El miércoles 25 de abril dimitía Cristina Cifuentes como presidenta de la Comunidad de Madrid. Quien se presentaba públicamente como abanderada de la regeneración y de la lucha contra la corrupción ha dejado su presidencia envuelta en sucesivos escándalos (cundo se publica este artículo es aún presidenta del PP de Madrid y diputada autonómica).
Son muchos y muy numerosos los temas que se pueden tratar a raíz de esta dimisión. A destacar, lo llamativo que ha sido la filtración de un hurto que precipite la salida de la ya expresidenta: la que siendo Delegada del Gobierno en Madrid no escatimó en brutalidad policial, represión y calumnias contra los movimientos sociales, contra quien defendía los servicios públicos y contra las familias desahuciadas; la que mantiene a un 40% de la Plantilla del SERMAS en situación de fraude laboral; la que está desarrollando una política de desmantelamiento de la sanidad pública propiciando que se doble el número de personas en lista de espera para una intervención quirúrgica. Y, finalmente, termina dimitiendo por un hurto en una superficie comercial.
Igualmente llama la atención, y es conveniente destacar, que se trata de un vídeo de hace 7 años, que se ha mantenido oculto todo este tiempo y que se ha hecho público cuando tras el bochornoso escándalo del “no master” se planteaba la posibilidad de una moción de censura que obligara a “la marca blanca”, Ciudadanos, a posicionarse y desgastarse manteniendo a alguien tan deslegitimizado, evidenciando así su papel de recambio, muleta y escudero de un partido hundido en la corrupción como es el PP madrileño.
Otra reflexión es la catadura moral de alguien que cobra miles de euros al mes y decide mangar cremas en un Eroski… Mucha gente puede llegar a pensar que, “si hace eso en un hipermercado con cámaras y vigilantes por unas cremas que fácilmente se puede permitir, qué no podrá hacer siendo presidenta de la Comunidad de Madrid o Delegada de Gobierno”.
La dimisión de Cifuentes es una buena noticia, pero el problema no es que hurtara cremas o que haya falsificado un master. El problema es que ha implementado durante años una política antisocial, de desmantelamiento de los servicios públicos, de destrucción de la sanidad pública para ponerla al servicio de las grandes empresas para que se lucren, de haber privatizado hasta la sangre que de forma altruista los madrileños y las madrileñas donan. El problema es que las listas de espera quirúrgicas y de consulta han supuesto dolor y sufrimiento innecesario a decenas de miles de personas. Ese es el problema.
Necesitamos no solo que se vaya Cristina Cifuentes. Necesitamos que se vayan todos los que quieren destruir los servicios públicos y saquearlos. Necesitamos que aumente el cuidado por nuestras personas mayores, por la infancia; necesitamos una mejor educación pública y una política de vivienda que haga que nadie viva con miedo de quedarse en la calle. Necesitamos que mejore el medio ambiente y la protección de los sectores más desfavorecidos socialmente. Necesitamos que la Comunidad de Madrid deje de estar a la cabeza de desigualdad social. Necesitamos dejar atrás esta situación actual de ser víctimas de un experimento neoliberal que se está revelando nefasto e insostenible.
Y para ello son necesarias políticas públicas encaminadas a defender los intereses de las mayorías sociales. También necesitamos que la ciudadanía se organice y participe para defender sus derechos, que el tejido social se fortalezca y se movilice en todos los ámbitos. No puede ser que consintamos procesos que se están dando en estos momentos como el encaminado a privatizar las cocinas y los almacenes del Hospital La Paz. Desde el MATS hacemos un llamamiento público a los y las trabajadoras del SERMAS a participar con nosotr@s y al conjunto de la población de la región en las Plataformas en defensa de los hospitales que se han creado y que se están desarrollando en distintos territorios. La participación será la mejor garantía contra la corrupción y las medidas antisociales.