ANTE LAS ELECCIONES EUROPEAS HAY QUE RECHAZAR LAS POLITICAS DE RECORTES Y PRIVATIZACIONES Y DEFENDER EL DERECHO A LA SALUD

La construcción de la Unión Europea (UE)  se  ha basado, al menos teóricamente,  en acabar con las fronteras entre los países europeos, para crear un espacio económico y social común y cohesionado, en el que los ciudadanos  deberían tener garantizados unos derechos políticos y sociales comunes.

El denominado eje económico de esta política contemplaba una serie de medidas destinadas a acabar con las fronteras para el comercio y crear una moneda común, para lo que la UE  estableció una serie de objetivos de obligatorio  cumplimiento para todos los países: el déficit  público no debería rebasar el 3% del PIB; la deuda pública debería ser inferior al 60% del PIB; la inflación no podría superar en tres puntos la media de los tres países que la tuvieran más baja; y los tipos de interés no deberían superar en dos puntos la de los tres países más bajos. Esta estrategia, de evidente orientación neoliberal, se ha cumplido a rajatabla obligando a los gobiernos (especialmente tras la crisis económica),  a reducir gasto social, reformar el mercado eliminando derechos laborales, desmantelar el sector público,  y favorecer la privatización de los servicios públicos que constituyen los pilares del Estado del Bienestar como el seguro de desempleo, las pensiones, la educación y la sanidad pública.

Sin embargo el eje político (destinado a:  dotar a la Unión de una política exterior y de defensa común; definir las bases de una ciudadanía europea (libertad de movimientos, libertad de residencia, derecho al voto en las elecciones municipales, protección diplomática, et); mejorar las infraestructuras de los países más atrasados mediante los llamadosfondos de cohesión; reforzar la cooperación intergubernamental;  y dotar de más poder al Parlamento y al Tribunal de Justicia Europeos), ha tenido un desarrollo mucho menor y desigual.

Pero el eje en el que los objetivos apenas se han alcanzado ha sido el eje social que estaba destinado a establecer unos derechos comunes para todos los ciudadanos en áreas esenciales como la educación, sanidad y cultura. La política de la UE en materia de derechos esenciales, incluido el derecho a la salud, quedó así relegado a unos  enunciados generales: “La Comisión Europea debería proteger la salud previniendo enfermedades, apoyar la investigación sanitaria y fomentar la información y educación; coordinar  normas y programas de medio ambiente, protección de los consumidores y circulación de productos farmacéuticos con un sistema de reconocimiento obligatorio de nuevos fármacos” (intereses de la industria farmacéutica).

 FADSP

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *