Llevamos ya tiempo viendo cómo se suceden los accidentes en nuestros hospitales públicos: techos que se caen y tuberías que revientan han sido los más habituales y llamativos, pero también se han dado graves problemas debido a la falta de mantenimiento de los circuitos eléctricos y trabajadores y trabajadoras denuncian lo obsoleto de algunas instalaciones que deberían protegerles a ellos y a los usuarios y que no lo hacen.
Parece haber poco interés en garantizar el mantenimiento y la seguridad hospitalaria, tanto para usuarios y usuarias como para trabajadores y trabajadoras.
Es cierto es que es urgente un plan de inversión que modernice sus estructuras. Como en cualquier casa de vez en cuando hay que hacer una reforma en profundidad y cambiar el cableado y las tuberías… Pero no sólo es una cuestión de dinero, también es una cuestión de cómo y en qué se invierte. Porque además de no invertir, las plantillas de mantenimiento se han visto drásticamente recortadas, llegando en algunos casos (Hospital Clínico San Carlos) a superar el 40% de pérdida de puestos de trabajo y la media ronda el 35%.
Mientras, las reparaciones y obras que hacían estos trabajadores públicos se contratan con empresas privadas, la mayoría de ellas sin un concurso previo y con poca claridad en la adjudicación. Es decir, se está sustituyendo al personal propio del hospital, al de la casa, que vigila el estado de las instalaciones, que conoce perfectamente y que no se rige por ningún interés económico sino de servicio, por contratas a empresas privadas que apenas conocen el centro y buscan un beneficio económico cuanto mayor y con menos costes, mejor.
Cifuentes no ha roto con la política neoliberal llevada a cabo por su antecesora, Esperanza Aguirre. La sustitución de personal propio de los hospitales por empresas privadas va en esta línea, a pesar de que la mayoría de la Asamblea madrileña la obligó a anular la decisión de extinguir 26 categorías de personal de oficios, Desde el gobierno de la Comunidad de Madrid se continua ignorando la decisión de los representantes del pueblo madrileño.
A nuestro juicio no solo es necesario invertir más, que lo es: hay que vigilar en qué se invierte y, por supuesto, cómo se entregan las obras, teniendo que ser responsabilidad de las empresas contratadas cualquier desperfecto o fallo en la ejecución de las mismas. Y, además de estas inversiones que deben comprometerse con presupuesto fijo y fecha de ejecución, es imprescindible que una parte importante del mismo vaya destinado a dotar de plantilla fija de mantenimiento a los hospitales madrileños.
Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad