Dermatología es la especialidad que más pacientes capta de la sanidad pública según publica hoy El PAÍS
El sistema de libre elección de médico instaurado por el PP en 2010 hace que miles de pacientes (casi 115.000 en 2018) dejen sus hospitales públicos de referencia y acudan a los cinco de gestión privada, que cobran más de la administración cuantos más pacientes atienden (los públicos, no). La Comunidad defiende que esto se debe a “la libre elección de los usuarios”. Pero los datos de 2018 muestran que los trasvases están muy focalizados en pacientes de dermatología (17.542), otorrinolaringología (12.531) y ginecología (10.849). Los hospitales que más usuarios perdieron fueron La Paz, el 12 de Octubre y el Puerta de Hierro.
Los madrileños pueden escoger libremente cambiar de centro de salud, médico, especialista y hospital. Pero el motivo más habitual para hacerlo suele ser por los tiempos de espera: si un paciente pide cita para el especialista y en su centro hospitalario tardan mucho, suele optar por otro donde tarde menos. Los hospitales de gestión privada integrados en la red pública parten con ventaja: “Cuando el paciente va un hospital público a otro de gestión privada, el dinero sigue al paciente, es decir, la Comunidad paga un dinero al hospital por ese usuario captado”, dice José Manuel Freire, diputado regional del PSOE. “Pero cuando es al revés, el dinero no sigue al paciente. Teóricamente hay una facturación, pero el hospital público no ve ese dinero”, añade. “Es una situación asimétrica que favorece que los pacientes vayan de los hospitales público a los de gestión privada”.
Así, los cinco hospitales de gestión privada (Fundación Jiménez Díaz, Villalba, Infanta Elena, Rey Juan Carlos y Torrejón) integrados en la red pública pueden permitirse contratar más profesionales para agilizar sus listas de espera, mientras que los públicos no. “Las reglas actuales hacen que a los hospitales públicos no les tenga a cuenta atraer pacientes, porque cuando lo hacen no les llegan más recursos, mientras que los de gestión privada sí que les sale rentable buscar más pacientes”.
Una petición de información de la diputada de Más Madrid Mónica García ha obtenido los datos de 2018, que suponen una radiografía de este proceso. De los 114.426 pacientes que deberían haber acudido al especialista en un centro público y optaron por uno de gestión privada, 17.542 eran de dermatología; 12.531, de otorrinolaringología; 10.849, de ginecología; 8.899, de cirugía maxilofacial y 8.328, de aparato digestivo. Estas cinco especialidades suponen más del 50% del total. Algunos casos llaman la atención: el departamento que más pacientes ha dejado ir a hospitales de gestión privado es el de Maxiolofacial del Clínico (2.831), seguido por Traumatología de La Paz (2.646), Maxilofacial del Gregorio Marañón (2.351) y Dermatología de La Paz.
“Los hospitales de gestión privada captan aquellas especialidades que le van a suponer menos riesgos, dermatología, otorrinolaringología… también tiene que ver con procesos menores, y sobre todo con consultas que en la sanidad pública tienen mucha demora”, dice García. “Se llevan los pacientes más rentables, que no requieren mucha complejidad. Nunca van a cogerse un paciente cardiovascular o de cirugía infantil, que no requieran mucha complejidad”, continúa.
Freire tercia: “El Gobierno debería saber por qué hay tantas diferencias en los hospitales que derivan, y por qué esto se deriva tanto en algunas especialidades”. En su opinión, “la consejería debería hacer análisis para saber qué pasa en algunos hospitales en traumatología, dermatología, ginecología… Y averigüar qué está sucediendo, si la demanda a los especialistas es más alta en unos sitios que otros, si faltan especialistas o si se ven menos pacientes con los mismos recursos”. En su opinión, “también tendrían que ver si se pueden organizar los servicios de una manera mejor, porque por ejemplo en dermatología la telemedicina ofrece posibilidades para agilizar las consultas”.
Un portavoz de la Consejería de Sanidad defiende que la libre elección es un elemento que se introdujo en la sanidad pública madrileña hace años y que “se considera como un elemento para la autonomía del paciente y su capacidad de influir en su propio proceso”, ya que puede elegir “hospital, médico, centro de salud y especialista”. “Entendemos que es un elemento positivo para el paciente y que aporta calidad al sistema”, añade el portavoz.
Para la consejería, “si hay más afluencia de unos servicios a otros, eso viene dado por la propia libre elección, pero no implica que haya un problema en otros servicios”. Así, “hay unos centros que pueden tener más afluencia y otros que pueden ganarlos”, como también “hay hospitales públicos que aumentan su número de pacientes, como ocurre con el Gregorio Marañón”.
El socialista José Manuel Freire cree, en cambio, que “el Gobierno de la Comunidad no está poniendo todos los medios para que los hospitales propios tengan el rendimiento que deben de tener por su personal y por las instalaciones y equipos que tienen”. Pone como ejemplo el bajo rendimiento de los quirófanos en el hospital Santa Cristina, tal y como el PSOE denunció en la Asamblea. “Hay servicios que desearían tener más carga de trabajo en especialidades que el Gobierno está mandando a hospitales de gestión privada, mientras que otros hospitales públicos no están teniendo el rendimiento que deberían tener”. Freire denuncia además que el Gobierno regional lleva un “enorme retraso” en liquidar las facturas por libre elección (todavía faltan por pagar algunas de 2016) y considera que el proceso es “opaco”.