Carmen San José / Médica de familia jubilada y miembro de MATS
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Gorka Castillo
Carmen San José (Madrid, 1951) ha sido la médica de familia de Buitrago de Lozoya, un municipio de irresistible belleza en la sierra norte de Madrid. Una difícil papeleta de sanadora de cuerpos, y en ocasiones también de almas, que ejerció durante 38 años con orgullo guerrillero en uno de esos flancos rurales que tiene la capital del reino, hoy hundida en la tristeza y un nuevo confinamiento por culpa de la pandemia. “Justificar el caos sanitario por la falta de médicos no se lo cree nadie. Es que ni siquiera intentan fidelizar a los MIR que acaban la carrera. ¿Por qué no les ofrecen contratos dignos? Hablo de cientos de estudiantes, muchos de los cuales salen corriendo de Madrid. La desgracia es que esto se viene haciendo desde hace tiempo”, afirma con un sesgo de fatalismo pero sin abandonarse al drama. Porque si algo tiene Carmen es un criterio razonable a favor del bienestar colectivo. “La expansión de los contagios en Madrid no se debe a los estilos de vida, como ha dicho Isabel Díaz Ayuso, sino a las condiciones materiales de vida de miles de personas. Esa es la vergüenza de este gobierno regional”, asegura. Además de una inagotable energía, mantiene un compromiso político con los servicios públicos que le llevan a realizar durísimas críticas a la gestión de la pandemia. Antes, durante y después del estado de alarma. A su izquierda y a su derecha. Y lo dice con una seguridad apabullante y una sinceridad acerada. “Me apena ver cómo se está dirigiendo esta crisis. Pero no todo es culpa del gobierno madrileño. También el ejecutivo central ha cometido grandes fallos”, añade. Reclamada para impartir conferencias sobre la atención primaria y salud pública, Carmen San José forma parte del Movimiento Asambleario de Trabajadores y Trabajadoras de la Sanidad (MATS), una organización que funciona de manera diferente a los sindicatos tradicionales ya que su estructura es la autoorganización y nadie manda sobre nadie.
¿Por qué Madrid se ha convertido en la capital europea de la pandemia?
La situación de partida de Madrid ya era comprometida ya que se trata de una comunidad autónoma con enormes desigualdades estructurales y muy segregada. También hay que considerar la gran movilidad que registra. Es indudable que se trata de la comunidad mayor tasa de movilidad de todo el Estado. Movilidad interna y movilidad con el resto del país. Por eso digo que restringir la circulación de personas solo a algunos barrios y municipios es, entre otras cosas, una medida ineficaz.
¿Le parecen desacertadas las medidas de confinamiento decretadas?
Me parece inútiles debido a la gran movilidad de trabajadores y trabajadoras que existe entre el sur y el norte del área metropolitana de Madrid.
La expansión de los contagios en Madrid no se debe a los estilos de vida, como ha dicho Ayuso, sino a las condiciones materiales de vida
Como médica de familia durante más de 38 años, ¿qué fallos detecta en la gestión de la pandemia realizada por el gobierno de Madrid?
Durante los últimos meses, habría podido revertir lo que ahora estamos sufriendo. Al menos, en parte. Podría haber reforzado el sistema de atención primaria. ¿Qué quiero decir con esto? Pues que partíamos de una situación tremenda. Madrid es la comunidad española que menos invierte en atención primaria. Por lo tanto, han tenido tiempo para analizar cómo afrontar esta pandemia y reforzar la plantilla que no sólo es de médicos sino también de personal de enfermería y administrativo. Falta potenciar hasta las propias líneas telefónicas. Y no se ha hecho nada. Lo mismo podría decir de la salud pública. Es vergonzoso que en Madrid no exista una dirección general de salud pública desde 2010. Es cierto que en 2016 se puso en marcha bajo la presidencia de Cristina Cifuentes pero ¿en qué condiciones? Por lo tanto, la Comunidad se presentó a combatir la pandemia con una plantilla de vigilancia epidemiológica muy restringida. Se pudo reforzar en marzo o en abril porque se veía venir lo que vino. Lo advirtieron voces acreditadas y especialistas en salud pública contrastados pero los responsables autonómicos no hicieron nada para evitarlo.
Bueno, abrieron un hospital de campaña en el Ifema.
Cierto, pero nuestro sistema sanitario es fuerte en atención primaria, algo que no tienen otros países. Era nuestra fortaleza, no nuestra debilidad, por lo que debieron haberlo reforzado para contrarrestar la expansión del coronavirus. Parece una obviedad pero aquí no se hizo. Se optó por las camas hospitalarias, que no sólo tuvieron que cerrar sino que ayudó a desenfocar el primer paso, mejorar las condiciones de la atención primaria, y que no me cabe duda que hubiera resultado un éxito.
Uno de los misterios sin resolver es el destino que ha corrido el dinero procedente del fondo autonómico para la lucha contra la covid-19. ¿Qué opina?
No tengo datos ni siquiera para decir si ese dinero ha llegado a las comunidades autónomas. Pero eso da igual en estos momentos. No es lo más importante. Y se lo digo con rotundidad porque existen fondos de contingencia y posibilidades para endeudarse que podrían mejorar los servicios públicos. ¿Acaso hay un motivo más justificado para hacerlo que una epidemia? Hablo de la sanidad pero también podría hacerlo de la educación y de los servicios sociales. Por lo tanto, no hablemos de esos millones y sí de los presupuestos de la Comunidad de Madrid, algo que conocemos de sobra. ¿Cuál es el gasto e inversión que se destina a los servicios públicos?
El gobierno de Díaz Ayuso ha optado por socializar los errores cometidos y minimizar sus fallos. ¿De quién es la responsabilidad?
El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, es responsable de las medidas adoptadas para afrontar la pandemia. Así que es normal que ahora eche balones fuera. Hasta me parece coherente que lo haga por su forma de pensar y por lo que ha demostrado. Hay medidas tomadas que me parecen muy desacertadas, es indudable, que no iban en la buena dirección para evitar muertes. Pero no todo es culpa del gobierno madrileño. También el ejecutivo central ha cometido grandes fallos.
El gran engaño del gobierno de Madrid es el área sanitaria única, que destruyó la atención cercana que desempeñaban las 11 áreas que había
¿Cuáles?
El primero es la falta de prevención de la pandemia porque tenía conocimiento de la expansión del coronavirus en otros países. Podía haber tomado medidas con mayor celeridad y no lo hizo. Esto impidió a España hacer provisiones de equipos y materiales para hacer frente a esta contingencia. Y el segundo fallo, en mi opinión, es que una vez que se dicta el estado de alarma no se previó las consecuencias económicas y sociales de la pandemia. No sólo las sanitarias. Los ERTEs están muy bien porque amortiguan los despidos. Y lo mismo podemos decir del Ingreso Mínimo Vital, aunque aquí la burocracia ha dejado fuera a muchos que han perdido el trabajo y a personas vulnerables que no tienen qué comer. Así no se pueden hacer las cosas. Tampoco se ha dado una seguridad habitacional a mucha gente que vive hacinada en pisos de 20 metros cuadrados. Hay que ser críticos y exigentes: la gestión del gobierno central no ha sido buena. Ha sido insuficiente.
¿Para qué sirvió el mando único?
En teoría, para coordinar el funcionamiento de los 17 servicios de salud que tenemos en el país. Pero también ha actuado de forma insuficiente. Quien se encargaba de realizar esta coordinación era el Consejo Interterritorial de Salud y también lo ha ejercido deficitariamente. En los 40 años que lleva funcionando el sistema descentralizado de salud pública no hemos desarrollado ninguna tradición de armonización de las políticas de salud, que es competencia del Ministerio de Sanidad. La consecuencia es que cuando hemos necesitado activar todas las redes de vigilancia epidemiológica nos hemos encontrado con muchas dificultades. Pero hay más ejemplos de incompetencia.
¿Se refiere al papel que ha tenido la sanidad privada en esta emergencia?
Exacto. La sanidad privada no ha estado al servicio de la sanidad pública. Eso es una realidad. Y donde se hizo fue de manera simbólica como lo demuestra que ahora tenemos a algunos propietarios pidiendo recompensas por los servicios prestados durante la pandemia. Eso es una vergüenza. A finales de marzo y primeros de abril tuvimos camas UCI privadas sin usar cuando todo el sistema estaba desbordado. Y eso ha pasado en Madrid y en otras comunidades. Pero tampoco podemos olvidar la situación que ha vivido la atención primaria durante el mando único. Si el Ministerio estaba convencido de que era insuficiente, yo me pregunto por qué no se ordenó reforzarlo.
¿Cree, entonces, que esa descentralización en 17 sistemas sanitarios distintos, ha debilitado la acción conjunta contra el coronavirus?
No. La centralización no es la solución. Un servicio público, y digo lo mismo de la educación, debe estar planificado y diseñado por profesionales y por la propia ciudadanía, que es a quien va dirigido. Por eso creo que es absolutamente necesario que estén descentralizados. Es la única manera de tener en cuenta todos los condicionantes socioeconómicos y de género necesarios para diseñar cualquier programa de salud pública. El problema ha sido la falta de experiencia para coordinar nuestro sistema descentralizado. Es que en España no tenemos un plan estatal de salud integral e integrado. El Consejo Interterritorial, que es donde se ven todos los consejeros autonómicos, no ha sido operativo en esta emergencia. De ahí que las redes epidemiológicas hayan sido desastrosas y que la tardanza en conocerse las cifras se hayan convertido en motivo de debate.
Que más del 20% de los infectados sean sanitarios debería provocar vergüenza porque eso no ha pasado en ninguna parte del mundo
Pero también existen singularidades autonómicas. Una de ellas es la organización del servicio madrileño de salud como área sanitaria única. ¿Hasta qué punto ha afectado a la atención primaria?
Eso fue un hito para introducir la competencia regulada, el mercado interno, etc. El gran engaño del gobierno de Madrid es el área sanitaria única. Una de las bases de su juego era la libertad de elección de los médicos de cabecera para esconder que la intención real era permitir que las leyes del mercado entrasen en el sector sanitario. Por eso digo que fue una falacia. Todos elegimos a nuestro médico en función de la cercanía y de la confianza. Nadie se va a la otra punta de la ciudad a pasar una consulta ordinaria. Y ahora estamos pagando sus consecuencias. Han confinado zonas en base a un número de positivos por cada 100.000 habitantes pero, ¿dónde van esas personas? ¿Dónde trabajan? Pues al lado de un área confinada, incluso con peores datos, que la que no lo está. Sólo hay que mirar los mapas. Pero es que, además, el área sanitaria única destruyó la atención cercana que desempeñaban las 11 áreas que había, y que podían haberse incrementado en alguna más. Esta decisión sólo cabe entenderla en el deseo de privatización y competencia entre centros del Gobierno del PP. Aquello que decía Esperanza Aguirre sobre que el dinero seguía al paciente… claro. Desde ese momento, los pacientes fueron derivados a hospitales de gestión privada o semiprivada, no a los centros que cada uno elige.
Entonces, el sistema puede provocar un nuevo caos con los confinamientos selectivos actuales. Por ejemplo, un paciente de Vallecas que tiene su médico en la zona norte de Madrid.
Claro. Ahora, por fin, se ha visto la ineficacia de su funcionamiento. Madrid ya era una de las capitales más segregadas de Europa antes de la pandemia y ahora, en lugar de aminorarlo, lo están profundizando. ¿Por qué no han fortalecido los centros de salud? ¿Por qué no han contratado un mayor número de rastreadores? La expansión de los contagios en Madrid no se debe a los estilos de vida, como ha dicho Isabel Díaz Ayuso, sino a las condiciones materiales de vida de miles de personas. Esa es otra de las vergüenzas de este gobierno regional.
Pero uno de los argumentos utilizados por el Gobierno de Madrid para justificar el colapso de la atención primaria es la imposibilidad de contratar médicos porque las bolsas de trabajo están a cero. ¿Es cierto?
Justificar el caos sanitario por la falta de médicos no se lo cree nadie. Es que ni siquiera intentan fidelizar a los MIR que acaban la carrera. ¿Por qué no les ofrecen contratos dignos? Hablo de cientos de estudiantes, muchos de los cuales salen corriendo de Madrid. La desgracia es que esto se viene haciendo desde hace tiempo. La política de contratación de la Comunidad es de las peores de España. No sólo porque paga menos sino por las condiciones laborales que ofrecen. Una de las tragedias de la pandemia, y eso es extensible al resto del Estado, es cómo los sanitarios se han enfrentado a una situación de emergencia. Que más del 20% de los infectados sean sanitarios debería provocar vergüenza porque eso no ha pasado en ninguna parte del mundo. Nos hemos enfrentado a la pandemia a cuerpo descubierto. Y la culpa es del gobierno central. ¿Dónde estaba la previsión ante un estado de emergencia?
Nadie esperaba que el impacto del coronavirus llegara a ser tan devastador
¿Y eso justifica que el estado no estuviera preparado para una situación de emergencia, sea cual sea su naturaleza? Eso no se sostiene mínimamente.
¿Cree que los 850.000 vecinos de Madrid que han sido confinados comprenden las medidas de emergencia que se han tomado?
Creo que muchos lo han interpretado como parte de la estrategia de una guerra de clases. Y la reacción que han tenido es la única que tienen a su alcance: movilización, información y autoorganización. Y me parece lógico porque las únicas medidas que van a reforzar son las policiales, no las sanitarias. ¿Puede usted decirme si han anunciado alguna medida sanitaria de emergencia en los barrios y municipios afectados? ¿Van a enviar a Abrantes, a Carabanchel o a Vallecas personal médico y enfermeros de refuerzo? No. Sólo han pedido al Gobierno central policía y militares para que hagan cumplir las medidas. Esta decisión profundiza la segregación que ya existía y terminará por hundir en la estigmatización a esos barrios si alguien no lo remedia.
La sensación que queda es que todo ha derivado hacia la disputa política. Incluso el encuentro entre Pedro Sánchez e Isabel Díaz Ayuso terminó convertido en un pulso donde primaron los gestos políticos en lugar de las decisiones sanitarias.
La atención primaria va a quedar como la beneficencia para los pobres. Y todo el mundo que pueda se hará una póliza y un seguro privado. Esta es la gran tragedia
Es un pulso entre dos modelos. El problema es que el del gobierno central no se está llevando a cabo. Imagino que es porque no se lo terminan de creer. Dicen que son un ejecutivo progresista pero no aplican medidas que lo demuestren ni demuestran capacidad para intervenir en la buena dirección. Me gustaría recordar que 15 días antes de decretar el estado de alarma se seguía acudiendo a trabajar. Eso dice mucho, en mi opinión, de cómo comenzó esta situación. Y le faltó previsión en el acopio de insumos para enfrentar la pandemia ni se fortaleció la atención primaria, la primera línea de contención que España tenía ante una emergencia sanitaria. No era cuestión de abrir más camas. Eso vino después, cuando la atención ambulatoria se desbarató y la expansión del virus se volvió comunitaria. Es lo que ahora está sucediendo en Madrid. Como no ha hecho absolutamente nada desde que comenzó la desescalada en junio, ahora va a necesitar camas y presumiblemente registrará una sobremortalidad por una atención inadecuada no sólo por la covid sino por el resto de patologías.
¿A qué atribuye esa inacción del gobierno de Díaz Ayuso en la atención primaria y en la contratación de rastreadores sabiendo que la segunda ola estaba a la vuelta de la esquina?
Yo creo que han hecho cosas, aunque yo no las comparta. Han puesto la economía a funcionar a marchas forzadas. A lo otro, sin embargo, no le han dado la misma relevancia. Como cuentan con más de 80.000 profesionales que nos vamos a dejar la piel en esta crisis pues piensan que ya responderán. En fin. Es el desprecio a poner la vida y el bienestar de los madrileños y madrileñas en el centro de sus políticas. Si no es que sean tontos ni ineptos. Valen para lo que valen. Y su modelo es no restringir la capacidad económica. El resultado lo estamos sufriendo. ¿Qué ha sucedido en las residencias? Y no vale decir que Madrid no está peor que otras capitales europeas. ¿Cómo que no está peor? ¿No consultan los datos? Lo que aquí ha sucedido no se ha vivido en París, ni en Berlín, ni en Londres, ni en Lisboa, ni en Roma ni en Atenas. No señor. Aquí tenemos una extensión comunitaria del coronavirus bastante alarmante y lo que se debería hacer sociosanitariamente no se está haciendo. Y esto costará vidas.
¿Alberga esperanza de que algo pueda cambiar a mejor?
Pues, sinceramente, creo que si no se producen cambios sustanciales va a ser difícil de revertir la situación de maltrato que han sufrido los profesionales de la sanidad en todas las categorías. Desde el personal de limpieza y médicas hasta celadores, enfermeros y administrativos que lo dieron todo hasta el punto de perjudicar su propia salud. Eso es imposible de olvidar y por eso hoy ya no muestran el mismo ánimo y moral que tenían en marzo. Pese a todo muchos siguen triplicando sus horas de trabajo ante la escasez de personal de refuerzo y eso hay que explicarlo.
¿Cuál es su mayor frustración?
Ver cómo se está desmantelando la atención primaria que va a quedar como la beneficencia para los pobres. Punto. Y todo el mundo que pueda se hará una póliza y un seguro privado. Esta es la gran tragedia, que cuando podía haber sido la base para abordar bien esta pandemia va a terminar siendo su entierro. Me da mucha pena lo que está ocurriendo.