La presidenta del PP de Madrid cree que sólo la «ceguera política» explicaría la falta de reacción ante el movimiento y aboga por hacer responsables subsidiarios por los incidentes a los que firmaron la petición de autorización de las Marchas
EUROPA PRESS Madrid 31/03/2014 19:10 Actualizado: 31/03/2014
La presidenta del PP de Madrid, Esperanza Aguirre, ha opinado que sólo una «incalificable ceguera política» y una «inusitada estupidez» podrían explicar la falta de reacción ante «una forma larvada de terrorismo» como la del 22-M.
«Si no tomamos conciencia de que hay grupos totalitarios de extrema izquierda que quieren aprovechar los problemas de la actual situación económica para crear una atmósfera de terror desde la que imponer sus propuestas antisistema, estamos dando muestras de una incalificable ceguera política y de una inusitada estupidez», ha señalado en el artículo que escribe en ABC, titulado ¿Manifestaciones o motines?
Aguirre ha sugerido que una de las medidas para frenar «la imitación de lo que en el País Vasco se llamó ‘kale borroka'» que se dio el 22-M pasaría por hacer responsables subsidiarios a los que firmaron la petición de autorización de las Marchas, además de hacer pagar los desperfectos causados a los protagonistas de los sucesos, o a sus padres.
La presidenta del PP madrileño comienza afirmando que «hay que llamar a las cosas por su nombre» y que lo que pasó el 22 de marzo fue «una jornada de terrorismo callejero».
«Buscaron el enfrentamiento directo con los policías encargados de mantener el orden y de defender los derechos de todos los madrileños», ha remarcado Aguirre para, a renglón seguido, arremeter contra los «encapuchados y pertrechados de todo tipo de artilugios», que «atacaron a los policías con cohetes, petardos, adoquines y piedras y, cuando pudieron acorralar a algunos, los apalearon tan cobarde como sañudamente».
«Una Nación como Dios manda no puede permitir hechos como estos. Pero, sobre todo, una Nación que se respete a sí misma no puede permitir que se ataque así a sus policías, que son los últimos garantes de nuestra libertad», ha destacado la presidenta de los populares madrileños.
El «terror» estaba «buscando un muerto»
Aguirre ha manifestado que esos grupos y sus dirigentes tenían la «decidida voluntad» de «provocar una tragedia». «Es muy duro reconocerlo, pero todo parece indicar que el terror que desataronesos guerrilleros urbanos estaba buscando un muerto, que sirviera de excusa para continuar con más terror», ha apostillado.
Se trata de «actos de guerrilla urbana que quieren aterrorizar a la población y que buscan crear situaciones catastróficas para retroalimentar el terror». «Ante la extrema gravedad de estos hechos, la respuesta del Estado de Derecho tiene que ser proporcionada a su gravedad», ha defendido.
A eso suma que los ciudadanos están «escandalizados» al saber que los «pocos detenidos para unos disturbios tan graves» han sido inmediatamente puestos en libertad, salvo uno. «Cuando se ve la cabeza de un policía llena de puntos de sutura por haber sido agredido con un objeto punzante, cuando se sabe que 67 policías han necesitado asistencia sanitaria, se tiene la sensación de que algo estamos haciendo mal», ha opinado.
«No puede parecerme bien, ni a mí ni a nadie con un mínimo de sentido común que un salvaje que ataca con un palo a un policía, que lo derriba y que lo patalea, pueda irse de rositas por más que haya hasta cámaras que demuestran su comportamiento», ha insistido.
Todo ello tras hacer suyas las palabras de Edmund Burke «Lo único que necesita el mal para triunfar es que los hombres buenos no hagan nada». Aguirre ha apostillado que los ciudadanos, y en especial los políticos, no estarán a la altura de las circunstancias si no se reacciona «para dotar al Estado de Derecho de todas las herramientas legales, políticas y materiales» que impidan agresiones como las del 22-M.
«Si esos actos de terrorismo de baja intensidad se reproducen, como parece ser la voluntad de los que los han promovido hasta ahora, sus protagonistas tienen que sentir sobre ellos todo el peso de una ley que tiene que defendernos a todos de la voluntad liberticida y totalitaria de esos pocos», ha concluido.