#AsambleaPermanentePrensa
#NoAlEmpleoPrecario
Desde el 21 de julio, la prensa diaria ha desaparecido de los kioscos debido a un conflicto laboral propio del siglo XXI (o del XIX), según se mire. Los trabajadores del reparto en medio de una reconversión del sector de la prensa escrita, obligada por la presión de la lectura digital de los medios, se niegan como tantos otros a renunciar a sus derechos: a la garantía de un contrato que permita una vida digna, a cobrar sólo por hora trabajada sin descansos, etc. Nada nuevo en la ofensiva patronal que llevamos sufriendo desde hace años.
Los repartidores de prensa exigen unas condiciones de trabajo dignas y un compromiso de contratación que garantice sus puestos de trabajo, mientras tanto se encuentran en Asamblea Permanente, por lo que piden la solidaridad de lectores, trabajadores y kioskeros para no comprar prensa mientras dure la negociación de sus puestos de trabajo.
Estos compañeros fueron excluidos en 1992 del Estatuto de los Trabajadores (modificación art. 1, punto G) lo que les obligó a su constitución como trabajadores autónomos, sin embargo desde entonces han defendido sus condiciones de trabajo negociando con la patronal al igual que cualquier otro sector.
Treinta años de trabajo y de negociación han evitado la precarización del reparto de prensa en Madrid, pese a que el sector tiene el dudoso honor de ser pionero en la explotación de la figura de los falsos autónomos.
La patronal (DIMA) de la distribución de Prensa se apoya en la propiedad de las furgonetas por parte de los trabajadores (actualmente se aplica a los riders) para esgrimir la figura de trabajador autónomo “independiente”. Pero como en otros casos, el repartidor de prensa está muy lejos de ser independiente. Su horario, ruta de trabajo y condiciones dependen de un único (y en este caso monopolista) patrón.
Dada la reconversión que en la actualidad afronta la prensa escrita, los trabajadores del reparto llevan un año intentando negociar un nuevo contrato… Como en otros sectores, la patronal piensa que la reconversión consiste en despojar de derechos y de la mitad del salario a los trabajadores, aplicando desde el día 20 la “ultraactividad” al acuerdo negándoles el derecho a realizar su trabajo.
O sea: “Si no aceptáis, no cargáis”