas, la teórica. Los tribunales sólo se encargaban de la segunda, el ejercicio de casos clínicos prácticos.
Roberto: A esta OPE querían darle una pátina de…
Manoel: De decencia.
Roberto: Sí, de decencia. De hecho, lo dijo Darpón [el consejero de Salud] en sede parlamentaria. Dijo que había pedido una OPE limpia. A mí me sonó al chiste del capitán que escribía en el cuaderno de bitácora que su contramaestre ese día no estaba borracho. ¿Está queriendo decir que el resto de OPE no son limpias? Para eso, en vez de que los tribunales de especialidad pusieran todo el examen, esta vez le daban cierto protagonismo a un ente externo, al IVAP. ¿Qué ha pasado? Estadísticamente parece ser que para poder tener los resultados deseados, si no manipulabas la parte del IVAP, tenías que manipular mucho el segundo. Eso es lo que parece que ha pasado. Y aún así hay indicios estadísticos de que en alguna prueba también ha habido filtraciones de la parte del examen del IVAP. Por lo tanto, esto ha ido más allá de Osakidetza.
Marta: Este año la gente estaba más intranquila con el tema del IVAP, la verdad.
¿Cómo fueron los exámenes?
Manoel: Los exámenes eran dificilísimos… No se entiende que el 73% del personal de Enfermería apruebe el examen teórico y en una especialidad médica no aprueben ni la mitad.
Se lo decía porque ha habido miembros de tribunal, en Angiología y en Cardiología, que han denunciado las anomalías de los resultados y la dificultad de los exámenes.
Roberto: El mejor anestesista del mundo no habría aprobado el examen que nos pusieron a nosotros.
Manoel: Se lo pasé a todos mis compañeros de Galicia y no daban crédito.
Marta: Eran preguntas que no se correspondían a nuestra especialidad.
El consejero de Salud y el PNV les afean a ustedes y a quienes han colaborado con ustedes que se conociera un presunto delito y no se hiciera nada para evitarlo.
Roberto: ¡Pero si lo denunciamos! Delante del Ararteko y delante de la Fiscalía.
Marta: En el Ararteko estuvimos en dos ocasiones. La primera vez fui yo a Bilbao. Me atendió una chica que alucinaba según le iba contando todo. No se lo creía. Decía que era algo muy grave. Cuando llegó una compañera, me dijo que estaba al tanto, que sabía que era verdad pero que, hasta que no consiguiese las preguntas del examen antes de la OPE y se las presentase, no podrían actuar. Ellos lo sabían, eran conscientes de ello.
Roberto: Yo volví al Ararteko el 9 de abril. Y dejé una queja escrita. “En anteriores OPE se han entregado partes o el examen completo a personas opositoras que los tribunales habían considerado que eran las candidatas para cubrir las plazas. Este es el sistema habitual de adjudicación de plazas en las especialidades médicas de Osakidetza. No hemos presentado denuncia previa en Osakidetza por miedo a represalias”. El Ararteko me contestó antes de la OPE, en mayo, que las irregularidades se habrían producido otros años en el momento de realización de los ejercicios, por lo que en aquel momento no se había producido ninguna. Y nos sugirió que lo planteásemos ante la Administración cuando ocurriera. ¿Qué pasó el 1 de junio, cuando estalló este escándalo? Que el ‘ararteko’, Manuel Lezertua, se reúne seis horas con Darpón. Y decide abrir una investigación. Todavía no me ha llamado para decirme que fui un mentiroso en abril.
También denunciaron en la Fiscalía.
Marta: Puse la misma queja prácticamente. Pero a los 10 días recibí como contestación que se archivaba porque no tenían datos reales.
En este escenario surge la idea de acudir al notario para hacer una quiniela y ‘adivinar’ los beneficiarios de las plazas en Anestesiología.
Roberto: Sí. Surge la idea porque yo conocía las dinámicas de personal del Hospital Universitario de Álava. En ese sentido, hicimos una apuesta. Esto de las actas notariales es plenamente legal: cogimos unas listas de admitidos en una OPE, que son públicas, y echamos una apuesta. Establecimos los que iban a sacar plaza seguro en Álava y los que iban a sacarla probablemente. Y acertamos todos. Todos. Esto rompe toda barrera de probabilidad.
El consejero Darpón ha dicho que no es difícil conocer quiénes son los más brillantes de cada servicio.
Roberto: No hay tanta diferencia entre profesionales, ¿eh?
Entonces, díganme cómo es posible que por ejemplo en Cardiología haya 22 personas, tantas como plazas, con exámenes prácticos perfectos o casi perfectos y el resto de opositores con notas muy bajas. Incluso 0.
Roberto: Yo también saqué un 0…
Manoel: Yo fui el peor de toda la OPE.
Marta: Los únicos que han aprobado son los que tenían plaza garantizada.
Pero al ciudadano, al paciente, le puede chocar que sigan trabajando en Osakidetza personas que sacan un 0 en el examen práctico de su especialidad.
Roberto: El Servicio Vasco de Salud tiene buenos profesionales y no hay tanta diferencia entre unos y otros. Pero sí, según llegaba a quirófano después de la OPE hacía la broma de ‘no sé por qué me dejan trabajar habiendo suspendido el examen’.
Manoel: Más de la mitad de los especialistas de Anestesia suspendieron el examen.
Pero en las pruebas masivas, las de Enfermería o Auxiliares, nadie entre 60.000 personas sacó un 10. En Cardiología, insisto, 22 exámenes prácticos perfectos, tantos como plazas.
Roberto: No soy capaz de explicarlo.
Marta: Estadísticamente es muy improbable.
Manoel: Sólo se puede explicar si lo que decimos nosotros es cierto. En España, en el sistema legal, no existe el ‘common sense’. En el mundo anglosajón, si algo es de sentido común, es válido. Aquí hace falta una prueba de cargo. La pregunta es, si hay 60 aspirantes, 22 plazas y 22 aprobados y encima perfectos, el sentido común nos dice que hay tongo. Si me dices que pasa en una especialidad, bueno, es casualidad. Pero aquí esto se repite en 14 ó 15 especialidades más. Oiga, que no somos gilipollas.
¿Han tenido en cuenta el precio de denunciar irregularidades?
Roberto: Yo he hecho un cálculo de todo lo que puedo perder y, mientras esto no llegue a un ataque físico a mí y a mí familia, puedo asumirlo.
Si esto era ‘vox populi’, ¿por qué sólo ustedes dan este paso?
Manoel: Esto ha sido una coincidencia. Hemos coincidido tres personas con un nivel de conciencia ética que han hecho lo que cualquier ciudadano tiene la obligación de hacer. Y más si afecta a la Administración pública. Pensemos un poco: hablamos de un trabajo de por vida, de 25 a 30 años de sueldo. Y es un sueldo que no es bajo, de entre 50.000 y 70.000 euros al año. Hablamos de 1,5 ó 2 millones para cada candidato que es colocado. Hablamos de dinero público. No digo que esos colocados no sean competentes. Nadie está diciendo eso. Estamos diciendo que no se cumplen los principios que rigen la contratación pública. Si quieren otros, que los cambien.
Marta: Es tan sencillo como eso: llegar adonde tengas que llegar por tus méritos y no porque nadie te coloque a dedo. No puede ser que se hable de la OPE como ‘Ésta es tu OPE’ bien porque ha llegado tu turno o porque seas hijo de alguien.
Roberto: Lo que se dice en la empresa son cosas como ‘Si no tienes padrino, ¿quién te bautiza?’ o ‘¿Quién te ha dado la plaza?’ o ‘¿Tienes a alguien en el tribunal?’.
¿Y los otros que han suspendido no van a levantar la voz?
Roberto: No va a ocurrir porque hay muchísimo miedo. Todo esto lo hemos hecho porque estamos en un hospital que está en medio del monte [Risas]. Este lodazal, esta piscina de mierda, es la zona de confort de todos. De todos. Yo vengo de Primaria. Allí, hasta donde yo sé, no existe esto. Imagínate que eres una chica o un chico de 24 años que acaba de terminar la carrera. No has trabajado nunca. Ni siquiera poniendo copas en un bar, cosa que no hemos hecho casi ninguno. Aterrizas en un servicio y haces una especialidad de cuatro años. Después te quedas en ese servicio con contratos eventuales. El relato que tú tienes no sale de ahí. Es un sistema muy paternalista. La OPE sólo te puede quitar al padre que te protege.
Manoel: Lo que hace que todo funcione es el miedo, como en los buenos sistemas mafiosos. Aquí el miedo es el miedo a quedarse sin trabajo. La gente tiene miedo real a no poder dar de comer a sus hijos. De no tener trabajo. De que te veten y te tengas que ir. Pero irte de Euskadi, ¿eh? Éste es el poder que tienen. El problema es que la gente tiene miedo. Lo excepcional es que ahora nos juntado tres que, no siendo especialmente valientes, no tenemos miedo.
Roberto: Una cosa que hemos comprobado es que ni en nuestra empresa ni en la Administración vasca en general hay mecanismos para denunciar irregularidades. Es todo una pelea contra un muro.
En un comunicado de su sindicato se pedía a la gente, precisamente, que diera el paso de hablar y de colaborar.
Roberto: Conmigo han contactado de manera privada algunos compañeros para darme su apoyo. Pero puedo asegurar que en las guardias sigo teniendo la misma conversación. ‘Todo es cierto, pero no lo podéis probar’, me dicen. Empiezo a estar quemado. He tenido conversaciones de Whatsapp que se han eliminado al instante.
Marta: La gente no quiere hablar por miedo.
¿Confían en Darpón y en la investigación interna puesta en marcha?
Roberto: Nada. Cero.
Manoel: Si yo en 10 días en la empresa supe cómo funciona, alguien como él, que lleva toda la vida, ¿no lo sabe? ¡No me lo puedo creer!
Roberto: Es la paradoja de Rajoy: si lo sabía, mal; si no lo sabía, peor.