El pasado viernes 25 de abril el Presidente de la Comunidad de Madrid (CM), Ignacio González, anunció en un acto en el H. Gregorio Marañón una serie de medidas para mejorar la sanidad pública y los derechos de los profesionales. Tal anuncio nos sugiere varias preguntas: ¿son positivas estas medidas para la sanidad pública y para quienes trabajamos en ella?; en caso afirmativo, ¿las acciones anunciadas son suficientes para reparar los graves daños infringidos a la sanidad pública madrileña durante años por el PP?; ¿este anuncio supone un cambio de política sanitaria por parte de este partido, o son una respuesta obligada por el período electoral a la fortísima movilización llevada a cabo durante meses por la población madrileña en defensa de la sanidad pública?
En nuestra opinión, que trataremos de argumentar más adelante, una buena parte de estas medidas son concesiones, otras, o mejor dicho, la forma de implementarlas, son negativas; y nos parece que los objetivos que buscan son que el PP vuelva a ganar las elecciones y desmontar la Marea Blanca para posteriormente volver a sus plantes de privatización salvaje. Es decir, Ignacio González después de sufrir una importante derrota toma estas medidas para recuperar posiciones y volver al ataque.
En primer lugar, opinamos que estas medidas son insuficientes y algunas, como la de las peonadas de fin de semana, claramente negativas. Las medidas anunciadas han sido las siguientes: realización de pruebas diagnosticas los fines de semana, para mejorar la utilización de los recursos disponibles y negociadas entre los gerentes y los jefes de servicio respectivos; realización de OPEs convocadas y convocatoria de otras nuevas para médicos especialistas y técnicos; conversión de 5000 eventuales en interinos; convocatorias de traslados externos para médicos y traslados internos para el resto de categorías, así como convocatorias de promoción interna y de nombramiento de jefaturas.
La plena utilización de los recursos es una reivindicación fundamental de la Marea Blanca, especialmente ante el exceso de derivaciones que el gobierno del PP de la CM viene realizando desde hace años para provecho exclusivo de clínicas privadas. Pero la utilización plena de estos recursos debe hacerse a través de mecanismos regulares: turnos de tarde y fines de semana. Al hacerlo a través de peonadas, el PP desvela que sus intenciones no han cambiado: las peonadas dividen, unos las hacen y otros no, unos las hacen y sólo una parte las cobra; y hoy las ponen y mañana las quitan.
Respecto de la insuficiencia de las medidas relativas a las plantillas, tengamos en cuenta algunos datos. Por un lado, la precariedad llega al menos hasta el 30%, es decir que entre interinos y eventuales hay más de 20.000 trabajadores en el SERMAS, fruto de una política consciente de precarización ejecutada durante años. La insuficiencia de convocar 4.039 plazas es evidente. A lo que hay que añadir, que es otra medida con carácter divisor: el llamado Personal No Sanitario no cuenta para nada.
Similares razonamientos se puede emplear para la conversión de los 5.000 interinos. Debe haber unos 14.000 eventuales (sobre el 20% de las plantillas), con lo que seguirían eventuales unos 9.000. Este elevado número de eventuales se debe a que el gobierno del PP ha incumplido durante años la ley (concretamente el art. 9, apartado 3 del Estatuto Marco), haciendo este tipo de contratos para fines distintos y para una duración superior a los previstos en dicha norma. A lo que hay que añadir, que si tales nombramientos se hacen «a dedo», tal como anunció Lasquetty en diciembre pasado, su objetivo divisor y discriminador también quedará claro.
Respecto a traslados y promociones, está por ver su concreción, pero ya hay una clara discriminación, si los «traslados externos» sólo son para médicos y eso suponiendo que no se trate de traslados forzosos o semi- forzosos por la disminución de la actividad de algunas especialidades.
En segundo lugar, consideramos que estas medidas no representan un abandono de las políticas privatizadoras, sino una variación coyuntural, que tiene como objetivo volver a ganar las elecciones y desmontar la MB. La lucha de los madrileños durante meses por la sanidad pública no solamente ha logrado parar la privatización total de 6 hospitales y 27 centros de salud. También ha supuesto un grave desgaste del PP, que ha aparecido con toda claridad deteriorando la sanidad pública para convertirla en un negocio empresarial. Este partido para seguir privatizando necesita dos cosas: volver a ganar las elecciones y desmontar la Marea Blanca.
Con estas medidas el gobierno regional pretende aparecer como defensor de la sanidad pública y a la vez dividir a ciudadanos y trabajadores, por un lado, y a trabajadores entre sí, por otro. Al convocar plazas, al hacer nombramientos de interinos (en principio a dedo) y de jefaturas, busca que un sector se sienta marginado y otro deje de protestar con lo que apareceremos ante la población como que nos movimos exclusivamente por nuestros intereses corporativos. Ya que estas medidas paliarán pero no anularán ni las listas de espera, ni los cierres de camas, ni las derivaciones a la privada; ni por supuesto, recuperarán lo privatizado o destruido, como por ejemplo el Hospital Carlos III, el Instituto Cardiológico o el Instituto de Salud Pública, la privatización de las donaciones de sangre, o la de la Lavandería de Mejorada.
Y si nos vuelven a dividir y vuelven a ganar las elecciones volverá el modelo de privatización salvaje. Pues fue la unidad entre profesionales y entre estos y la población lo que paró parcialmente la privatización, puso a los privatizadores cerca de perder el gobierno y es la causa de que se anuncien ciertas medidas positivas. La vuelta a la división supondrá volver a los años donde este gobierno no ha dejado de agredir al sistema sanitario público.
Por todo ello insistimos en recomendar que ninguna de estas medidas nos haga olvidar que Ignacio González y su partido ponen los intereses bancarios y empresariales por encima de las necesidades de la población y que la única manera de impedir esto es mantener la unidad y la movilización.
Javier Cordón y Jesús Jaén (miembros del MATS)