Cuatro meses sin Director Médico en el Hospital Ramón y Cajal
30 de abril de 2015: El Director Médico del Hospital Universitario Ramón y Cajal de Madrid, Daniel Álvarez Cabo, dimite al estar incluido como número 6 en las listas por Ciudadanos para las Elecciones Autonómicas y Municipales del pasado 24 de mayo. Desde entonces, nadie ocupa su puesto en el Hospital.
16 de julio de 2015: El Director de Recursos Humanos del Hospital Universitario Ramón y Cajal, Pablo Calvo Sanz, abandona su cargo al ser nombrado Director General de Recursos Humanos y Relaciones Laborales del Servicio Madrileño de Salud. Desde entonces, nadie ocupa su puesto en el Hospital.
Nuevamente se pone de manifiesto la privilegiada situación del Hospital Ramón y Cajal como paso previo o trampolín para el desempeño de cargos políticos de importancia no solamente dentro de la estructura de la Consejería de Sanidad, sino ahora también de la de los propios partidos políticos. ¿Tiene algo en especial este Hospital?
¿Ha existido alguna alteración de importancia en el Hospital sin estos dos importantes cargos?. Todo parece indicar que no. El Hospital sigue funcionando, aunque con la anormal normalidad a la que nos tiene acostumbrados la Consejería de Sanidad y el propio Hospital: cierre de camas, saturación de Urgencias, enfermos sin poder ingresar, obras innecesarias en este momento de recortes, mantenimiento deficiente, etc. Es posible que se haya aplazado alguna decisión, algo en todo caso indeseable, o la hayan tenido que tomar otras personas. El caso es que se tiene la sensación de que se podría ahorrar mucho dinero con una adecuada reestructuración y reducción de cargos directivos.
En cambio, las contrataciones dirigidas a mantener y asegurar que las obras sigan su curso y se inicien otras nuevas (arquitectos, ingenieros, etc), no se hacen esperar, y se realizan con inusitada rapidez. Lo primero es el ladrillo: esa es la prioridad de la dirección de este Hospital. Insistiendo: ¿tiene algo de especial el Ramón y Cajal?. En otros centros, como por ejemplo el Hospital Clínico, Antonio Alemany ha sustituido rápidamente a un subgerente, eso sí, ignorando la precariedad en la plantilla de muchas áreas de este centro hospitalario.
¿Porqué aún no se han cubierto estos puestos directivos en el Ramón y Cajal?. Es obvio que aceptar un cargo sin saber cuanto tiempo se va a permanecer y aprovechar de él no es algo agradable, y por ello, con toda probabilidad, habrá habido algún que otro rechazo a tan importante oferta. Pero todo el mundo sabe que lo que pasa es que se está esperando a las decisiones que se tomen desde la Consejería de Sanidad. Lo de siempre, nuevo Consejero, nuevos Directores Gerentes, y nuevo equipo de dirección. Es decir, nuevos puestos de confianza, elegidos a dedo, sin ningún proceso concursal, sin participación de los trabajadores de los centros ni de los usuarios. Un nuevo Consejero supone una nueva correa de transmisión de ideas, presupuestos y decisiones, la mayoría de ellas alejadas de las preocupaciones y necesidades de profesionales y usuarios. Así ha sido siempre, y así nos ha ido. Esta cadena de lealtad inquebrantable a quien te da la poltrona se extiende incluso más allá, hasta los jefes de servicio, adjuntos médicos y de enfermería, etc.
Es absolutamente necesario revisar los organigramas de los hospitales, reducir cargos directivos, y cambiar radicalmente la forma legal de elegir a los diferentes cargos directivos e intermedios. La participación de los profesionales y de los usuarios se antoja imprescindible para romper la dependencia política de unos puestos que deben estar orientados en exclusiva a satisfacer las necesidades de la ciudadanía.
Ni a Daniel Álvarez ni a Pablo Calvo se les echa de menos, incluso hay un sentimiento de cierto alivio ya que no han sido personas especialmente comprometidas con la defensa de la Sanidad Pública. Esperemos que quienes vengan no hagan buenos a los que han dejado el sillón vacío.