Poco después de realizar esta entrevista, personal de enfermería fue llamado a tener una reunión con la Directora de Enfermería: se van a realizar nueve contratos de dos meses y uno de un mes para devolver los libres pendientes a los enfermeros y enfermeras de este servicio.
Sabemos que queda mucho por hacer y que esto es solo un parche, pero un parche imprescindible para aliviar el exceso de trabajo de la enfermería de urgencias que ha demostrado, con su lucha, que sí se puede.
Pero la lucha debe continuar en defensa de la calidad asistencial porque sigue faltando personal (celadores, auxiliares…), material básico en un servicio de urgencias (pulsioxímetros, tensiómetros, monitores, sillas de ruedas en condiciones, etc…). Y los contratos que se han realizado solo van a servir para que el personal de enfermería pueda disfrutar el tiempo, casi dos años, que se les debe. No van a ser presencias continuas.
Una victoria, sí, que debe animar a que la lucha continúe.
– P.: ¿Cuál es la situación habitual de Urgencias en el Hospital Universitario La Paz?
– R.: El problema de esta urgencia es que es muy obsoleta, está muy desfasada. Nosotros trabajamos con recursos materiales mínimos, el personal es mínimo y aún menos de lo que serían los servicios mínimos en un día de huelga. En un día de huelga se tienen que cubrir unos servicios mínimos y en los servicios de urgencias habría más personal que en un día normal porque se cubrirían los mínimos y la mayoría de las veces nosotros no los tenemos cubiertos. Si hay alguna incidencia se queda sin cubrir en muchísimos de los casos. Incluso teniendo incidencias con una previsión de tres días hay muchas ocasiones en las que se deja sin cubrir. Y seguimos siendo una persona menos aun teniendo constancia de que va a faltar esa persona con dos o tres días de previsión.
– P.: En teoría se hizo una obra tremenda en La Paz para humanizar las urgencias…
– R.: Para que te hagas una idea la urgencia está dividida por salas y ahora se está intentando que en cada una de ellas haya un criterio de gravedad para intentar homogeneizar la atención al paciente en cuanto a su estado. Reformaron la Sala 1 y ahora tiene tomas de oxígeno para seis camas en un lado y seis en el otro (hay 12 camas en total), hay dos enfermeras y dos auxiliares y está dotado con material un poco más nuevo: los suelos, las ventanas, los azulejos… Se le ha dado un lavado de cara.
La Sala 2 es el infierno directamente. No sé si lleva 50 años sin ser reformada porque en Urgencias van poniendo parches y gastándose mucho dinero pero realmente nunca han hecho una obra grande, deberían tirar todo y ponerlo diáfano. En la Sala 2 trabajan ahora mismo 3 enfermeras de mañana, tres enfermeras de tarde y 3 de noche. Hace un mes éramos cuatro con los picos de la gripe. Como supuestamente este pico ha terminado, seguimos muchos de los días (la Sala 2A y 2B, que supuestamente son para seis camas cada una) con veinte o veinticinco pacientes. Es una locura. No hay personal. Y ahora, como los familiares pueden estar acompañando a los enfermos continuamente, es un poquito más engorroso en cuanto hay pacientes complicados porque en cuanto tú tienes que intentar acceder a la cama 6 tienes que sortear diferentes obstáculos, incluidos los familiares. Ahora mismo, como esas salas no están dotadas ni de espacio ni de material, a nosotros los familiares nos ocupan mucho tiempo ya que hay que estar diciéndoles que se salgan o que entren. Ahora nos han dejado que se salgan en períodos de tiempo, antes se quedaban las 24 horas. Hemos pasado de no estar autorizados a estar autorizados las 24 horas a tener unos periodos de tiempo en los que, al no estar, podemos dar la vuelta a los pacientes, por ejemplo, respetando su intimidad.
– P.: ¿Cuántos pacientes podéis tener?
– R.: La enfermería y los auxiliares tenemos el problema de que en la Sala 2 no hay un límite de pacientes de entrada. Tenemos unas camas numeradas hasta la 6, que corresponden a la primera enfermera; hasta la 12 a la segunda enfermera. Pero en realidad intentamos que la primera lleve 8 pacientes, la segunda también… Porque hay un muro que separa a los pacientes y la enfermera si está a un lado del mismo no ve el otro. Y la tercera enfermera llevaría a los otros 8. El problema es que ahí hay sillones y se van llenando. Cuando no hay sillones se meten camillas, y cuando ya no cabe nada, en sillas normales. Este invierno hemos tenido que meter sillas directamente en el pasillo porque no había hueco material. Se llegan a meter 20 pacientes en cada lado, un total de 40, con solo 3 enfermeras para atenderles. A eso únele la falta de material. No podemos hablar de calidad asistencial ni de humanizar las urgencias, por mucho que puedan estar los familiares con los pacientes. Humanizar es tratar dignamente.
– P.: Ese es el concepto que hay ahora de humanizar las urgencias, ¿no?
– R.: Pues sí. Es verdad que ahora se nos ha dotado de palos de suero, los han puesto en la sala de sillones, una especie de palos colgados de una barra. Eso nos ha facilitado el trabajo porque, según parece, molestaba mucho a la vista que nosotros utilizásemos las perchas de los palos de orina para poner el suero. Las pegábamos con celo o las sujetábamos a las barras de las cortinas. Porque no tenemos palos de suero, no tenemos enganches…
– P.: El material que necesitas para las 12 supuestas camas no es el mismo que para los 36 pacientes… no es el mismo
– R.: Faltan monitores, saturación de oxígeno… Sobre todos los monitores son un problema porque hay muchos pacientes cardiópatas en esta urgencia y muchas veces tenemos que plantear al médico a qué paciente se le quita el monitor porque uno de ellos no puede tenerlo y hay que priorizar la gravedad de la patología del paciente y el médico tiene que decidir.
– P.: ¿Qué responsabilidad, no?
– R.: Nosotros sentimos a diario que estamos rozando los límites legales a todos los niveles.
– P.: Cuando no hay picos de gripe, por ejemplo, las urgencias siguen saturadas. ¿Por qué?
– R.: Es verdad que los picos de gripe son puntuales pero en la urgencia estamos trabajando sobrepasando nuestros límites y nos hemos acostumbrado a trabajar de esta forma, por encima de las personas y de las instalaciones que tenemos, cuando encima aparte de convivir con eso cotidianamente llega un pico de gripe o de cualquier otra enfermedad contagiosa ya es muy por encima y es cuando a veces se nos dota de personal. Vienen cuatro o cinco contrataciones y tenemos para jugar con dos o tres presencias más por turno de media.
– P.: ¿El personal asume esa forma de trabajar?
– R.: No nos dan más recursos. Nos gustaría cambiar las cosas, intentamos hablar con una persona, con otra… Y al final siempre se intenta dar vueltas sobre lo mismo pero a nosotros no nos dan soluciones, siempre estamos igual, intentando mendigar una presencia más por turno, tanto de enfermería como de auxiliares, intentando mendigar palos de suero, intentando mendigar sillas de ruedas, material… Siempre estamos mendigando. Tenemos la sensación de que trabajamos en un sitio oscuro, en un pozo, y todo lo que sobra de otros servicios (por ejemplo ahora hay monitores que nos ha cedido la REA) nos los dan. Nos vemos como lo más oscuro y profundo de un pozo donde la gente está en unas condiciones que no son nada humanizadoras.
– P.: Hace unos años los escándalos eran por los pacientes en los pasillos en camas o camillas. Pero ahora están en sillas
– R.: La semana pasada falleció una mujer en el pasillo o en la sala de espera, no recuerdo bien porque yo no estaba en ese momento. Nosotros nos hemos acostumbrado a trabajar siempre por encima de nuestras posibilidades
– P.: Las razones para que esto suceda son falta de personal…
– R.: Y además, falta de recursos materiales y falta de espacio físico. Se está haciendo ahora una obra en el box4, en la Trauma. Ahora la Trauma está un poco más colapsada porque para hacer esa obra han tenido que quitar unos huecos de cama y ahora hay más gente en los pasillos.
– P.: ¿Y en cuanto a las horas que trabajáis? ¿Hacéis la jornada que os corresponde?
– R.: Libramos al mes unos 7 u 8 días. Vamos tan pasados de horas que en un estudio que se ha realizado recientemente se ha llegado a la conclusión de que se deben a la enfermería casi 563 días y a los auxiliares 83. Y de mucho tiempo. La Urgencia es un servicio que se renueva mucho y hay gente nueva de uno o dos años a los que se deben 10 días, por ejemplo.
– P.: En personal, ¿qué representa el tiempo que os deben?
-R.: Está calculado. Son 28 meses de contrato los que se deben en días libres, falta mucho personal y si te pones a pensarlo es completamente escandaloso.
– P.: Aparte del tiempo que os deben, que es vuestro y deberíais poder hacer con él lo que os diera la gana, esto tiene que tener consecuencias para la salud. No se puede trabajar igual si libras dos días a la semana que si no los libras.
– R.: Claro y sobre todo tratándose de un servicio de urgencias en el que cualquier persona se puede poner enferma sin previo aviso y en el que puede pasar cualquier tipo de situación extrema letal en la que tienes que estar a tope.
– P.: Además son servicios que desgastan, que el estar batallando todo el día con enfermos graves de todas las edades y condiciones, sin que te puedas relajar en condiciones…
– R.: Es intentar buscar primero medicación, buscarla porque la medicación la mayoría de las veces no está en tu sala. Te tienes que desplazar los pixis, una especie de ordenador que tenemos de donde sacamos la medicación de cada paciente. En ocasiones te tienes que trasladar de uno a otro porque no hay la medicación que tú buscas. Llegas con la medicación, a lo mejor el monitor no funciona, o el aparato de la tensión o el electro o falta papel… Eso va ralentizando y estresándote porque ese es un paciente y en la mayoría de los casos llevas otros seis o siete, a veces ocho y a veces 6 camas tuyas y 8 sillones. Eso se va acumulando y te lo llevas a casa, con lo cual no desconectas y al día siguiente vuelves con lo mismo. No descansas. Es una situación de agotamiento. Tenemos un sentimiento de estar agotados a todos los niveles.
– P.: Y para los pacientes tiene que ser horrible también eso de que te vayan a dar la vuelta y no tengas ninguna intimidad y ver cómo mueves al de al lado.
– R.: Tenemos que poner sondas vesicales y con los biombos teníamos problemas y las cortinas que se usan para nosotros son muy complicadas porque no son cómodas a la hora de trabajar con el paciente. Entonces a la hora de sondar, de dar la vuelta al paciente, de cualquier procedimiento que invada tu intimidad, el resto de las personas, si no tienes cortina, y tienes que poner un biombo y no lo encuentras, tienes que saltar obstáculos por medio… Pues eso ralentiza y además no estamos tratando a una persona como tal.
– P.: Tengo la sensación de que se hacen intentos de lavado de cara y nada más porque este servicio en particular se ha ido deteriorando paulatinamente con el tiempo de una forma preocupante
– R: Cuando se hacen obras nosotros no notamos mejoría en cuanto al trato con el paciente, lo que notamos son más factores estresantes añadidos. En ningún caso ayuda a “humanizar las urgencias”, que está muy de moda ahora pero que es un tópico. No podemos humanizar nada, ya quisiéramos. Lo ideal serían seis pacientes por enfermero que, según estudios europeos, es la cantidad óptima para mantener una calidad asistencial decorosa, 6 o 7 camas. Para nosotros es indiscriminado, no tenemos número. Tenemos número de camas pero además de ellas hay más pacientes que, por lo que parece, son invisibles porque no tienen número pero están ahí. Hay algunos que los podemos colocar en un sillón y en el ordenador lo podemos poner al enfermo de forma virtual, pero en una silla o camillas, no. Nosotros oficialmente tenemos seis camas en la Sala 2 pero no es real, hay seis camas pero no hay seis pacientes realmente. Ese es nuestro problema.
– P.: ¿Crees que las políticas sanitarias que están llevando de recortes influye directamente en los servicios de urgencia?
– R.: Mejorando no está. Eso es lo que se ve objetivamente, que con las políticas que se están llevando en estos años no se ha mejorado. Eso es objetivo.
– P.: ¿La precariedad laboral influye en la calidad del servicio? Porque la precariedad no solo es el tipo de contrato, también son las condiciones laborales.
– R.: En general, omitiendo el tipo de contrato, estamos gente muy trabajadora. Somos trabajadores y lo que intentamos es sacar adelante aquello y lo hacemos en la mayoría de los casos con el coste que eso supone para nuestra espalda, nuestra cabeza, los problemas que a cada uno le ocasiona… Intentamos sacar el trabajo de la forma más digna posible. A veces se consigue mejor que otras pero las condiciones no ayudan para nada.
Es más fácil siendo fijo, por ejemplo, que cuando te llaman para trabajar y no te corresponde digas que no. Interinos y eventuales lo tienen peor, tienen miedo de que a la hora de hacerles un nuevo contrato lo tengan en cuenta y no te ofrezcan nada, no te llamen. A eso es a lo que tienen miedo.
-P.: Si unimos todo nos da un ambiente de trabajo agotador
– R.: Sí, la palabra es agotador.
– P.: ¿Qué sentís cuando viene el Consejero de Sanidad aquí, después de uno de esos famoso picos, diciendo que ya han solucionado la crisis, que todo va bien?
– R.: De teatro. Y, además, cuando viene el Consejero generalmente suele haber menos pacientes que los que solemos tener de manera habitual. No sabemos si es que el Consejero avisa y se aceleran las altas y los ingresos, no sabemos el porqué. Pero cuando nosotros tenemos visitas tiene mejor aspecto que cualquier lunes que puedes ir a las cinco de la tarde y ver si hay pacientes en sillones por falta de camas. Cuando va el Consejero o gente con cargos públicos, tenemos la sensación de que todo es teatro porque es irreal. Nosotros no trabajamos así día a día.
– P.: Pero la gerencia del hospital sabe perfectamente cuantos enfermos ingresan cada día, los que se quedan en urgencias o se dan de alta.
– R.: Según ellos sí. Entonces nosotros preguntamos cuál es el motivo para que continuemos trabajando de la misma manera y nos intentan rebatir la realidad. Por ejemplo tenemos un problema muy grave con las camas porque ellos dicen que hay determinadas camas pero no tienen en cuenta a los pacientes virtuales (los que no están en cama porque no caben en el programa informático porque están ocupadas y están en sillones o en camillas). Oficialmente los pacientes en sillones y camillas ¿a cargo de qué enfermero están? Nosotros tenemos una planificación en la que pone box 2A, box 2B y en medio una tercera. Llevan equis camas. ¿Pero quién se responsabiliza de los pacientes en sillones y de los pacientes en camillas? En medio dejan la cama. Nos responsabilizamos nosotros porque es una persona que necesita nuestra atención pero oficialmente no están a cargo de ninguna persona física.
– P.: ¿Eso no provoca inseguridad jurídica?
– R.: Totalmente y a todos los niveles además: administración de medicación, de técnicas…
No es lo mismo que el reparto que hacen de enfermos los médicos, que los van adjudicando a uno u otro según van entrando los pacientes.
– P.: Cuando se habla de los programas calidad asistencial ¿de qué hablamos, de otra cosa?
– R.: Claro, porque partimos de la base de que no es una urgencia informatizada, nosotros trabajamos con papel y boli. Los tratamientos están puestos así, a diferencia de otras urgencias informatizadas, y todos los tratamientos y medicación que se aplica a un paciente está bajo un sistema informático y dejan huella. Nosotros trabajamos con una gráfica, un papel y un boli.
– P.: ¿Qué solución puede tener todo esto?
– R.: Pues invertir dinero, hacer cambios físicos, ponernos una urgencia un poco más diáfana, contratar personal, informatizar la urgencia… En una palabra, modernizarla.
– P.: La carencia de personal es tremenda. Me ha llamado mucho la atención. Es tener al personal agotado física y psicológicamente. ¿Tú te ves con 50 años capaz de seguir ese ritmo?
– R.: No, no me veo con 50 años trabajando aquí. Y me gusta mucho mi trabajo.
– P.: ¿Es tan difícil, si hay voluntad, coger a La Paz y convertirla en el hospital que debe ser? Porque dinero hay: si lo hay para Quirón o la Jiménez Díaz, dinero tiene que haber
– R.: No, lo que estamos buscando es voluntad para que alguien nos ayude.
– P.: ¿En el día a día vuestro no genera mal ambiente entre vosotros?
– R.: Sí, también somos muchos (aunque no los suficientes) y muy diferentes. El estrés genera malos entendidos, palabras un poco más subidas de tono que a su vez llevan a malos entendidos. Pero todo es fruto del estrés, de trabajar a contrarreloj, de tener la sensación de correr, de no poder invertir el tiempo que tú consideras necesario para un paciente y saber que tienes muchos más que atender. Te da la sensación de que no estás invirtiendo el 100% del tiempo que el paciente necesitaría porque tienes más cosas que hacer y no puedes pararte. Si no, no llegas
– P.: El presupuesto de este año ya está encauzado con los correspondientes recortes anuales en sanidad. ¿Crees que se puede seguir, desde tu perspectiva como profesional, menguando plantillas y material? ¿Hasta dónde podemos llegar? Porque puede llegar el momento en que las plantillas sean tan pequeñas que el trabajo no salga.
– R.: No lo quiero pensar que eso pueda ser. Nosotros intentamos sacarlo y que las cosas mejoren, no quiero pensar que vayamos a ir hacia atrás porque si no todo nuestro coste personal no serviría para nada. Siempre intentaremos sacar las cosas adelante. Siempre, bajo las condiciones que sean. Somos buenos trabajadores. Pero llegados a un momento como el que tu planteas, es sencillo: si no se saca el trabajo la gente muere. Trabajamos con personas, no con papeles, trabajamos con vidas humanas.
– P.: Si tuvieras aquí delante al Sr. Sánchez-Martos y pudieras decirle algo ¿qué dirías?
– R.: Le diría que se viniera un día solo, de incógnito, un lunes a las seis de la tarde. Vestido de calle, como si fuera un familiar y que viese lo que realmente hay.
– P.: ¿Crees que le interesaría, con los problemas que hay y las carencias que existen?
– R.: Debería interesarle por el cargo que ocupa porque tenemos problemas con abastecimiento de primperan, nolotil, con la vacuna del tétanos… Tétanos no lo proveen, directamente. Nolotil hace bastante que no tenemos. Nolotil y primperan son dos medicaciones muy utilizadas por nosotros en urgencias. Lo sustituimos por una medicación parecida, pero… Es así todos los días. Yo no soy consciente, por ejemplo, del tiempo que nos deben y de que estoy agotada, también soy consciente y de los problemas al disfrutar de los días de libre disposición. Esto último hasta tal punto que hemos tenido que votar las premisas que deben tener: si podían ser en fin de semana, si se podían pedir con la planilla ya sacada o sin sacar… Diferentes tipos de modelo para elegir. Intentamos evitar los fines de semana. También tenemos problemas con los días de mudanza, porque por ejemplo si yo me mudo mañana y me entero la semana anterior, para cubrir esa incidencia mía hay muchos problemas.
– P.: Hay muchas cosas que pueden surgir de un día para otro. Para eso están los días de libre disposición.
– R.: Entonces tienes dos opciones: que se pueda cubrir esa incidencia llamando a otra persona que no estaba programada, con lo que le deberán un día, o que se quede sin cubrir.