Pino Alberola
Confianza. No necesitan aparentar y mucho menos enmascarar su enfermedad. A través de un grupo de apoyo mutuo, personas con enfermedad mental, detectan los síntomas que preceden a un brote, para así evitar la recaída y con ella el ingreso hospitalario. Hacen de terapeutas porque, sostienen, nadie como ellos para conocer esta grave enfermedad mental.
Nadie mejor que ellos para tomarle la delantera a la esquizofrenia. Varios pacientes afectados por esta grave enfermedad mental han creado en Alacant un grupo para darse apoyo mutuo y así prevenir recaídas y con ellas los ingresos hospitalarios. “Nosotros mismos hacemos de terapeutas porque mi experiencia puede servir a otro para identificar cuándo aparece una recaída y tomar medidas para cortarla”, señala Jorge Rincón, uno de los integrantes de este grupo.
Entre ellos la naturalidad y la confianza afloran en ocasiones mejor que en la consulta de un médico. Todo es muy libre. Como explica Pedro Miguel Sánchez, “quedamos de manera frecuente y hablamos de nuestras cosas. Entre nosotros no hay un mundo de apariencias, nada es fingido. Cada uno se expresa de la forma en que se siente y yo no me sorprendo de lo que me pueda contar uno de mis compañeros”. Tras cada encuentro, “nos quedamos esperando con ganas a que llegue el siguiente”. Y es que “entre nosotros socializamos más que con los ‘normales’”, cree Sánchez.
Los resultados de esta ayuda se notan en la práctica, como recuerda Jorge Rincón, quien no hace mucho tiempo consiguió evitar que uno de sus compañeros acabara ingresando en el hospital. “Me llamó porque se encontraba muy mal, oía muchas voces, y estaba al borde de la desesperación. Entonces me fui a su casa y le convencí para que en lugar de irse al hospital nos fuéramos a pasear por el parque Lo Morant. Así estuvimos horas, hasta que anocheció y ya se encontró mejor. Le acompañé a su casa y le dejé durmiendo”. Una ayuda que se extiende a otro tipo de situaciones, por ejemplo, “cuando alguien necesita ir al médico, le acompañamos o vamos a visitarle si está enfermo”.
Este grupo, que actualmente está formado por ocho personas, pero abierto a quien desee unirse, nació de las consultas del centro de salud Ciutat Jardí. Muchos de sus integrantes llevan a sus espaldas un largo trabajo para mejorar el conocimiento de la enfermedad que padecen. Hace unos años organizaron un curso dirigido a profesionales del campo de la medicina con el objetivo de prevenir la recaídas en su enfermedad. De este curso, reconocido como una buena práctica y experiencia positiva por parte de la federación que a nivel nacional agrupa a las personas con enfermedad mental y a sus familias, salieron 12 estrategias útiles para prevenir recaídas. Unas estrategias que ahora ellos utilizan de forma constante para prestarse ayuda.
La reivindicativa es otra de las facetas de este grupo pionero en nuestro país. Y esa viene de la mano de Isaías Ledesma. “He escrito multitud de cartas a la Conselleria de Sanidad para quejarme por la presencia de cámaras de vigilancia en las plantas de psiquiatría de los hospitales”. También “de las informaciones que nos estigmatizan, porque no es cierto que seamos más peligrosos que el resto de la población”. Por eso este grupo lucha por la integración. “No queremos estar en residencias, preferimos pisos tutelados con asistencia sanitaria para poder llevar una vida normal”, señala Ledesma. Y por supuesto “es necesario que los empresarios nos contraten, porque actualmente nadie nos da trabajo”. Jorge Rincón apoya las palabras de su compañero, añadiendo que “no somos un gasto, sino una inversión y por tanto es necesario que inviertan en nosotros”.
Todos reconocen que la idea de unirse para prestarse ayuda mutua les ha cambiado completamente la vida. “Cuando les encontré había dado de lado a mucha gente por su forma de actuar hacia mí. Me puse en manos de ellos y he encontrado a un grupo de amigos con los que tengo una gran afinidad”.
Lecciones útiles para los profesionales de la salud mental
Un par de veces al mes, el grupo se reúne en el centro de salud Ciudad Jardín. A estos encuentros asiste el psiquiatra Manuel Girón y la enfermera de salud mental Begoña Beviá, quienes les apoyan desde hace años en todas las iniciativas que emprenden estos pacientes.
Cada reunión sirve para que estos profesionales aprendan cosas nuevas sobre clínica y tratamiento de la esquizofrenia. “Hablan de estrategias y de formas de prevenir crisis que a nosotros, los especialistas, nos son muy útiles”, explica Manuel Girón. Este psiquiatra pone un ejemplo: “Con ellos he aprendido a no decirles aquello de ¿te veo muy bien’, porque es una forma de juzgarles. Para ellos, eso de estar bien o mal, sencillamente no existe” .
Fuente: Viento Sur