No imaginamos estar aquí cuando comenzamos la residencia. No fue algo que llegáramos a contemplar. Por uno y otro motivo ninguno de los firmantes de esta carta se planteó la posibilidad de luchar por los derechos mermados de nuestros compañeros. La cultura inmovilista del colectivo, a menudo incentivada por nuestra situación de vulnerabilidad, no has dejado en una estanqueidad que no consigue logros nuevos. Es más, nos hemos acostumbrado a aguantar con resignación los envites que por todas partes recibimos. Es hora de rechazar tanta tropelía.
El 8 de Mayo el MATS concurrió por primera vez a las elecciones sindicales de los residentes en la Comunidad de Madrid. Los candidatos pertenecíamos mayoritariamente al Hospital Universitario La Paz. La realización de una buena campaña electoral nos animó a confiar en que obtendríamos representación en el Comité de Empresa. Sin embargo, no pensamos que conseguiríamos 5 delegados. Nuestra incorporación sin duda proporcionará ganas y frescor a las funciones del Comité.
En calidad de garantes de los intereses de los residentes, deseamos unas condiciones laborales que alcancen los estándares de calidad de las democracias de nuestro entorno. Pero no nos engañemos, nuestras pretensiones, desgraciadamente, no pueden ser tan ambiciosas. Primero hemos de luchar por unos derechos ya conseguidos y que nos han sido arrebatados. Simplemente queremos reclamar lo que es nuestro. Con ello no solo sanearemos nuestra posición, sino que ofreceremos unan mejor asistencia a los pacientes. La que merecen.
Pongamos un ejemplo claro: el incumplimiento de las libranzas de guardia. Tras haber trabajado 24 horas se obliga a muchos residentes a quedarse la siguiente jornada laboral. De esta forma, encadenan 31 horas de trabajo ininterrumpido, poniendo en riesgo la salud mental y física del trabajador y, inevitablemente, la del paciente. La justificación dada a dicha elongación horaria es inaceptable: completar la formación del residente. Los planes de formación deberían ajustarse a las libranzas de guardias. Además, estados de extenuación no son las circunstancias idóneas para el aprendizaje. La realidad suele ser otra más cruda: realizar los trabajos más tediosos que deberían quedar cubiertos por profesionales que se encuentren dentro de su horario habitual.
A este abuso se le suman otros tantos: salarios que se sitúan a la cola a nivel estatal; el recorte del 50% en las dos pagas extraordinarias anuales que agrava la situación de precariedad económica (consideremos que Madrid es la Comunidad Autónoma más rica de España, la que más dinero produce y con el nivel de vida más caro); o la falta de 36 horas seguidas de descanso semanal conduce a un burnt out de una precocidad que asusta.
La lista continúa y seguro que muchos de vosotros podríais contribuir a alargarla. Pues bien, hemos sacado las tijeras y queremos podarla al ras. Solo lo podemos hacer con vuestra ayuda. Las quejas vacías deben convertirse en acciones concretas. Necesitamos una movilización de los residentes. El hartazgo generalizado la reclama. Vuestra colaboración es indispensable.
Ninguno de nosotros imaginó que llevaría a cabo esta empresa. Sin embargo, aquí nos tenéis, con plena confianza en la fuerza que podemos alcanzar juntos y con la motivación de no dar nada por perdido.
Atentamente.
L@s delegad@s del Comité de Empresa de residentes del MATS.