Los padres de los niños ingresados en la UCI pediátrica del 12 de octubre se sienten abandonados. Han pasado ya dos semanas, desde que el hospital tuvo que evacuar esa unidad por culpa de una inundación. Quince días después, las familias se turnan para sentarse en sillas plegables de madera, que les han facilitado las enfermeras, y se pasan el día rodeados de regletas con enchufes y bombas de oxígeno
Los trabajadores del MATS aseguran que lo que ocurrió en la UCI pediátrica se veía venir. Según Lucía García, delegada de este sindicato: «Las profesionales ya habían alertado del peligro. En 2016 hicieron un escrito avisando de las goteras que afectaban a varias salas de la UCIP (almacenes…) y quirófanos de pediatría, y hace poco ya se reventó otra tubería en una planta de la maternidad, goteando en la UCI y varias plantas más abajo, y obligando a trasladar a algún niño.
Los padres no se quejan, en absoluto, del trato sanitario que están recibiendo sus hijos. Sólo piden a la gerencia que deje de improvisar y les facilite un espacio más adaptado porque pasan allí todo el día.
Desde la Consejería aseguran que la atención a los niños ingresados cumple con las garantías de seguridad necesarias y que se ha contratado a 8 enfermeras, 13 técnicos auxiliares de cuidados de enfermería y dos celadores para reforzar la plantilla. Respecto a las condiciones de confort de los padres, aseguran, se están tratando de mejorar.