En este inicio de año, trabajadores de los hospitales Ramón y Cajal, La Princesa, La Paz, el 12 de Octubre y el Gregorio Marañón han estallado ante la saturación de sus Urgencias.
Por Marco González
El patrón se repite año tras año: los servicios de Urgencias de los hospitales alcanzan los picos de saturación con la llegada de la gripe. O al menos ese es el argumento que sale desde las altas esferas sanitarias. Sin embargo, los comunicados de trabajadores y sindicatos viran en otra dirección: el problema no es la gripe, es la falta de acción para reabrir camas y contratar a más personal. Y en las últimas semanas las denuncias de los profesionales se están desbordando, sobre todo en los grandes hospitales de la Comunidad de Madrid.
Las imágenes de las Urgencias del Hospital La Paz han corrido como la pólvora después de ver a pacientes en espacios ínfimos o directamente en pasillos. La organización de sus trabajadores puso en la esfera política el conflicto. Aun así, al igual que un virus, estas escenas se han contagiado a otros centros madrileños de gran capacidad como es el Hospital Clínico San Carlos, La Princesa, el Ramón y Cajal, el Gregorio Marañón o el 12 de Octubre.
Salas sin capacidad y pacientes a la espera en el Marañón y el Clínico
“La situación es insostenible”, fue el grito que lanzó la delegada del Sindicato de Enfermería del Gregorio Marañón, Mariola Martínez, este pasado 12 de enero. En total, según denunció, durante tres días (10-11-12 de enero) hubo cifras en torno a los 50-60 pacientes pendientes de ingreso. Todo estaba “completamente ocupado”, mientras, como apuntó, el centro mantenía cerrada una zona de las Urgencias por “falta de personal”. Hasta 19 usuarios permanecían en pasillos.
Pero la frase clamando contra la insostenibilidad de lo que se vivía en el servicio Gregorio Marañón también ha sido repetida esta semana, en varias ocasiones, pero en el Hospital Clínico San Carlos. “No se trata de un tema puntual”, matiza María Ángeles Martín, profesional del centro y delegada del sindicato MATS. Los datos de los cuadros de mando empiezan a hacer acto de presencia: este martes 23 había 58 pacientes en una sala para 30 personas, al tiempo que había 25 esperando ingreso; el jueves, 19 pacientes acumulaban “más de 24 horas” ‘buscando’ una cama de una habitación y esa misma sala que el martes se colapsaba seguía contando con “más de 50” usuarios.
Ante este escenario en el complejo hospitalario, Martín alerta de que la plantilla está viviendo episodios de “crisis de ansiedad”. El diagnóstico de la delegada sindical de MATS es claro: faltan camas después de que la Dirección del Clínico cerrase un gran número en los últimos años. Así como el Sindicato de Enfermería levantó la voz en el Gregorio Marañón ante la baja contratación de trabajadores para reforzar las Urgencias, en este otro centro la crítica sigue la misma dirección, que recuerdan que para el triaje se está esperando hasta “50 minutos”.
Una enfermera para 100 pacientes en La Princesa
Y, precisamente, el triaje se ha convertido en un quebradero de cabeza en las Urgencias del Hospital La Princesa. Esta semana el trabajo se ha tenido que multiplicar hasta cotas desorbitadas. Según lamentaron los profesionales del servicio a la Gerencia del hospital, hay apenas 23 enfermeras y 18 auxiliares para cubrir una media de 270 urgencias diarias. “En los últimos meses hemos tenido picos de 325 pacientes en un día”, detallaron este pasado jueves.
El hecho se hace notar en el triaje donde sólo hay una persona, que además se encarga de tomar las constantes a una media de 100 pacientes por turno. “En ocasiones la lista de espera para ser triados es de más de 30 personas, lo que supone no prever la gravedad de la consulta hasta pasada hasta una hora. Además, la enfermera de triaje tiene que salir a atender ambulancias para redirigirlas de manera adecuada”, explicaron desde la plantilla de las Urgencias del Hospital La Princesa.
El Ramón y Cajal ‘frena’ la sangría
La saturación en los servicios de urgencias ha llegado a niveles de dar órdenes internas que rozarían la ilegalidad. La Cadena SER publicó este 2 de enero que el gerente del Hospital Ramón y Cajal reclamó a sus trabajadores, de manera verbal y por un grupo de WhatsApp –la orden la comunicaban los coordinadores del servicio de Urgencias-, que no se diese el ingreso a aquellos pacientes cuyo área asignada no sea la del Ramón y Cajal.
“No se puede ingresar pacientes que no sean de área. Si necesitan observación se les trasladará, si clínicamente es posible, a su hospital de referencia tras el diagnóstico”, fue el recordatorio emitido desde los despachos del centro madrileño. Según señaló el medio citado, el mensaje fue una reacción a la saturación de las Urgencias, de hecho, uno de los coordinadores recordó a la plantilla que ya “tenemos 44 ingresos pendientes y 36 tienen ya cama. El jefe de hospital está presionando para que se suban lo antes posible”.
Por su parte, el sindicato CSIF, en un comunicado evaluando la situación de las Urgencias de todo el país, hacía hincapié al problema que habían detectado en La Paz, en el Gregorio Marañón y en el Ramón y Cajal. La petición de la organización sindical pedía lo mismo que se viene escuchando en las últimas semanas: que se contrate a más personal ante la saturación en los centros hospitalarios.
El 12 de Octubre y los incidentes debidos a los colapsos
Y el Hospital 12 de Octubre tampoco podía ser menos. Es más, en el centro los desperfectos e incidentes han agravado la situación. Al menos en la UCI pediátrica después de que una de las tuberías inundase, con los primeros días de 2018, la sala obligando a la reubicación de 12 menores. El grito de las enfermeras ha sido constante, llegando incluso a dirigirse a los altos mandos del hospital para alarmar del día a día.
En declaraciones a EL BOLETÍN, una de las trabajadoras de la unidad aseguraba esta semana que la “tensión” ya es una compañera más tras los movimientos del hospital. Sobre todo con la reubicación de algunos pacientes en la criticada novena planta: “En la UCI, aunque no haya médicos, das un grito y al lado está el despacho del médico que tarda dos segundos. En cambio, en la novena, si se te para un niño y llamas a un médico, si está en la planta cero hasta que suben tarda cinco minutos…”.
En este sentido, la enfermera avanzaba que “si pasa algo grave, algo que puede pasar en una UCI”, están completamente “vendidas”. “No sabríamos reaccionar igual de bien que si estuviéramos en otras condiciones”, completaba. Una actividad que en el 12 de Octubre se ha ampliado en zonas delicadas del centro llegando a darse imágenes lamentables como la agresión a dos profesionales del servicio de Urgencias.
El sindicato MATS, tras condenar los actos, ponía sobre la mesa uno de los motivos que podrían haber llevado (nunca justificable) a la violencia: “El problema de los cierres de camas en las plantas de los Hospitales Públicos de la CAM, unido a la falta continúa de personal, hace que nuestras urgencias se masifiquen teniendo que esperar, tanto pacientes como familiares largas, horas para ser atendidos, lo cual repercute en su estado de ánimo y el trato que luego dan a los profesionales que les atienden. Esto hace, que este y otro tipo de situaciones conflictivas se convierta en algo habitual en este servicio”.
Fuente: El Boletín