Una movilización sin precedentes. Un hito histórico en la lucha del movimiento feminista. Una “revolución” al grito de “este mundo no nos gusta y lo vamos a cambiar”. Nada más y nada menos. Todo se ha dicho ya. ¿Qué más se puede agregar? Nosotras, por nuestra parte aportaremos aquí algunas reflexiones e ideas.
1.- Ha sido un movimiento masivo de millones de mujeres a las que se han sumado hombres. Ha sido un movimiento social que ha penetrado ocupando las calles, las plazas, los hogares, los centros de estudio y de trabajo. Han sido meses de preparación que ha terminado en una extraordinaria demostración de fuerza. Ha sido un movimiento que ha vencido inercias e inmovilismos del poder político, del sector empresarial y de la reacción. Ha sido un movimiento que ha obligado a los partidos y sindicatos (comprometidos con el poder económico y político), a salir también a las calles. Un movimiento que ha dejado retratado al PP, Ciudadanos y al sindicalismo corporativo.
2.- Este movimiento presenta tres características fundamentales. La primera, como no podía ser de otra forma, el sujeto social son las mujeres; millones de mujeres autoorganizadas a cuya vanguardia está una generación muy joven que nos hace recordar las primeras jornadas del 15M. La segunda es que es un movimiento internacional que, con diferente intensidad o características se manifiesta ya en la mayoría de los países. La tercera es que este movimiento tiene una característica objetivamente anticapitalista, como ellas mismas afirman: cuestiona la discriminación de la mujer en todos los aspectos de la vida, el acoso y la violencia sexual, así como la explotación en los centros de trabajo y fuera de ellos, siendo tratadas por los hombres como mercancías de segunda clase; es decir, cuestiona el capitalismo patriarcal.
3.- Un dato importante. A este movimiento, además de agregarse hombres, se han unido las mujeres de ámbitos económicos medios o medios altos. Incluso Ana Botín ha tenido que mostrar su apoyo a su pesar. El gobierno ha quedado a la defensiva. Los obispos más reaccionarios se han retratado como los “Torquemada” del siglo XXI. Más del 80 por ciento de la población ha visto con simpatía la convocatoria de huelga. Los medios de comunicación –beligerantes en un primer momento contra la Huelga- se han visto desbordados por la participación masiva de las mujeres dedicadas al mundo de la comunicación. Otro dato importante. Este movimiento ha empezado a calar también entre las capas de mujeres trabajadoras más explotadas, las que han podido han secundado en muchas empresas y centros de trabajo la huelga; y las que no lo han podido hacer, han mostrado su solidaridad. Esto es solamente el inicio, pero todo parece indicar que puede ser prometedor.
4.- Se abre un camino nuevo, plagado de desafíos y trampas. Es muy posible que los que hasta ahora han hablado maravillas del movimiento feminista, intenten torpedearlo. Así ha ocurrido otras veces como por ejemplo con el 15M o Podemos. Unos intentarán desprestigiar, diciendo que el enfoque anticapitalista y la movilización alejan las soluciones porque dividen; que la verdadera solución vendrá del consenso parlamentario para dar luz a leyes que acaben con los problemas; y, hasta los propios sindicatos mayoritarios, en su afán por controlar lo que no está en su esfera de influencia, se vestirán de violeta para hacerse pasar por los legítimos representantes de un movimiento que es independiente. Y todos ellos harán maniobras diversas para aislar a la parte más combativa del movimiento y evitar que entren en acción las capas de mujeres más explotadas, precarizadas y empobrecidas.
5.- Para el MATS esta gran movilización de las mujeres se encuadra perfectamente en el Sindicalismo Social que hemos venido propugnando; y que consiste en luchar por acabar con la explotación y la opresión que sufren las trabajadoras y trabajadores en todos los aspectos de nuestras vidas; se produzcan dentro o fuera de los centros de trabajo. Por ello pensamos que hay que trabajar para que este movimiento, sin que por ello abandone sus características y reivindicaciones específicas, confluya con otros movimientos sociales, como la reciente movilización de las jubiladas y jubilados por unas pensiones dignas y también con los movimientos de trabajadoras y trabajadores que luchamos contra la precariedad laboral.
6.- Por nuestra parte, el MATS, seguiremos apoyando. Nos pusimos a su disposición para convocar legalmente la huelga de 24 horas en la sanidad pública madrileña y en Madrid salud. Esta misma disposición sigue activa después del 8 de marzo. Más aún, cuando se trata de un movimiento en el que nos sentimos representadas en sus formas de lucha directa y autoorganización. Un movimiento que lucha por la defensa de las mujeres en general y de las mujeres trabajadoras en particular. Ahí nos vamos a encontrar, codo con codo, haciendo que cada día del año sea un ocho de marzo de lucha y reivindicación feminista.
Madrid, marzo de 2018
Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad