La ministra de sanidad dimite obligada por lo que hoy mismo se ha conocido. El auto del juez Pablo Ruz en el que se la considera partícipe de la trama corrupta Gürtel a título lucrativo.
Una vez más la sanidad y la corrupción de la mano como en tantas ocasiones ha denunciado la Marea Blanca en la Comunidad de Madrid.
Por si esto fuera poco, de Ana Mato como ministra de sanidad no se puede olvidar su ineptitud para el cargo, quizás una de las ministras más contestadas junto con el también dimitido Alberto Ruiz Gallardón.
Esto sin embargo no le impidió actuar con mano de hierro y aprobar una ley que cambió el modelo sanitario y excluyó de la asistencia sanitaria a unas 873.000 personas.
La Ley 16/2012 de 20 de abril, de medidas urgentes para garantizar la sostenibilidad del Sistema Nacional de Salud y mejorar la calidad y seguridad de sus prestaciones ha sido la mayor contrarreforma del Sistema Nacional de Salud (SNS), desde que lo implantó la Ley General
de Sanidad.
En primer lugar esta ley que se tramitó con carácter de urgencia sin acompañarse de estudio alguno que analizase la situación de “insostenibilidad” antes de aprobar exclusiones, recortes y
copagos. Sin embargo ya se había comprometido el gobierno del Sr. Rajoy con la Comisión Europea en un recorte de 10.000 millones de euros entre sanidad y educación a cambio del rescate a la banca.
La ley 16/2012 anuló el reconocimiento del derecho a la protección de la salud por el hecho de ser ciudadano, instaurando un sistema en que se vincula la asistencia sanitaria a un aseguramiento, sin que se diga en ningún momento si este tiene que ser de la Seguridad Social, excluyendo a quien no tenga esa situación administrativa, o sea beneficiario del
titular del mismo.
En segundo lugar, instauró los copagos para medicamentos tanto para los pensionistas como subió el que ya pagaban las y los trabajadores en activo. A esto se añadió que dejó de financiar más de 400 medicamentos. Y estaban en preparación la disminución de algunas prestaciones o el pago por ellas, como el transporte sanitario, o el pago de los fármacos hospitalarios que hasta ahora ninguna Comunidad lo aplica.
Estas medidas han causado empeoramiento en la situación de muchos enfermos, porque claramente eran medida contra quienes padecían alguna patología y han tenido que dejar de tomar la medicación, y entre la población excluida se ha llegado a denunciar varios casos de fallecimientos por falta de asistencia.
A los recortes llevados a cabo en sanidad -más de 7.000 millones de € -, hay que sumar los que se han hecho en la Ley de dependencia -alrededor de 2.500 Millones de € – lo que ha dejado a los dependientes moderados sin ninguna ayuda.
No se puede olvidar que todos estos recortes en los presupuestos han conseguido las mayores movilizaciones en buena parte de las CCAA, en especial en la Comunidad de Madrid, para intentar contrarrestarlo la ministra ideó el Foro de la Profesión Médica y de Enfermería, en el que se apoyaron sin ambages un mercado sanitario mixto público-privado.
El broche de oro lo puso con la nefasta gestión del virus de Ébola, creando confusión y desconcierto entre las y los profesionales sanitarios, y extendiendo el miedo entre la ciudadanía. Y la denegación del medicamento sofobusvir a los enfermos de hepatitis C, que estos, tras largas movilizaciones han conseguido hace sólo unos días para los enfermos más graves.
Desde el Movimiento Asambleario de Trabajadores/as de la Sanidad hemos manifestado en numerosas ocasiones el rechazo a cada una de las medidas tomadas por la exministra Ana Mato que solo han supuesto un retroceso en el derecho a la salud de la ciudadanía, el empeoramiento de muchos enfermos, incluso la muerte de algunos, y la exclusión de cientos de miles de personas desde que ella ocupó el cargo.
No es la ministra Mato, como no era el ministro Gallardón, ni el ministro Wert, ni la ministra Báñez, ni el ministro Montoro, es la política neoliberal del Partido Popular y la inutilidad del peor presidente que ha tenido la democracia: Mariano Rajoy, que todavía está por decir una verdad.