«Frente a la alianza neoliberal, debemos reforzar la Alianza Ciudadana y profesional de las Mareas Blancas y las Plataformas en Defensa de la Sanidad Pública»
Manuel Martín y Luisa Lores
Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública
Las organizaciones financieras y empresariales que controlan los gobiernos de Europa, España y las CCAA están desarrollando desde hace tiempo una gran alianza neoliberal para apoderarse de la sanidad pública, que elabora nuevas estrategias para la privatización total del sistema sanitario público y para apodarse de los enormes recursos económicos que se destinan a la salud (57.000 millones de euros según los presupuestos de 2014).
Una poderosa alianza público-privada es el Club Gertech, que integra a altos cargos de la administración sanitaria, universidades públicas y el Instituto Carlos III. Cuenta con el apoyo de asociaciones profesionales como el Foro de la Profesión, asociaciones profesionales como FACME ogerentes sanitarios (SEDISA) y el patrocinio de grandes empresas tecnológicas y farmacéuticas (Philps, Medtronic, Roche, Nec Corporation o Citec-B), donde están presentes la industria farmacéutica y de tecnología sanitaria e informática. Esta alianza está aplicando (de manera solapada e invisible a la población y a los trabajadores sanitarios) una serie de iniciativas destinadas a hacerse con el control del Sistema Sanitario Público, con el objetivo de fragmentarlo y ponerlo al servicio de empresas y fondos de inversión multinacionales, con la complicidad de políticos y de un reducido número de profesionales sanitarios ambiciosos de poder y dinero.
Los grandes objetivos de esta Plataforma Pro-Privatización son, controlar la información sobre la salud de la población y sobre el funcionamiento del Sistema Sanitario Público, controlar su planificación estratégica (equipamiento, innovación, investigación sanitaria y formación de los profesionales), la administración de hospitales y centros de salud y la Gestión Clínica de los Servicios asistenciales más relevantes, como la cardiología y el cáncer.
Entre los instrumentos propuestos por la Alianza y que están siendo desarrollados por los Servicios de Salud podríamos destacar:
– Creación de Unidades de Gestión Clínica destinadas a fraccionar los centros en microempresas con autonomía y participación privada, presupuestos propios, capacidad para comprar y vender servicios (mercado interno) y de incentivar a sus profesionales (laboralizados) con los recortes de actividad que realicen en su actividad asistencial.
– Cambio en la Estrategia de control y seguimiento de enfermos crónicospara sustituir a los cuidadores de los pacientes por recursos electrónicos instalados en los hogares y vendidos por las multinacionales tecnológicas, que no todos sabrán utilizar ni podrán pagar.
– Externalizar (privatizar) los servicios de informática, de modo que la industria sanitaria podrá disponer de toda la información sobre la salud de la población (Historia Clínica Electrónica, teléfono de información a los usuarios) y dela actividad de los centros públicos (sistema de citas, listas de espera, derivaciones a centros privados, conciertos), que permitirá a las empresas privadas la selección de riesgos en función de sus intereses económicos y la promoción de los seguros privados (desechando a los pacientes “no rentables”)
– Trasladar a manos privadas las estrategias y la planificación de los recursos. Las empresas privadas decidirán el equipamiento a comprar, su ubicación y los precios a pagar por parte del sistema público, las prioridades en la investigación, la implantación de las innovaciones en tecnología sanitaria(biotecnología, y medicina personalizada, que la propia industria admite que no será accesible para todos, por sus enormes costes) y la formación del personal sanitario (para facilitar la difusión de sus productos farmacéuticos y condicionar, en función de sus intereses comerciales, la utilización de los recursos diagnósticos y terapéuticos).
– Controlar las Asociaciones de Pacientes para que reivindiquen las innovaciones que interesen difundir a laboratorios o la industria, tengan o no evidencia contrastada
La idea que subyace en estas propuestas es financiar con dinero público el negocio del sector privado, convirtiendo la investigación, la innovación y el desarrollo en herramientas decisivas para la privatización. La industria sanitaria pretende “robotizar” el sistema sanitario, prescindir de los profesionales y de los cuidadores y agenciarse el dinero que el Estado y las Comunidades Autónomas destinan a la sanidad pública.
No parece justo ni equitativo introducir copagos, recortar atención sanitaria, dejar sin derecho a la sanidad a los colectivos más necesitados, y reducir y precarizar las condiciones laborales del personal sanitario, para destinar ingentes recursos económicos públicos a las empresas multinacionales, desarrollando un modelo de sanidad basado en el uso intensivo de fármacos y tecnologías sin evidencia suficiente y a un coste desorbitado, en detrimento de la promoción, la prevención y los cuidados de las personas con enfermedades crónicas y discapacidades.
En esta estrategia pierde la población (desmantelamiento del modelo sanitario universal, accesible y equitativo), los enfermos crónicos (sustitución de los cuidadores por máquinas electrónicas), la Atención Primaria, la Atención a la Dependencia y la gran mayoría de los trabajadores sanitarios, que perderán su condición de empleados públicos y se verán sometidos al poder de los “capataces” de las Unidades de Gestión Clínica.
De triunfar estas propuestas la sanidad pública será insostenible económicamente.
Frente a la alianza neoliberal, debemos reforzar la Alianza Ciudadana y profesional de las Mareas Blancas y las Plataformas en Defensa de la Sanidad Pública