El último estudio sobre urbanismo de Naciones Unidas arroja una cifra estremecedora: un niño en un suburbio empobrecido tiene el doble de posibilidades de morir antes de los cinco años que otro niño en un barrio rico; un dato que ejemplifica cómo la desigualdad a la hora de recibir atención médica se está convirtiendo cada vez más en el enemigo a batir en las ciudades del siglo XXI, donde viven más de 3.700 millones de personas y 1.000 millones más residirán para 2030.
En los próximos 15 años, nueve de cada diez nuevos residentes vivirán en ciudades de países con una renta per capita media-baja, según el documento conjunto de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Programa de Asentamientos Humanos de Naciones Unidas (ONU-Habitat) donde se subraya que, en 9 de cada 10 países la población urbana más empobrecida no conseguía alcanzar el objetivo de Desarrollo del Milenio consistente en la reducción de la tasa de mortalidad de los niños menores de cinco años.
“Existe la necesidad urgente de identificar y reducir las desigualdades sanitarias, en particular para los casi 1.000 millones de personas que viven en lo que se llaman ‘barriadas’ o ‘asentamientos informales'”, según la director general de Sistema Sanitarios de la OMS, la doctora Marie-Paule Kieny. A pesar de ciertas mejoras en el acceso, en torno a 400 millones de hombres, mujeres y niños permanecen excluidos del acceso a un derecho humano básico como es el acceso a cuidados médicos.
“En las ciudades, el progreso no depende solo de la fortaleza de sus sistemas sanitarios, sino de la propia configuración de los escenarios urbanos”, apunta el director de Desarrollo Sanitario en Kobe (Japón) y responsable principal del estudio, Alex Ross.
El informe presenta así una serie de iniciativas que servirían para reducir la transmisión de enfermedades en un entorno urbano, desde la mejora del transporte público al desarrollo de materiales de construcción más asépticos en viviendas para personas con bajos ingresos.
Fuente: La Sexta