Sábanas, toallas y uniformes sucios en los hospitales tras la privatización de la lavandería

 Sábana con manchas suministrada por la lavandería central al Hospital Clínico, según el colectivo Mats. (Movimiento Asambleario de Trabajadores de la Sanidad)

  • Los trabajadores del Clínico, el 12 de Octubre, el Ramón y Cajal y la Paz denuncian la recepción de lencería y ropa mojada, rota o con manchas.
  • «Les damos la vuelta a las sábanas para que los pacientes no las vean», aseguran los empleados consultados.
  • Sanidad admite la situación, pero asegura que los problemas son puntuales y que no implican riesgo microbiológico para los pacientes.

Avatar del periodista ÁNGEL CALLEJAÁNGEL CALLEJA 12.06.2014

Las críticas tras la privatización de la lavandería de los hospitales de Madrid no acaban. Seis meses después de que la UTE formada por Flisa y Lavandería Industrial (ambas pertenecientes a la Fundación Once) se hiciera cargo de la planta situada en Mejorada del Campo por un período de cuatro años y un importe de 47,5 millones de euros, los trabajadores de los grandes centros sanitarios vuelven a denunciar el mal funcionamiento del servicio.

Según los empleados de los hospitales Clínico, 12 de Octubre, Ramón y Cajal y La Paz consultados por 20minutos, la recepción de lencería (sábanas, fundas, mantas) y ropa de trabajo mojada, agujereada, sin planchar o con manchas se ha convertido en una constante. Ello provoca, afirman, problemas ocasionales de abastecimiento y que el personal que atiende a los enfermos se las tenga que apañar como pueda.

«No se han dejado de vestir las camas, pero no podemos servir todas las sábanas que necesitamos. Cuando faltan, se sacan de debajo de las piedras, de otros departamentos. Si no tenemos más remedio que usar las que traen con manchas, les damos la vuelta para que los pacientes no las vean», relata un miembro de la plantilla del Clínico.

Desde el Ramón y Cajal, que ya trabajaba con Flisa antes de la privatización, aseguran que el servicio ha empeorado: «Nuestro problema es, sobre todo, con los uniformes. O no hay piezas en buen estado para todos o no hay tallas, lo que nos lleva a usar prendas de otros compañeros».

«No podemos dar ese servicio»

La lavandería procesa cada mes un millón de kilos de ropa, aproximadamente. Cada uno de los grandes hospitales de Madrid llega a mover más de 3 toneladas de prendas al día. Todas están sometidas a controles microbiológicos para garantizar su higiene. La que no cumple las condiciones de uso, es devuelta para ser sometida de nuevo a tratamiento.

«Aquí llegamos a rechazar 80 kilos en algunos pedidos. Viene húmeda, con restos o sin planchar, así que no distribuimos toda la que deberíamos. Cuando nos faltan y hay un pico de demanda, cambiamos una sábana y la de arriba la ponemos debajo; o solo cambiamos las toallas estrictamente necesarias», insiste un responsable del 12 de Octubre. «Nos entregan ropa de cama hecha jirones o con manchas enormes. No podemos dar ese servicio al enfermo», concluyen desde La Paz.

La Consejería realizó la última auditoría externa sobre la lavandería el pasado 17 de marzoLa Consejería de Sanidad subraya que la lavandería revisa el 100% del material, respeta la barrera sanitaria, utiliza el desmanchado previo, separa las prendas no aceptables y reprocesa las que sean necesarias. A pesar de ello, confirma que «en algún caso» pueden suministrarse prendas que no cumplan con todos los criterios de calidad, «aunque ello no implique riesgo microbiológico alguno».  La última auditoría externa, realizada el 17 de marzo, concluyó que la adjudicataria cumple los criterios de calidad.

Flisa también rechaza cualquier deficiencia. «No hay devoluciones. La lencería hospitalaria se lava en Mejorada o Fuenlabrada, donde tenemos otra planta, y se entrega limpia y empaquetada. Esta denuncia se viene repitiendo desde el año pasado, pero es falsa», señaló un portavoz.

El Clínico y el 12 de octubre confiesan tener problemas «puntuales». «El rechazo por rotura o manchas es el normal de estas instituciones, donde se manejan cifras elevadas de lencería. El porcentaje es menor del 5%«, explican desde el primero. «En la última auditoría no se constataron incidencias graves ni reseñables. Hemos observado una mejoría en relación con el inicio del contrato. Si existe alguna situación, son hechos puntuales», concluye el segundo.

«Pérdida de calidad»

Para el Movimiento Asambleario de Trabajadores de la Sanidad (Mats), la privatización de la lavandería central ha provocado «pérdida de calidad asistencial» y un empeoramiento de las condiciones laborales de los trabajadores, que pasaron a cobrar 800 euros de media, en lugar de los 1.100 que ingresaban hasta el momento.

Flisa defiende que aplica el convenio colectivo del sector más un incremento pactado con los representantes sindicales. El acuerdo se alcanzó el pasado mes de enero, después de una huelga que se prolongó durante un mes y medio y que obligó a la Comunidad a lavar la ropa fuera de Madrid. Hoy, la plantilla la componen entre 230 y 250 personas, de las cuales el 40% son trabajadores con algún grado de discapacidad. «Estamos muy orgullosos de ellos», recalca un portavoz de Flisa.

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