El informe de Oxfam publicado recientemente, del que se han hecho eco diversos medios de comunicación, corre el riesgo de convertirse en un habitual cada cierto tiempo, al que la opinión pública nos venimos acostumbrando.
El crecimiento de la economía no es sinónimo de crecimiento para la mayoría de la población, sino todo lo contrario: se ahonda la distancia entre ricos y pobres, directivos y trabajadores, mujeres y hombres, precarios y fijos… La acumulación de riqueza para las clases pudientes crece exponencialmente al mismo tiempo que aumenta la pobreza en las clases populares y la desposesión del patrimonio público en favor de las privatizaciones.
¿Pero por qué está sucediendo todo esto?¿ acaso es un mal incontenible y fruto de las fuerzas de la naturaleza como los terremotos o los tornados? No, no es así.
El aumento de la desigualdad social y de la pobreza es sistémico. Es decir, es estructural al capitalismo y no es una casualidad ni una mala época que nos ha tocado vivir. La reducción de la pobreza se puede llevar a cabo con otras políticas más sociales, lo mismo que la desigualdad entre clases. Sin embargo mientras subsista el problema de fondo, esta situación se mantendrá y solo cambiarán las variables de desigualdad y pobreza.
Por eso no se trata solo, aunque es muy importante, de combatir las causas exteriores de la pobreza y desigualdad mediante medidas concretas: subsidios, renta básica, salario mínimo interprofesional, medidas fiscales y anti-corrupción… Se trata también de plantear las causas de fondo que no son otras que la explotación de una clase social hacia las otras. Es decir, la contradicción primaria de este sistema que no es otra que la que existe entre el Capital y el Trabajo (en todas sus modalidades).
Que los lectores se hagan por si mismos una idea de la situación con el artículo que publicamos y con los informes de Oxfam.
El informe de Oxfam, titulado Radiografía de la desigualdad en España: una recuperación que no llega a todas las personas, es demoledor. Partiendo de la base de que la crisis se dio por finalizada en 2014, cuando el PIB pasó a ser positivo, hace un análisis de la evolución del crecimiento del PIB y del PIB per cápita, demostrando que las rentas más bajas no han visto el final del túnel: en España, el 10% más pobre concentraba, en 2013, un 1,9% de la renta nacional. En 2015 se reduce hasta el 1,7% (un 10,5%). Sin embargo, las personas más ricas incluidas entre el 1% de la población con mayor nivel de renta vio crecer su participación en la renta nacional un 2,3%.
El informe va más allá al recordarnos que “De acuerdo con la OCDE, la renta media en España cayó un 9% entre 2007 y 2014, pero la caída de la renta del 10% más pobre de la población fue de más del doble, un 21%”.
“Somos un país más desigual”, continúa, «la crisis no ha afectado a todos por igual, ni la reciente recuperación está generando las mismas oportunidades”. Es decir, la brecha entre ricos y pobres cada vez es mayor y nuestro país está conformando una sociedad cada vez desigual, donde los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. Y la salida de la crisis está beneficiando, como no, a los que más tienen: en 2016 el 10% de los españoles más ricos se enriquecieron aún más y más que el resto de la población, llegando a concentrar un 56,2% de la riqueza. El 1% de la población española (menos de medio millón de personas) acumula más 27% del total. Un dato sangrante: tan solo tres personas (Amancio Ortega, su hija Sandra Ortega y Juan Roig – Zara y Mercadona, para que nos entendamos- acumulan el mismo capital que 14,2 millones de personas, el 30% más pobre de España. Mientras que la riqueza de los tres primeros aumentó un 3%, la de los segundos, el 30% más pobre de España en claro riesgo de exclusión social y de quedar fuera del sistema, la vio reducida en más de un 33%.
Según Oxfam “esta concentración de la riqueza se explica en gran parte por cómo la economía asigna los recursos y distribuye la renta…Desde el inicio de la crisis España se ha convertido en el segundo país de la UE, tras Chipre, donde ha crecido más la desigualdad de renta, 20 veces más que el promedio europeo”.
España crece, pero no con un crecimiento inclusivo. La economía española no suaviza brechas tal y como lo hacen otros países de su entorno (Eslovaquia o Hungría tienen un crecimiento similar) sino que las profundiza, aumenta la desigualdad a base de un crecimiento injusto que beneficia principalmente a los que más tienen. Uno de cada cuatro españoles está, estamos, en riesgo de exclusión social.
Todo esto no es fruto de la casualidad. La ONG asegura que “la desigualdad en España no es el resultado de la crisis económica, aunque se haya acentuado durante la misma… La desigualdad en España continúa aumentando como resultado de una economía que promueve una distribución injusta de las rentas y las oportunidades que se generan”.
En nuestro sistema económico prima el reparto de beneficios y las rentas de capital a las rentas salariales y la creación de puestos de trabajo. Se ha aprovechado la crisis para realizar una reforma laboral que castiga los salarios más bajos y que está sirviendo para causar más pobreza y exclusión. En la actualidad conseguir un trabajo, tarea difícil ya de por sí, no te saca de pobre.
Además, el modelo tributario es injusto y regresivo y no ayuda a frenar la acumulación de riqueza debido a la mínima carga fiscal que soportan los grandes capitales.
Repetimos: las tres personas más ricas de España han visto aumentada su fortuna un 3%. El 30% más pobre del país ha visto disminuida su renta en más de un 33%. No ha sido solo la crisis: está siendo el sistema.
Acceso al informe completo de Oxfam «Una economía para el 99%» y «España, un crecimiento económico que deja fuera a las personas más vulnerables»
Jesús Jaén
M. J. Valiente
Pingback: La brecha social crece con 58.000 nuevos ricos y 1,4 millones de pobres en cuatro años - MATS Sanidad