El proyecto de nueva Ley de Salud de Galicia, que reduce el número de áreas sanitarias, es respondido en las comarcas afectadas con multitudinarias manifestaciones, las últimas en Burela y Monforte
La sanidad ha venido siendo uno de los grandes obstáculos para el PP de Alberto Núñez Feijóo en la provincia de Lugo. Cinco años de demora en la implantación de la radioterapia que dieron lugar a la apodada como «ruta del cáncer» o la atención a infartos solo en horario de oficina en el Hospital Lucus Augusti generaron un clima de movilización que parecía empezar a calmarse en los últimos años por la instalación, aunque tardía, de los servicios prometidos. No obstante, la supresión de áreas sanitarias previstas en la Ley de Salud que impulsa la Xunta acaba de hacer resurgir las protestas en el norte y en el sur de la provincia, con sendas manifestaciones que han sacado a miles de personas a las calles de Burela y Monforte en apenas tres días después de que sucediese lo mismo en el resto de comarcas afectadas.
Tras la respuesta masiva a las protestas convocadas en Vilagarcía y en O Barco de Valdeorras para rechazar que sus respectivos hospitales pierdan autonomía y, dicen los convocantes, también servicios, el pasado viernes el entorno del centro hospitalario de Burela, en la costa lucense, se llenaron de personas contrarias al proyecto del Gobierno gallego. Sindicatos y todos los partidos con representación en la comarca excepto el PP, pero también asociaciones y organizaciones profesionales de la zona, exigieron que la Xunta «escuche». «Las mayorías absolutas otorgan el poder de gobernar, pero no dan razones absolutas», resume la Plataforma na Defensa da Sanidade Publica da Mariña, que exige además a la cúpula del PP que «esté a la altura de los cargos que desempeñan y dejen de descalificar e insultar» a quien promueven las movilizaciones.
Después del éxito de la protesta en Burela llegó, este domingo, el turno de la de Monforte. El contexto de la jornada no era el mejor para la organización de una manifestación; las altas temperaturas y la celebración en la ciudad de Lugo de uno de los días grandes de sus fiestas patronales, que suele atraer población de toda la provincia, ponía en riesgo una convocatoria a la que, no obstante, respondieron también miles de personas mientras algunos negocios de la villa con apertura dominical cerraban para sumarse a la movilización.
La imagen de la Praza da Compañía llena de manifestantes con pancartas contra el proyecto de nueva Ley de Salud es toda una muestra de que la movilización sanitaria regresa. «No a la gestión provincial», repetían las pancartas y carteles que encabezaban una comitiva en la que se gritó insistentemente «sanidad pública en igualdad», «servicios públicos en igualdad». La exigencia es la misma que la escuchada en Burela: «retirada del anteproyecto» y replantearlo para evitar que el centro hospitalario monfortino pase a depender jerárquicamente del Lucus Augusti, en la capital provincial.
El alcalde socialista de la capital de Lemos, José Tomé, marchó tras una de las pancartas flanqueado por el portavoz de En Marea, Luís Villares, y por la portavoz nacional del BNG, Ana Pontón, ambos de origen lucense. El apoyo de las fuerzas de la oposición la estas protestas es, para el PPdeG -y, muy especialmente, para el PP lucense-, una muestra de la manipulación partidaria de la movilización, que ven sustentada en miedos irreales a un deterioro de la sanidad pública o a un avance de las privatizaciones. En este sentido, en las últimas semanas los gerentes de ambos hospitales han ofrecido diversas declaraciones a la prensa local en las que aseguran que los servicios sanitarios en Burela y Monforte serán los mismos con la nueva ley.