La desigualdad de riqueza se dispara un 60% en la primera década del siglo XXI
Las cuatro ediciones de la Encuesta Financiera de las Familias del Banco de España cubren ya una década en la que se constata que las desigualdades en el reparto de la riqueza se han ampliado continuamente, tanto en los años de expansión económica como en los de recesión. El Banco de España ha publicado en el mes de enero, con más de un año de retraso sobre el calendario previsto, la Encuesta Financiera de las Familias (EFF) correspondiente a 2011. Un sondeo mediante una muestra estratificada de más de 6.000 hogares, [1] que permite conocer la distribución de la riqueza en España, asunto fundamental desde el punto de vista social que no cuenta con otras fuentes de información consistentes. El patrimonio o riqueza neta de los hogares incluye el valor monetario de sus activos reales y financieros, a los que hay que restar las deudas El principal componente de los activos reales son las propiedades inmobiliarias (viviendas, garajes, solares, fincas, naves, tiendas, oficinas y hoteles), a las que se añaden las joyas, obras de arte y antigüedades (que apenas suman el 1% del patrimonio real). Los activos financieros incluyen las cuentas y depósitos bancarios, las acciones cotizadas y no cotizadas, los planes de pensiones, los fondos de inversión y los créditos pendientes a favor de los hogares. En 2011 los activos reales representaban el 84% del total y los financieros el 16% restante.[2] Por su parte, las deudas pendientes representaban en 2011 el 11,5% del patrimonio bruto; su principal componente es la compra de vivienda principal o de otras propiedades inmobiliarias (85% del total de las deudas).
Evolución de la riqueza y reparto desigual
Hasta la fecha contamos con los datos de cuatro ediciones de la EFF, que nos permiten conocer la evolución de la riqueza de los hogares españoles a lo largo de una década. Entre 2002 y 2005 las burbujas financiera e inmobiliaria incrementaron un 55% los patrimonios, empujadas por el viento favorable del crédito, que aumentó las deudas de las familias en un 65%. Entre 2005 y 2008 se registra un brusco frenazo, debido al cual la riqueza total de los hogares sólo creció un 2,9%, coincidiendo con los últimos años del ciclo expansivo y el inicio de la crisis. Ya en plena crisis, entre 2008 y 2011 el patrimonio medio registra un descenso del 12,5%, atribuible casi en exclusiva a la bajada del valor de los inmuebles. En conjunto, la media de riqueza neta de los hogares españoles creció un 40% entre 2002 y 2011, una tasa que casi dobla el crecimiento del PIB entre dichos años (21,5%). Sin embargo, el reparto de ese crecimiento fue asimétrico en todas las etapas, tal como se recoge en la Tabla 1. Mientras el cuartil (25%) de hogares más ricos aumentó su patrimonio en un 45%, el cuartil más pobre lo redujo en un 5%; de esta manera, la ratio de desigualdad (que se obtiene de dividir el patrimonio de los cuartiles más rico y más pobre) subió de 33 en 2002 a 39 en 2005, 48 en 2008 y 51 en 2011[3]. Los dos cuartiles intermedios incrementaron su riqueza en un 31 y un 32% respectivamente; en esta situación actuaban como colchón amortiguador entre los cuartiles extremos, cada vez más polarizados entre sí, sin embargo en el período 2008-2011 el mayor retroceso correspondió al segundo cuartil, lo que puede expresar el proceso de repolitización y movilización social que se registra en el país.
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