Según Informes de la Intervención General de la Comunidad de Madrid, el Hospital Clínico San Carlos “parece incumplir la Ley en materia presupuestaria y de contratación administrativa”.
En materia Presupuestaria, el Informe de la Intervención General señala que: “se vulnera sistemáticamente la ley Reguladora de Hacienda de la Comunidad de Madrid y las Leyes de presupuesto” y esto ha generado que a lo largo de los últimos años se haya ido acumulando deuda, que asciende según dicho Informe a 16 millones de euros en 2013, 9 millones en 2014 y 31 millones en 2015. La Intervención General señala además que “el anteproyecto, proyecto y contrato de gestión, no se han configurado como auténticos instrumentos de planificación de los recursos y que los Presupuestos no se han elaborado con criterios ajustados a la evolución de los gastos reales “
Los intereses de demora en los últimos 5 años han sido de 11 millones de euros y la Cámara de Cuentas señala que ha habido un déficit de financiación de 7 millones de euros.
El mismo Informe señala que “la gestión de los ingresos y el seguimiento de la deuda no son adecuados” y que “existe un riesgo elevado de pérdida de ingresos potenciales y de prescripción de las deudas contraídas y que algunos listados de facturación, bien no se han facturado, o bien se han facturado tarde y han prescrito”.
De dicho Informe además, se puede deducir, que en 2017, la Gerencia del Hospital Clínico, gestionó el Presupuesto, saltándose el Presupuesto inicial aprobado por la Asamblea en 61 millones de euros y ese mismo año, se dejó pendiente un pago de casi 20 millones de euros.
Con esta deuda acumulada, para el año 2019, el Hospital tiene un déficit de 40 millones de euros con respecto a lo que se gastaron el último año y con estos datos la Cámara de Cuentas señala que los Presupuestos para este año, son de imposible cumplimiento, pues a lo presupuestado para este año, hay que restarle 40 millones menos.
Con estos datos es fácil calcular la deuda de esta Gerencia desde 2013 a 2019.
El Informe señala como ejemplo de mala Gestión a la Fundación de Investigación y al Instituto de Investigación Sanitaria, diciendo que no existe detalle de los Gastos de ninguno de estos dos órganos y que las relaciones económico-financieras entre el Hospital y la Fundación no son ajustables a la realidad.
Los nuevos modelos de Gestión.
¿Es este despilfarro una de las justificaciones de la Gerencia para seguir introduciendo e impulsando las Unidades de Gestión Clínica y los Institutos y así seguir repartiendo beneficios entre unos pocos con una fiscalización más laxa?
En el Hospital Clínico conviven en la actualidad 6 Institutos y 13 unidades de Gestión Clínica, con el resto de Servicios Médicos y Quirúrgicos.
Esto modelos gerencialistas que se han ido constituyendo con la excusa de la búsqueda de una mayor eficiencia y de un menor coste en la prestación de servicios públicos, tratan en realidad de introducir criterios empresariales en la práctica clínica diaria.
La diferencia de estos modelos es que mientras en la Gestión directa, cada especialidad médica tiene su servicio y es el jefe de servicio el que organiza el trabajo asistencial y cuando necesita algo (personal, aparatos, material) tiene que pedírselo al director que se lo dará o no. Cuando el servicio se convierte en una Unidad de Gestión Clínica, su director también se encargará directamente de la gestión económica y de personal, según el nivel de autonomía que se le conceda.
Se trata pues, de una Gestión descentralizada que propicia la fragmentación del sistema o de centros y unidades, introduciendo criterios de competencia y de mercado (rentabilidad económica e incentivos) en lugar de cooperación.
Los objetivos a cumplir por las Unidades de Gestión Clínica no se consensuan con los profesionales. La función por objetivos se fija anualmente mediante Contrato-Programa y estos objetivos van esencialmente destinados a reducir y controlar el gasto más que a mejorar la asistencia.
El modelo se basa pues en un reparto de incentivos económicos que si no están bien fundamentados pueden tener un efecto perverso sobre la selección de procesos, prefiriendo los pacientes rentables en menoscabo de los crónicos, afectando a la equidad que ofrece la Sanidad Pública. Lo que prima es gastar poco, derivar poco al especialista y mantener poco tiempo ingresado al paciente. Además, como no hay Auditorías externas, sino que la evaluación es una autoevaluación o registros de la propia Unidad, la fiscalización de estas unidades está sometida a unos controles menos exhaustivos.
Es decir fomentar estos modelos de Gestión con el pretexto de la mayor eficiencia y el menor coste, pone en riesgo la calidad asistencial pues priorizar los criterios económicos por encima de la mejora en la asistencia, puede hacer por ejemplo que pacientes con patologías no rentables puedan encontrar dificultades para acceder a determinados servicios, al suponer una merma de ingresos para las empresas ya que éstas tienen la oportunidad de apropiarse de los beneficios que se generen.
El actual Gerente del Hospital, debería reflexionar sobre la implantación de estos modelos en nuestro Centro. El modelo Sanitario de Sanidad Pública es propiedad del conjunto de la ciudadanía (que la mantiene con sus impuestos) y no de determinados profesionales sanitarios, gestores ideologizados o políticos sin ningún escrúpulo.
Sección Sindical del MATS del Hospital Clínico
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