Copias enviadas a los gobiernos de Suiza, Noruega, Antigua República Yugoslava de Macedonia (ARYM), Serbia y al presidente de la Comisión Europea.
Sr. Mariano Rajoy: las vallas de Europa matan. Hay que garantizar vías de acceso legales y seguras.
Viernes, 11 de septiembre de 2015
Le enviamos hoy esta carta junto con un chaleco salvavidas que perteneció a una de las 15.000 personas que han sido rescatadas en el Mediterráneo desde el pasado mes de mayo por Médicos Sin Fronteras (MSF). Este chaleco salvavidas es de mala calidad, pero era la única seguridad con la que contaba ese hombre, esa mujer o ese niño mientras intentaba cruzar el mar para llegar a Europa.
A veces, en estos chalecos, se pueden leer oraciones, o números de teléfonos de familiares y amigos con los que contactar en caso de que no lo logren.
Este chaleco nos recuerda que las personas que emprenden estos viajes son plenamente conscientes de los riesgos que asumen, y nos muestra la desesperación que deben sentir para exponerse, tanto a sí mismos como a su familia, a ese gran peligro.
Desde MSF estamos tratando las consecuencias médicas que esta clase de viaje provoca en las personas: hipotermia y deshidratación; pero también condiciones agudas que requieren evacuación médica, tales como shock séptico, neumonía y heridas causadas por el abuso y la violencia…
Estamos intentando mejorar las condiciones de vida de las personas varadas en Grecia, Italia, ARYM y Serbia. Pero todo nuestro trabajo solo es un parche que tapa los vacíos dejados por estados que no están dispuestos a cumplir con sus responsabilidades o no son capaces de hacerlo.
Muchas de las personas que rescatamos huyen de la guerra, la opresión y la tortura; otras, de la pobreza, la persecución y las violaciones de los derechos humanos. Todas ellas quieren una vida mejor y más segura. Pero sus rutas de salida cada vez son más escasas, ya que los países que acogen refugiados, como el Líbano, Turquía y Jordania, están desbordados.
El mundo se enfrenta a la peor crisis de desplazados desde la Segunda Guerra Mundial. El conflicto en Siria no muestra signos de mejora.
Sin embargo, Europa está cerrando sus fronteras. Las categorías “migrante”, “refugiado” o “solicitante de asilo” no describen de manera adecuada o justa la realidad que empuja a estas personas a embarcarse en un largo y peligroso viaje. Cada persona tiene una historia diferente por la que se ha visto obligada a arriesgar su vida para llegar a Europa. Si una persona necesita cuidado médico, comida, agua o cobijo, debe recibir esa asistencia sin importar su estatus legal.
Cuando los ministros se reúnan otra vez este lunes en una nueva cumbre sobre la llamada «crisis migratoria», tengan en cuenta que las decisiones adoptadas hasta la fecha en las cumbres anteriores han fracasado en el intento de mejorar esta situación.
Incluso algunas medidas la han empeorado: las vallas y la recogida forzosa de huellas dactilares solo provocan que la gente busque rutas clandestinas y cada vez más peligrosas.
Celebramos la reciente decisión de algunos estados miembros de la UE de abrir sus fronteras y ayudar a frenar el sufrimiento de aquellos que cruzan el continente por vía terrestre; pero se siguen perdiendo vidas en el mar, en la parte trasera de los camiones y en los campamentos donde la gente vive en condiciones inaceptables en el corazón de la Unión Europea.
Es hora de poner fin a estas políticas de freno. Han convertido una afluencia previsible y manejable de personas que huyen para sobrevivir en una tragedia humana en las playas, las fronteras, los andenes y las autopistas de Europa. Están poniendo en peligro el derecho a solicitar asilo. El enfoque actual de “no-recepción” y cierre de fronteras está causando muerte, daños y caos.
Europa tiene ante sí un número creciente de personas que buscan asistencia y protección. Son solo una pequeña parte de los millones de personas que huyen de un sufrimiento intolerable. No importan los obstáculos, van a seguir viniendo. No tienen otra opción. Las políticas actuales son insostenibles a la hora de gestionar esta situación.
La única manera de que Europa pueda evitar que esta crisis empeore en su territorio es intentar acabar con los contrabandistas, proporcionando una alternativa segura, legal y gratuita de entrada. Le pedimos que proporcionen una ruta segura. El cruce tanto de fronteras marítimas como terrestres debe ser autorizado a los solicitantes de asilo que llegan a la UE o que ya están en ella.
Se deben poner en marcha con urgencia todas las formas de acceso legales que permitan a los refugiados llegar a Europa, y hay que encontrar soluciones eficientes para reubicar a los solicitantes de asilo de un Estado miembro de la UE a otro.
Se debe ofrecer acceso a unos procedimientos de asilo coherentes, así como asistencia en los puntos de entrada, por toda Europa y a lo largo de las rutas migratorias. A la llegada de los refugiados, hay que proporcionar un registro rápido y una protección temporal. Deben crearse vías de migración legales y ofrecerse condiciones de acogida dignas para todos.
Hay que conseguir que este chaleco salvavidas sea innecesario y sustituirlo por alternativas humanas y dignas.
Atentamente,
José Antonio Bastos
Presidente de Médicos Sin Fronteras España