El consejero de Sanidad de Madrid, Jesús Sánchez Martos, que se dedica a predicar que no es político, con lo que se salta a su antojo las normas elementales de la democracia, como cumplir con los acuerdos aprobados por la Asamblea, parece encontrarse en la cuerda floja pues no hay día que no llegue alguna queja a su presidenta, Cristina Cifuentes. Todo indica que en ámbito parlamentario ya dan por amortizada su plaza, pues ni quieren oír hablar de él. En medios parlamentarios, en donde se manifiesta un cierto cansancio de las sandeces que tienen que escuchar del consejero, aparte de su reiterada referencia a que es médico y enfermero, así como profesor de salud pública, se insinúa que ahora puede ser el momento para llevar a cabo el relevo en el cargo.