Sergio Enríquez-Nistal
SANIDAD También denuncian los empleados problemas con la luz
«Mira el termómetro: 13,9 grados. Según la legislación deberíamos estar entre 17 y 27 grados. Cada vez que un paciente se hace un electro o les realizamos una exploración se tienen que desnudar. Con este frío se congelan. Hablamos de niños de seis meses o personas mayores enfermas. No se puede tolerar esta situación». Julio, nombre ficticio de uno de los sanitarios que trabaja en las urgencias del centro de salud Federica Montseny, explica las calamidades que se viven en este ambulatorio, situado en el barrio de Vallecas.
Al igual que sus compañeros, no quiere ser identificado por miedo a que se produzcan represalias. Sus preocupaciones son compartidas por la mayoría de los trabajadores que operan en este lugar y que no encuentran «explicación lógica ante semejante agravio».
Desde hace unas semanas la calefacción ha dejado de funcionar. Una pieza del compresor, que tiene cerca de 30 años de antigüedad según el médico, se rompió. Un técnico fue a supervisar el problema y a presupuestarlo. Concluyó que la pieza, por sus características y vejez, será difícil de sustituir.
Los plomos saltan y dejan sin luz a las urgencias cuando se colocan radiadores
Hasta que el compresor se arregle, tanto enfermos como enfermeros tendrán que seguir aguantando las bajas temperaturas como puedan. Los vecinos de Vallecas no esconden su enfado. Este domingo, en tan sólo 24 horas, el centro médico llegó a recibir 59 solicitudes de reclamación protestando contra el frío, una cifra muy elevada si se compara con las dos solicitudes de media que recibían al mes, cuando la calefacción funcionaba.
Para paliar lo máximo esta situación, los empleados decidieron colocar en las salas de espera radiadores conectados a los enchufes. Pero esta solución desembocó en un problema mayor. Los plomos saltaron dejando sin luz las urgencias, una tesitura que se repitió hasta en dos ocasiones la semana pasada.
«Varios ordenadores, entre ellos el mío, se rompieron a causa del apagón. Se les quemó la placa base. Mientras los arreglaban hemos tenido que trabajar usando papeles y boli, con el caos que eso genera en un sanatorio», explica Julio, molesto por la falta de recursos a la que se ven sometidos.
Los cortes de luz no sólo afectaron a la zona de urgencias. Todo el centro de salud se vio perjudicado. Un par de doctoras relataban cómo fueron testigos de las graves consecuencias que arrastraron estos apagones. «Algunas consultas se vieron afectadas con los pacientes dentro; tanto los ordenadores como máquinas y aparatos dejaron de funcionar», recuerdan.
«Abrimos el grifo y sale el agua marrón. Dos años así y sin agua caliente», se quejan
Julio desvela que el ambiente gélido no es el único problema al que se enfrenta este ambulatorio. También carecen tanto de agua potable como de agua caliente.
«Abrimos el grifo y sale marrón. Llevamos así mínimo dos años. Muchos pacientes se tienen que tomar una pastilla para que les baje la tensión, por ejemplo, y no tienen agua a su disposición. A veces tienen que ir a comprarla a un chino, otras somos los empleados quienes les ofrecemos de nuestras propias botellas» confiesa el sanitario.
La odisea de los trabajadores del Federica Montseny no acaba aquí.El médico asegura que han tenido colocar a un vigilante de seguridad de manera permanente en la sala de espera debido a los altercados que se producen con pacientes «de etnia gitana».
Confiesa que muchas veces llegan a sentir miedo por el comportamiento de algunos de estos enfermos. «Han llegado a las manos en un par de ocasiones. Nos increpan… y aunque no es siempre por tema del frío, las bajas temperaturas agrandan sus enfados».
Julio no esconde su malestar ya que, según reconoce, han denunciado esta situación «infinidad de veces» sin que nadie les haya hecho caso. Cree que los pacientes son lo menos importante para los dirigentes y se muestra crítico con el sistema. «Muchos dirán que los recortes no existen, pero aquí estamos». Para este sanitario los problemas tardarán bastante tiempo en desaparecer debido a la dejadez de los responsables. Mientras, las urgencias del Federica Montseny seguirán sumidas en la más «absoluta precariedad».
La Consejería de Sanidad aseguró ayer que hoy mismo mandarán a varios técnicos para revisar los problemas de calefacción. También afirmaron que el agua, «pese a que sale algo marrón, es totalmente potable».