Salud anuncia una OPE este año para fortalecer la sanidad pública

 

Se convocará en todas las especialidades posibles y con el mayor número de plazas – “La estrategia de crónicos es un reto para todo el sistema sanitario, que afectará a final de año a más  de 100.000 navarros”, afirma Moracho del Río, gerente de Osasunbidea

M. Pérez / Oskar Montero

Óscar Moracho del Río, director gerente del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea.

Óscar Moracho del Río, director gerente del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea. (Oskar Montero)

Pamplona – El bilbaíno Óscar Moracho del Río, de 59 años, lleva cinco meses al frente del Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea (SNS-O). Preguntado por qué es lo que más le ha sorprendido desde su llegada, responde que “una de las mayores riquezas de Navarra es la diversidad: el que haya tan distintas sensibilidades, culturas, formas o miniculturas es muy importante y eso genera riqueza en cualquier sitio”. Sin embargo, se sorprende de que “no todos los navarros ven al diferente como enriquecedor, sino a veces se ve cierto enfrentamiento, como si fuera el contrario”. Por ello, considera que “si nos viésemos todos como aliados necesarios, y lo mismo aplico a distintas culturas, que a posibles divergencias entre privada y pública o entre distintas sensibilidades políticas; si nos vemos todos como aliados necesarios para que esto sea más rico y siga creciendo, y entre todos busquemos opciones, todo sería más fácil, más útil y más efectivo”.

¿Cómo se ha encontrado el Servicio Navarro de Salud-Osasunbidea?

-Todavía estoy conociéndolo. Un servicio de salud es muy complejo, nunca se acaba de conocer en toda la profundidad. Me he encontrado un servicio muy potente en cuanto a recursos, muy avanzado en algunas líneas de actuación, que son pioneras y de referencia, y también con unas necesidades de cambio y de mejora importantes en distintos aspectos: en listas de espera, en algunos sistemas organizativos o en algunos tipos de servicios que quizás no están tan desarrollados como se esperaría o como no nos queda más remedio que hacer. Por ejemplo, atención domiciliaria, los programas de crónicos, que han empezado un poco pero tímidamente todavía para lo que necesitamos, cuidados paliativos no oncológicos… Distintos aspectos que nos ha dado tiempo a identificar como que necesitamos cambiarlos y cuanto antes.

Como experto en calidad asistencial, en un ránking de las diferentes comunidades autónomas, ¿dónde nos encontraríamos?

-Indudablemente en la parte alta de la tabla, pero eso no nos consuela. Creo que tenemos que aspirar a ser un servicio excelente, independientemente de cómo lo hagan otros servicios. Sacar el máximo partido para el ciudadano navarro y la calidad por definición siempre es mejorable; nunca lo lograremos hacer suficientemente bien, por muy bien que lo hagamos. Nuestro empeño es que cualquier pequeña mejora que se pueda incorporar, incorporarla.

El consejero señaló que una de las debilidades de Osasunbidea es que “se ha funcionado sin objetivos durante muchos años” y que había que plantear “unos objetivos reales, ajustados a las necesidades del paciente y a los recursos”. ¿Qué objetivos se marca el servicio?

-En estos meses nos ha dado tiempo a diseñar un plan estratégico en el cual han participado también la mayor parte de los directivos, lo hemos querido hacer participativo, y ahora estamos en la fase de que los directivos los trasmitan a sus centros para que también participen los profesionales. Los objetivos genéricos son los que tienen que ser en casi todos los servicios de salud: es decir, mejorar la atención a la población, tanto desde el punto de vista preventivo, como de promoción de la salud y del asistencial; que esto lo hagamos de una forma sostenible económicamente, sostenible para la sociedad; que tengamos un sistema de mejora continua; y que el impacto en la sociedad sea el máximo posible. Una de las sorpresas que sí me encontré es que no había pactos con los centros de objetivos formales. Es lo que estamos haciendo ahora.

Se ha hablado mucho del gobierno del cambio. ¿De qué manera se está plasmando ese cambio en el SNS-O?

-Los cambios en las organizaciones siempre son lentos, y más lentos de lo que a los ciudadanos y a los profesionales nos gustaría, pero desde luego en poco tiempo lo que sí tenemos es una vocación muy decidida por la participación. La participación de los profesionales es clave en todo esto. Los que saben mejor cómo hacer las cosas, cómo cambiar, cómo mejorar la atención a los pacientes en el día a día son los propios profesionales y los directivos lo que tenemos que hacer es facilitar, orientar y hacer posible ese cambio. Entonces, ahí hemos abierto algunas líneas de participación, por ejemplo se han relanzado las juntas técnico asistenciales, estamos haciendo encuestas de clima laboral, que nos den claves de cómo mejorar esa interacción con los profesionales, esa participación, qué cosas se están haciendo bien y se está acertando y qué otras cosas son temas que tenemos mucho margen de mejora. También hemos recuperado, estamos en fase de diseño y se van a lanzar dentro de muy poquito, las encuestas a pacientes, simplemente como una herramienta para que nos digan en qué podemos mejorar. Hay aspectos generales que estamos seguros que nos lo van a decir, como es la accesibilidad, la información o la comunicación, que nunca dejaremos de hacerlo suficientemente bien, pero también aspectos más concretos que nos den idea de qué mejoras le preocupan ahora mismo más al ciudadano. También queremos relanzar la participación de los pacientes, de los ciudadanos en general. Es más complicado, pero tenemos previsto líneas que incluso para el diseño de procesos asistenciales participen también grupos de pacientes que nos digan sus experiencias, sus expectativas, sus necesidades, para acercarnos más a esas expectativas que tengan. También hay algunas líneas ya más técnicas quizás: el lanzamiento de algunos programas, como es la hospitalización a domicilio; la rehabilitación a domicilio; el apoyo a residencias; el apoyo a los cuidadores, que es una figura clave que nos parece muy importante, un cómplice del profesional sanitario y no siempre le damos la respuesta que se merece; la seguridad del paciente, también es un aspecto que queremos ampliar mucho; y la estrategia de crónicos. La estrategia de crónicos es un reto para todo el sistema sanitario, no solamente en Navarra, y es asegurar que les damos una atención más integral, más acorde a sus necesidades y más que basada en los hospitales o en la prestación de servicios sanitarios, por así decirlo, en la promoción, en la prevención, en la anticipación a los problemas que tienen, en mayor participación de la enfermería en esta prestación de servicios y, en ese sentido, ya se ha finalizado un proyecto piloto, que ha afectado directamente a 800 pacientes. Ahora estamos en la fase de pasar las encuestas para ver qué tal les ha ido, qué percepción tienen, qué aspectos quizá pequeños podamos mejorar. En marzo se va a lanzar el programa a los pluripatológicos y a final de año o cuando acabe el programa afectará, en mayor o menor medida, a más de 100.000 ciudadanos en toda Navarra.

Muchas voces critican “el marcado carácter continuista de los presupuestos para 2016 en salud”. ¿Qué tiene que decir al respecto?

-Que la crítica es gratis, entonces siempre habrá críticas (sonríe). Desde luego a todos nos gustaría tener más disponibilidad presupuestaria para sanidad, con más recursos es más fácil hacer las cosas, pero, por una parte, las necesidades de salud tampoco cambian de la noche a la mañana y, por desgracia, las capacidades financieras de un gobierno tampoco. O aumentas los ingresos o eres más eficiente en el gasto para que con esos ahorros, que es en lo que estamos comprometidos, conseguir hacer más servicios, más cosas o hacerlas mejor, por lo menos. Los cambios en eficiencia son lentos; desde que empezamos a cambiar hasta que se consiguen resultados son lentos, y los ingresos en la Comunidad foral no han crecido espectacularmente, con lo cual entendemos la limitación presupuestaria, a pesar de la indudable voluntad política de apostar por servicios sociales, por sanidad, que nos consta.

¿Cuáles son los proyectos e inversiones más importantes que tienen ahora encima de la mesa?

-Si en algo ha bajado en los últimos años el presupuesto en sanidad ha sido en inversiones y eso pasa factura, no solamente de incorporarnos a nuevas instalaciones, nuevos proyectos arquitectónicos, por así a decirlo, sino incluso en reposición de equipos tecnológicos. Cada vez más en salud necesitamos un apoyo tecnológico y hemos visto un parque tecnológico con muchas necesidades de modernización, de actualización o de nuevas incorporaciones y el esfuerzo de este año ha sido especialmente importante en inversiones. Las inversiones es un capítulo en el que tenemos que apostar mucho en estos años por necesidad de estar actualizados y tener la mejor capacidad tecnológica posible; a la vez que hacemos el mejor uso posible de las tecnologías. En cuanto a estructuras, estamos bastante bien, aunque también hay algunos centros de salud, algunos proyectos arquitectónicos que se habían quedado parados, como los equipamientos de quirófanos o el acondicionamiento, por ejemplo, de la planta de pediatría del Complejo o de las urgencias extrahospitalarias del centro San Martín. Estamos elaborando un proyecto arquitectónico para ver cuál es la mejor forma de acondicionarlo y adaptarlo a las necesidades del paciente pediátrico este mismo año.

Los sindicatos consideran insuficiente la oferta pública de empleo (OPE) del SNS-O. De hecho, el acuerdo programático contempla una “OPE inmediata al objeto de reducir la alta temporalidad y rejuvenecer la plantilla”. ¿Para cuándo se prevé y qué características tendrá?

-En los últimos años no se habían convocado ofertas públicas de empleo en el SNS-O y el índice de temporalidad es alto. La OPE va a salir este año y hemos esperado a hacerla este año para juntar la tasa de reposición -cifra de personas que se jubilan o dejan el servicio- de 2015, de 2016 y poder ampliar el número de plazas, pero no puedo concretar la cifra.

Y para qué tipo de plazas.

-En todas las especialidades posibles. Vamos a sacar el máximo número posible que podamos, con el fin de dar estabilidad en el empleo, continuidad, y entendemos además que este proceso de oferta pública de empleo no debería ser un tema estrella de este año, sino darle continuidad y que todos los años o, como mucho, cada dos las OPE se sigan haciendo con normalidad para aumentar la seguridad en el empleo de los profesionales.

En septiembre finaliza el contrato de las cocinas del Complejo Hospitalario de Navarra. ¿Ya tienen los informes técnicos, jurídicos y económicos sobre la conveniencia o no de recuperar la gestión pública? ¿Qué es lo que dicen estos informes? ¿Es posible esa reversión?

-Sí, jurídicamente sí es posible, no hay ningún problema, y técnica y económicamente también. Lo que hemos hecho es un estudio bastante exhaustivo de la implicación que tenía la reversión de las cocinas. Técnicamente lo que hemos visto es que, como mínimo, hasta fin de año no va a ser posible el hacerlas públicas otra vez, también en estos informes barajamos distintas opciones, desde la continuidad en la concesión externa a hacerlo totalmente público, a modelos mixtos, que podamos alternar personal y modelos de gestión con personal propio y con personal externo, y lo que no tenemos todavía es la decisión final de en qué momento y con qué modelo lo vamos a hacer.

Finalizaron 2015 con 55.208 personas en lista de espera para una primera consulta y 9.272 para intervenciones quirúrgicas. Son cifras muy elevadas; la situación es mejor que hace un año, pero desde junio ha empeorado. ¿Nos puede concretar cuáles van a ser los objetivos a corto plazo y a medio y largo plazo de la estrategia que van a presentar en breve en el Parlamento?

-Es complejo porque las causas de las listas de espera son complicadas, no hay tampoco ninguna solución rápida a corto plazo, mágica, que nos asegure las cosas. Por lo menos las soluciones muy concretas a corto plazo no solucionan el problema a la larga, que es lo que queremos: dar estabilidad. Hay variaciones estacionales, entonces el estar mirando el número de lista de espera todos los días es como mirarse la tensión todos los días, es contraproducente. Lo que buscamos son soluciones a medio-largo plazo, que consoliden, no algo efectistas, sino que realmente solucionen los problemas y la solución a los problemas pasa la mayoría de ellos por ser más efectivos en lo que hacemos. No se trata a veces de hacer más, sino de hacer mejor las cosas que hacemos. Las estrategias que comentaba antes de hospitalización a domicilio, de cirugía mayor ambulatoria, de atención al paciente crónico van enfocadas a mejorar la atención a este tipo de pacientes, pero también a ser más efectivos. En la medida que nos anticipemos a los problemas de los pacientes crónicos y les demos una solución más en su domicilio o en la residencia de ancianos, evitaremos ingresos innecesarios, evitaremos actividad innecesaria y nos permitirá liberar ingresos para hacer más consultas y, en esa medida, reducir listas de espera. A veces la lista de espera es una resultante de muchos factores; es el síntoma de un problema. Indudablemente, como el problema es muy serio, también hay que hacer cosas a corto plazo, que en eso consistirá también la estrategia de listas de espera que presentaremos en el Parlamento, como puede ser sacar mayor rendimiento a lo que tenemos, gran parte de nuestros servicios funcionan a muy alto rendimiento, los profesionales trabajan mucho y trabajan bien, en algún otro servicio sí que hemos encontrado alguna posibilidad de mejora, y luego también en ampliar la oferta, intentar potenciar quirófanos de tarde, consultas de tarde…

El Parlamento aprobó un aumento de 1,7 millones de la partida para las derivaciones a otros centros con el fin de afrontar el problema de listas de espera. ¿Se va a ampliar algún convenio? ¿A qué centros se va a derivar y para qué especialidades?

-Hay un convenio existente específico para la derivación de listas de espera, que por ahora nos ha parecido adecuado mantener porque es una herramienta más para reducir las listas de espera. Creemos que la reducción de lista de espera tiene que ser sobre todo por parte del Servicio Navarro, pero desde luego el colaborar y tener alianzas con otros centros asistenciales navarros es bueno, es adecuado y sería bueno para todo.

A su juicio, ¿por qué no hay que prorrogar el convenio con la Clínica Universidad de Navarra (CUN) para tratar a los trabajadores de la Universidad de Navarra y familiares?

-No hay que prorrogarlo porque no podemos. Es decir, que luego las interpretaciones están siendo muy variadas, pero realmente en los términos en los que está establecido actualmente no podemos jurídicamente renovar el convenio. Ese ha sido el detonante o el mayor factor desencadenante para que, como el 31 de diciembre vencía, y ante la imposibilidad de encontrar una fórmula jurídica que nos permitiese prorrogarlo nos planteásemos el qué íbamos a hacer y cómo se revisaba el convenio.

Los trabajadores aseguran que es un convenio bueno para Navarra. ¿Comparte esta opinión?

-Las opiniones son todas respetables, pero lo que no me parece adecuado es que los trabajadores, que son parte interesada, digan si es bueno para Navarra o no. Indudablemente, parece que para los que están asegurados es bueno para ellos, pero el que sea bueno para ellos no necesariamente implica que sea bueno para Navarra.

La plantilla de la CUN muestra su temor por la posible pérdida de empleo y por las personas enfermas. ¿Está justificado?

-Los temores siempre son temores. Desde el punto de vista de la atención sanitaria los temores no están justificados. Nuestro principal objetivo es mejorar la salud de los navarros y los trabajadores, por supuesto, están dentro de estos objetivos. Por una parte, la oferta asistencial que tiene el Servicio Navarro de Salud no creo que tenga nada que envidiar a la de la Clínica, incluso es más amplia, cubre más aspectos, es más integral, más preventiva… y, por otra parte, hemos insistido en que se tendrá en cuenta por supuesto, por una parte, el periodo de transitoriedad. No hemos dicho que el 1 de enero se revertía y mañana pasaban y punto, sino que tenemos un periodo transitorio para estudiar técnicamente cuál es la mejor opción, cuáles son las mejores opciones para los distintos colectivos, desde plazos de incorporación, a transmisión de documentación clínica, etc, y también hemos comentado que se tendrán en cuenta algunos casos excepcionales en los cuales la interrupción del tratamiento podría ser un perjuicio serio para la salud de la persona. Por supuesto en esos casos se seguirán tratando allí hasta que se acabe el tratamiento y este comité técnico que vamos a hacer irá estudiando personalizadamente los casos que puedan ser más llamativos.

Ya señalaron que no querían entrar en una guerra de cifras, pero cómo se explica que Osasunbidea pagaba 5,1 millones por un servicio que la CUN dice que le cuesta 8,9 y que ahora el SNS afirma que lo puede hacer por 3,2 millones. El ciudadano puede pensar qué está pasando aquí.

-Bueno…, es curioso al menos. Las cifras simples raramente son ciertas, así como las soluciones simples raramente son efectivas. El comparar lo que se ha hecho hasta ahora continuamente, y creemos que interesadamente, del coste per cápita de uno y otro y, en función de eso, decir que es mejor para los ciudadanos navarros la CUN porque es más barato es una falacia, porque estamos comparando cosas que no se pueden comparar. Lo hemos explicado varias veces y en los informes está mucho más detallado, pero por una parte el colectivo de la Universidad de Navarra es mucho más joven de media que el de los navarros, con lo cual es lógico que el SNS-O se gaste más. Por encima de los 75 años el gasto sanitario se multiplica por seis y el porcentaje de trabajadores de la CUN que tiene más de 65 años es un 8% y, en cambio, en Navarra casi llega al 19%. La dispersión geográfica que tiene que abordar el Servicio Navarro para 900 personas en Pamplona con un médico de familia y una enfermera es suficiente. En cambio, para el colectivo de Isaba necesitamos 14 profesionales para atender a 900 personas. Estamos comparando cosas distintas e incluso Comptos dijo que no era adecuado la forma en la que se habían establecido los costes, aunque se siguen repitiendo esas cifras. La cuenta que hay que hacer para Navarra es cuánto más le saldría a Osasunbidea la prestación de esos servicios y los estudios que hemos hecho nos dan que eso son 3,2 millones. Hasta que no los estemos prestando realmente no lo sabremos exactamente, pero se han hecho con todo cuidado los cálculos, las evaluaciones y es la cifra que nos sale. Aparte, también sorprende que quizás para la Clínica Universitaria si realmente le sale alrededor de 9 millones y están cobrando 5, van a salir ganando. Y si van a ganar 4 millones al año igual tener que echar a gente o prescindir de gente se entiende muy mal.

¿Cómo van a recuperar esa imagen de servicio de referencia que tenía el SNS-O hace unos años?

-Con muchas ganas, con mucha ilusión y con la convicción de que lo vamos a conseguir. El SNS-O sigue siendo una referencia en algunos aspectos, en algunos servicios, y otros servicios se están interesando por experiencias que estamos haciendo. No nos conformamos con tener un buen Servicio Navarro de Salud, como el que actualmente existe, y con unos buenos profesionales, como los que tiene, sino que aspiramos a la excelencia. La excelencia es un horizonte al cual nunca llegaremos, pero que tenemos que caminar hacia allá para sacar el máximo partido posible a todo lo bueno que tenemos. Es mantener las cosas excelentes que tiene Osasunbidea, mantener lo excelente siempre es difícil, y avanzar mucho en aquellos déficit que hemos conseguido identificar hasta la fecha.

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