Ébola y otros criminales

¡Ya está bien! Como espectáculo circense sirve, como película de terror también, pero ya basta. El Sr. Javier Rodríguez, Consejero de Sanidad de Madrid, y sus secuaces, se han terminado de retratar con la gestión del Caso Ébola.

Sin más debates, sin rodeos, sin peloteos, sin miedo, que lo sepa todo el mundo; nos han mentido, nos siguen mintiendo y continuarán haciéndolo porque están metidos en la mierda hasta el cuello y no tienen la vergüenza, responsabilidad, dignidad, ética ni moral de reconocer los errores, pedir disculpas, subsanarlos (en la medida de lo posible), recoger sus “mamandurrias” y marcharse para casa, dejando, a poder ser, la nimia responsabilidad de la Salud de los ciudadanos en manos competentes, si es que existen, porque cada vez tengo más dudas.

El enfermero que ha desmentido las palabras del Consejero, según éste, “no estaba autorizado para hablar”. ¿Perdone? Para haber estado expuesto a tal riesgo y luego contar la verdad no hace falta estar autorizado. Sin embargo, para mentir sin piedad sí deberíamos desautorizarlo a usted. Pero claro, nos dejan con el culo al aire al pie de los caballos, ¿eh?. Eso es lo que ha estado pasando en el SERMAS, y así sigue pasando;  “los que no estábamos, ni están autorizados para hablar”, es decir, que no interesa que hablen porque desenmascarán la farsa en la que se ha convertido toda la gestión de la Sanidad en Madrid, estamos escribiendo esto en casa (y cuando digo casa, quiero decir Paro) sin nombres ni apellidos porque ya nos quitaron de nuestro puesto de trabajo y porque aún se nos pueden cerrar más puertas… Miedo, a esto se le llama, miedo.

No contento con ese autoretrato de despotismo con el que nos ha obsequiado, el Sr. Consejero “pide disculpas” con esa profesionalidad tan utilizada en esa Consejería, y dice, respecto al control para prevenir el contagio de Ébola en los sanitarios que han estado en contacto con el fallecido Miguel Pajares, que “no tenía ni idea”. Así, lo dice tan pancho, como si estuviera hablando con su vecino del cuarto al bajar la basura. ¡Basta ya!, que su puesto de responsabilidad (por el que cobra, por cierto, de todos los ciudadanos) le obliga, “no sólo a tener idea”, sino a tener toda la información y a mantener informados a todos los ciudadanos, con veracidad y  transparencia. Una muestra más de la manipulación a la que nos vemos sometidos.

Y van más allá, a los trabajadores del Hospital Carlos III y de La Paz se les ha indicado “tomarse la temperatura cada 2 horas o dos veces al día según el riesgo “. Pero hay más, no cuentan que a dos trabajadores que han estado en contacto y que hoy han tenido febrícula, en principio sin foco, se les ha dicho que “no hay ningún riesgo, que se marchen a su casa y si les sube la fiebre, que llamen al 061″. ¿Pero es que nos hemos vuelto todos locos?

Todo esto no lo cuentan, ni “los de arriba, y ya ni los de enmedio”, para “no crear alarma social” aunque por ello estén propiciando la epidemia y jugando con vidas humanas; ni la prensa, que hizo oídos sordos cuando hace meses y durante los 2 últimos años, se les trato de informar de lo que finalmente ha terminado sucediendo en el Hospital Carlos III. Y no paran, ni unos ni otros, conciencia cero. Hoy nos cuentan que “no hacen públicas las fotos de la zona afectada del hospital por carecer de interés informativo” mientras nos enteramos que existen grandes dudas y desinformación (para variar) de cómo limpiar y desinfectar la habitación y utensilios que han estado en contacto con el virus. Curiosa coincidencia, ¿no?

Estas letras no son fruto más que de la imperiosa necesidad de informar a la ciudadanía. No es alarmar, es contar la verdad, ya que los que deberían hacerlo no lo hacen. Y los que informan en los medios de comunicación parece que se les haya olvidado que sus hijos, padres y ellos mismos, también son humanos y, por tanto, susceptibles de enfermar de ésta o de cualquier otra patología que requiera de unos cuidados y de un tratamiento sanitario.

Hay dos maneras de ser culpable de algo; por acción y por omisión. Cada cual con su conciencia que duerma tranquilo.

Hospital Carlos III en lucha 

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