Servicio Doméstico Activo

Empleadas domésticas: trabajo a destajo sin ningún derecho

Una de las puntas de lanza del MATS, uno de sus objetivos fundamentales, es la lucha contra la precariedad laboral. Hemos hablado de personas que no libran, que no tienen derechos laborales, que son explotadas… Pero si todas las características, las peores, de la precariedad se juntan en un colectivo es en el de las empleadas de hogar. Trabajadoras como tú y como yo pero que no tienen ninguno de nuestros derechos. Ninguno.

Hasta que no sea un colectivo visible, un colectivo de trabajadoras como cualquier otro, seguirán siendo «empleadas del hogar», criadas sin derechos, trabajadoras explotadas. Hemos estado hablando con Marta, empleada doméstica y miembro de SEDOAC, Servicio Doméstico Activo, una asociación que intenta empoderar a un sector de mujeres oprimidas desde todos los puntos de vista.

– Pregunta.: Dentro del MATS una de las cuestiones que más nos preocupa es el trabajo precario. Ciertas profesiones están femeneizadas y en base a esa femeneización tienen unos salarios más bajos, peores condiciones laborales… Cuando me enteré de vuestra existencia me sorprendió mucho porque tiene que ser muy difícil organizar a mujeres que cada una tiene un centro de trabajo diferente

– Respuesta: Sí, es bastante problemático. Muchas las empleadas en régimen de interna no tienen medios adecuados para informarse de sus derechos.

No disponemos tampoco de una patronal para negociar y así formar un sindicato de empleadas del hogar que luche por nuestros intereses.

Existen asociaciones de apoyo y ayuda mutua pero no logramos llegar a todas.

– P.: Ya sé que no se pueden generalizar porque en vuestro colectivo la variedad tiene que ser grande, pero si tuviésemos que hacerlo ¿cuáles son vuestras condiciones de trabajo?

– R.:  Son precarias: no tenemos derecho al paro. Somos un sector en el que el despido es completamente libre, no hay que aducir ninguna justa causa, simplemente te dicen que ya no te quieren más. Y eso no hay que justificarlo.

La mayoría, el 95% aproximadamente, recibe medias pagas, no las recibe completas. Muchas de nuestras compañeras están en régimen de internas, cobran unos 700 euros al mes y a muchas les descuentan la seguridad social, a otras incluso la comida. Hay mucha precariedad.

Somos un colectivo tan precario que ni siquiera podemos acudir a Inspección de Trabajo porque no pueden acceder a un domicilio, aunque ese domicilio sea la empresa de una o varias empleadas. Aunque en ningún sitio figura que esa residencia es una empresa, allí hay trabajadoras que manejan productos peligrosos, que tienen alergias, que tienen accidentes al utilizar escaleras para limpiar ventanas, por ejemplo. Muchas de estas últimas han sufrido accidentes y han muerto por no contar con las medidas de seguridad necesarias. Es necesaria mucha vigilancia y control dentro de los centros de trabajo.

-P.: Además, si no se consideran centros de trabajo los lugares en los que estáis empleadas ¿los accidentes que os sucedan en el interior no estarán considerados como accidentes laborales?

– R.:  Es un accidente laboral y nosotras recomendamos a las compañeras, a las chicas que trabajan en este sector que siempre vayan a la mutua y no al centro médico porque allí lo van a ver como cualquier accidente. Si van directamente a la mutua y demuestran que estaban trabajando, puede que llegue el caso de que lo vean como un accidente laboral.

– P.: Hubo una época en que sí fue obligatorio que os tuvieran dadas de alta en la seguridad social en proporción al número de horas que trabajabais.

– R.:  Con la nueva ley a partir de un número de horas sí se puede dar de alta en la seguridad social, lo que pasa es que muchas chicas no tienen la documentación en regla, así que en estas ocasiones es imposible.

En muchos casos los empleadores piden a las chicas que se paguen un seguro privado. Si no te pueden dar de alta en la seguridad social, o no quieren, lo mínimo es que fuesen ellos los que corrieran con los gastos del seguro privado, porque las empleadas se tienen que exponer, salir a la calle, ir con niños o con personas mayores y se corren riesgos.

– P.: Hay una mujer, que no tiene arreglado el permiso de residencia, que trabaja en una casa. Lleva a pasear a la parejita, limpia, hace la compra… En teoría sería ilegal contratarla.

– R.:  Es que esa es una de nuestras demandas, la reforma de la Ley de Extranjería. Una mujer tiene que estar trabajando de forma encubierta en domicilios durante tres años para que le den los papeles por arraigo. Pero es que, en última instancia, deberían tener los mismos derechos independientemente su situación legal en este país. Y cuando estás sin papeles se precariza el trabajo, te pagan menos, hay más abusos, incluso puedes sufrir amenazas de que te van a quitar el pasaporte. Encima tenemos que estar agradecidas porque nos están explotando sin papeles. Es una infinidad de situaciones.

– P.: ¿Os amenazan con quitaros el pasaporte?

– R.:  Sí. Ten en cuenta que una chica que no tiene documentación es que está recién llegada y no sabe bien cómo funciona el sistema, desconoce la existencia de asociaciones que la pueden apoyar. Nosotras ofrecemos un lugar de empoderamiento, asesoría jurídica… Es decir, pueden saber cuáles son sus derechos, aunque estén en un país de manera irregular.

– P.: En cuanto a la asistencia sanitaria que se está dando a esas mujeres, que muchas veces vienen solas con sus hijos ¿se les está prestando asistencia en la seguridad social?

– R.: Se les estaba asignando un médico. Tienen que ir al hospital que les corresponde según donde estén empadronadas y se les asigna un médico. No les dan la tarjeta, les asignan un facultativo que les atiende. Tienen que cubrir, eso sí, los costes íntegros de los medicamentos. Pero siempre que diga que no está trabajando, porque si lo está haciendo la mandan a que sus empleadores la den de alta en la Seguridad Social. No llegan a entender que una mujer recién llegada tiene que esperar tres años a tener sus papeles por arraigo.

– P.: Este trabajo es eminentemente de mujeres

– R.:  El 90% son mujeres, de ellas el 60% son emigrantes. El 10% son hombres. Es la misma problemática que hay fuera de este sector: ellos ganan más porque son los chóferes, los jardineros, no son contratados como empleados domésticos.

– P.: Ahora mismo si tuvieras que decir lo que necesitáis para encarar el futuro con alguna esperanza ¿qué sería lo primero?

– R.: La ratificación del Convenio 189 de la OIT, que representa una mejora en las condiciones para las empleadas del hogar; entre otras cuestiones contempla el derecho al paro. Pero siempre hay partidos políticos que se niegan a ratificar este Convenio. Hay 24 países que ya lo han hecho pero España no es uno de ellos.

– P.: ¡Qué hipócritas que somos! ¿verdad?

– R.:  Es que no sabemos el motivo, pero hay varios partidos políticos que no quieren. Hay otros que lo han llevado al Pleno del Congreso, pero siempre el PP se opone a la ratificación.

– P.: No sé, pero a lo mejor el número de empleadas de hogar que trabajan en domicilios del PP es mayor que en el de otros partidos (Risas)

– R.:  Sí, y a saber en qué condiciones. (Risas)

– P.: Para escolarizar a los niños no os ponen problemas ¿no?

– R.:  No, tienen que presentar la hoja del padrón donde residen y el pasaporte, pero no hemos detectado que pongan problemas.

– P.: Quienes los tenéis sois vosotras mismas: tenéis un trabajo precario, no tenéis ninguna seguridad, en cualquier momento os pueden pedir los papeles y,al no tenerlos, deportaros, no tenéis una tarjeta de la seguridad social que os cubra la medicación.. ¿Qué más falta a esa lista de los horrores?

– R.:  Mira, nosotras con tener derecho al paro y poder entrar al régimen general de la seguridad social, tener las mismas condiciones que cualquier trabajadora, nos conformábamos. El trabajo de los cuidados es uno de los más importantes, sin nosotras muchas carreras profesionales no serían posibles. Nos tenemos que dar cuenta del valor que tiene el trabajo relacionado con los cuidados.

– P.: Pero vuestro papel no se reconoce, más bien al contrario

– R.:  Es un trabajo que se invisibiliza. Es una de nuestras luchas, el que haya un reconocimiento a la labor que desarrollamos las empleadas del hogar. Y el que se cumplan nuestros derechos, como con cualquier persona. Es un trabajo tan digno como cualquiera y por eso insistimos en la ratificación del Convenio 189 de la OIT, para poder entrar al régimen general de la seguridad social en igualdad de condiciones al resto. Ahora estamos en un régimen especial dentro del régimen general, a un ladito. Imagínate: un sector que no necesita justificación para despedirte y que, encima, cuando te vas a la calle lo haces sin nada, sin derecho a prestación alguna.

– P.: Como cada centro de trabajo, en vuestro caso, es un mundo, los derechos entre unas y otras pueden ser muy diferentes.

– R.:  Sí, aquí depende de la humanidad que tenga el empleador, de su sensibilidad, del valor que le dé a la persona que tiene en su casa y que está cuidando a sus hijos o a sus personas mayores, la que le tiene la casa y la ropa limpia, la comida preparada. Tenemos casos de chicas que cuidan de niños y niñas cuyos padres se van por la mañana, mientras los niños aún duermen, y cuando vuelven las criaturas ya se han metido en la cama. Estas chicas prácticamente cumplen la función de ser sus padre y madres.

– P.: Tienes la suficiente confianza con una persona como para que críe a tus hijos e hijas y ¿no lo valoras?

– R.:  Es increíble. Pero no te digo que todo sea malo. Yo trabajé durante seis años en el régimen de interna y la familia con la que estaba me arregló los papeles de la residencia. Hay empleadores que cumplen, pero hay muchos que no.

Date cuenta de que cuando una interna cuando llega el fin de semana de lo que habla es lo que ha hecho en una casa que no es la suya y de una familia que tampoco lo es, pero con la que pasa más tiempo que con la suya propia. Se convierte en una pseudofamilia, porque en el momento en que no te necesitan te despiden, independientemente de que hayas criado o no a sus hijos, lo más valioso que tienen. Cuidamos lo más preciado que tienen. Pero, cuidado, que luego no te dejan el coche para ir a hacer la compra. A las criaturas sí, pero el coche… Te puedo dejar a mi hija para que la lleves al colegio, la cuides, la des de comer… Pero el coche ¿estás loca? Es una ironía. Cada uno dentro de su casa maneja sus normas. Lo único que nosotras queremos y exigimos es respeto y el cumplimiento de lo que está estipulado.

– P.: ¿Sabes de casos en los que haya habido abusos sexuales a trabajadoras domésticas o que se les haya faltado al respeto debido?

– R.:  Yo también soy Promotora de Violencia de Género y tenemos muchísimos casos. Hace poco una chica contactó conmigo por medio del correo, empecé a hacer seguimiento y a hablar con ella. La chica estaba destrozada, solo lloraba. Ahora está en manos de un abogado y de una psicóloga. Ahora está empezando a volver a considerarse una persona. Esta mujer estaba interna con una pareja, un hombre de 90 años y su esposa, y esta chica para poder tener las dos horas libres que le corresponden como interna, tenía que dejarse tocar por el hombre, permitir sus abusos y portarse «bien» para poder salir. Y así cuatro años. Como este caso, muchas. La mayoría con hombres mayores a los que sus propios hijos quitan importancia a los abusos amparándose en que se le va la cabeza o que toma medicación. Y se supone que por eso la chica tiene que permitir los roces, que le haga tocar el pene, que la toquen a ella los senos… De esos casos, muchísimos.

Una chica que estaba haciendo unas horas le salió un hombre desnudo y le dijo que subiera con él a la habitación. O sea, que te pagan 10 euros la hora. Para algunos con sexo incluido

Es impresionante cuando las oyes hablar. Piensas que cuando lo cuentes no te van a creer.

Lo importante, aquí, son las que se atreven a hablar. ¿Te imaginas su miedo, su vergüenza, su culpa? Se culpabilizan a ellas mismas por lo que han hecho o dejado de hacer. Su cuerpo es suyo, igual que el tuyo es tuyo, y nadie tiene porqué faltarte al respeto o abusar de ti.

Pero como todo esto está dentro de una casa… Y tú estás recién llegada, no tienes papeles, necesitas el trabajo… Se aprovechan de toda esta situación: una chica nueva que no sabe cuáles son sus derechos y que piensa que si va a la policía la van a deportar… Es su palabra de empleada contra un empleador, que puede ser un abogado justamente o tener amigos que lo sean.

La primera chica de la que hemos hablado se atrevió a hacer un vídeo y esto ha sido usado en su contra. Ahora a la mujer, encima, le han impuesto una multa de 23.000 euros. Después de haber tenido incluso que simular que le gustaba, porque si no era así se quedaba sin salir, tenía que complacerle. Decían que era un hombre de 90 años incapacitado, pero eso no le impedía conducir e irse al casino. Y para taparlo a la chica le han acusado de robo y de todo lo imaginable.

Todo se puede volver en tu contra: el ser inmigrante, el que te puedan acusar de robo y de lo que les dé la gana. Las hay que prefieren irse, dejar el trabajo y quedarse calladas. Y son muchas.

– P.: ¿Se respeta el régimen de libranzas?

– R.: No. Tenemos derecho a 3 días de asuntos propios para ir a hacer gestiones, al médico o lo que necesite. Pero a la mayoría se lo descuentan, ya sea con días o  del sueldo.

– P.: Antes has hablado de que tú también estabas en un grupo contra la Violencia de Género

– R.:  Servicio Doméstico Activo pertenece a una plataforma que se llama el Grupo Turín, en el que hay 10 entidades. Hace un par de años tuvimos el I Congreso de Empleadas del Hogar. Pero luego también pertenecemos a la Red de Mujeres Latinoamericanas y del Caribe, donde hay varias entidades y entre ellas las hay que luchan contra la Violencia de Género. De ahí nació un grupo de Promotoras en Violencia en el cual estoy yo también. Es intentar unir ambas cosas porque se hizo una investigación de recorrido migratorio con violencia de género. Si te das cuenta, las mujeres, como todos, migramos por alguna razón. Hay muchísimas madres solteras que vienen huyendo de un maltratador, del hambre, de un país en conflicto, de una violación… Y cuando llegan se encuentran que, por muchos estudios que tenga, solo pueden acceder a trabajos de empleo doméstico porque no tienen la documentación en regla. Muchas son profesionales, con una preparación impresionante, que luego se encuentran aquí con la pared de la homologación que les obliga a repetir prácticamente toda la carrera.

Gracias al servicio doméstico estoy pagando la universidad a mi hijo y le he podido ayudar. Es un trabajo tan digno como cualquiera. Pero la misma sociedad se encarga de verlo como la esclavitud, el servilismo y solo para mujeres, por lo tanto no merece ser reconocido económicamente.

Todo esto conlleva una precariedad que es lo que queremos visibilizar. Que el trabajar en el servicio doméstico es tan digno y tan decente como cualquier otra profesión

– P.: ¿Cómo podemos ayudaros las que no vivimos vuestra situación?

– R.:  Pues mediante la difusión, el impacto mediático, saliendo a la luz, publicando… Esto ayuda a que otras mujeres sepan que tienen derechos, aunque no tengan los papeles en regla y que se comuniquen con las asociaciones. Dar a conocer a todas las asociaciones que las pueden apoyar. Estas chicas en realidad están solas aquí; muchos empleadores incluso no quieren que tengan contacto con otras compañeras. Repito, hay que dar visibilidad a las trabajadoras domésticas.

1 comentario en “Empleadas domésticas: trabajo a destajo sin ningún derecho”

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