Móstoles: LOS SÍNTOMAS DEL HOSPITAL REFLEJAN LA INFECCIÓN EN LOS DESPACHOS DE LA COMUNIDAD

Voces del Sur

Un dicho médico sostiene que “la dosis puede convertir la medicina en veneno” y eso es lo que desde la Consejería de Salud de la Comunidad de Madrid está sucediendo con el plan de reformas de infraestructuras.

El pasado lunes 16 de abril el Consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, acudió al histórico hospital mostoleño a inaugurar la reapertura de la sexta planta. Según denuncia el sindicato MATS, “la remodelación, con una inversión de 769.717€, ha supuesto la disminución de las 62 camas disponibles previamente a las 58 camas actuales”. Por otro lado advierte que “se ha venido anunciando en diversos medios la creación de una unidad de infecciosos con 7 habitaciones individuales, pero dicha unidad ya existía anteriormente con 4 habitaciones individuales y 1 doble”.

Esta planta acoge además los servicios de Cirugía General, Neumología y Neurología. Sin embargo, la pérdida de esas 4 camas conllevará, previsiblemente, la necesaria reubicación de la unidad de control del sueño en otra planta. Lo que disminuirá el número de camas disponibles en la zona de reubicación.

Dicha reducción de camas supone seguir disminuyendo el promedio de camas por habitante que en el hospital era de 1,32 camas por cada mil habitantes, dato que ya se había mermado estos meses en los que las 62 camas de la sexta planta han estado inutilizadas. En una comparativa regional, la situación adquiere tintes de agravio comparativo para los 150.000 habitantes de Móstoles y Arroyomolinos que tienen asignado nuestro viejo hospital, pues el promedio en Madrid es de 3 por cada mil y en la Unión Europea esta cifra asciende a más de 5.

Por otro lado, como nos indican los trabajadores del hospital consultados, esta no es la única sombra que tiene dicha remodelación, pues tras los cambios realizados la ampliación de los baños ha significado una reducción del espacio disponible en las habitaciones, algunas de las cuales son abuhardilladas y además algunas de las nuevas puertas correderas no son lo suficientemente anchas como para ser accesibles en silla de ruedas. A esto tenemos que sumar que la transformación de las bañeras en platos de ducha no ha sido realizada a ras de suelo, con el consiguiente escalón y riesgo de caída para los convalecientes.

 

La remodelación, con una inversión de 769.717€, ha supuesto la disminución de las 62 camas disponibles previamente a las 58 camas actuales

 

Las obras de remodelación de los quirófanos de Ginecología continúan en la 3ª planta y comenzarán en la 5ª planta a comienzos de verano, con un presupuesto de 1,3 millones de €. Esto supondrá, de nuevo, una reducción total de 75 camas disponibles. La Comunidad de Madrid argumenta una supuesta reducción estival de las necesidades de camas, que no se contrasta con los datos estadísticos históricos. Según los datos extraídos de las memorias anuales del Hospital Universitario de Móstoles, la secuencia anual de reducción de camas sí que refl eja una tendencia decreciente desde 2009 con 421 camas, hasta un descenso en 2012, año de inauguración del Hospital Rey Juan Carlos, de gestión privada, con 411 camas, reduciéndose de nuevo en 2014 a 349, el año siguiente a 294 y el pasado año quedó mermado en tan solo 280 camas disponibles. Esta disminución del número de camas en el hospital público contrasta con el aumento de camas en el Hospital Rey Juan Carlos, que ha pasado en solo 5 años a triplicar el volumen de camas, de 106 en 2012 a 364 en 2017.

Esta diferencia de camas es el refl ejo de una desinversión en el hospital 100% público, que ha venido disminuyendo su presupuesto desde los 121 millones de 2013 a los 112 de 2017. Sin embargo, en el hospital de gestión privada, que primeramente perteneció a Capio Salud y en la actualidad pertenece al grupo alemán Frenisius, su partida de fondos públicos de más de 106 millones de euros, aumenta sistemáticamente ante las derivaciones en operaciones o ingresos desde el Hospital Universitario de Móstoles.

De la partida presupuestaria de más de 3 millones de euros destinada a la reforma de la estructura del edifi cio, el refuerzo de pilares y forjados, no se tiene mayor noticia que su inclusión presupuestaria, ya que todavía no se ha procedido a la adjudicación de la obra, ni se conoce si el proyecto está diseñado.

Hace unos meses se lograron parar los planes del anterior consejero de Sanidad, Jesús Martos, de transformar las camas del Hospital Universitario en camas para enfermos crónicos. Por lo que el actual consejero de Sanidad, al menos mientras no sea sustituido por el relevo de la dimitida Cifuentes, tiene una estrategia distinta consistente en la reducción de las capacidades de servicio de este hospital, del cual dependen otros tantos centros de salud y especialidades; como el de Coronel de Palma o los Centros de Salud Mental de Móstoles y Alcorcón o la Unidad de Trastornos de la Conducta Alimentaria.

Estos planes de reducción de las capacidades de asistencia del sistema de hospitales públicos sigue una tónica generalizada en nuestra región. El 6º Informe del Observatorio Madrileño de Salud del 2017 confirma que Madrid es la comunidad autónoma más privatizada, con un porcentaje de camas privadas del 33,5%, el 30% de los recursos de alta tecnología se encuentran en centros privados y al menos un 10,6% del gasto público se destina a conciertos sanitarios.

Así, como afirma la asociación Sentido Sur en su informe “Una mirada a la realidad social desde los municipios del sur de Madrid”, la reducción de las camas en los últimos dos años se materializa en 100 camas menos en el Hospital de Fuenlabrada, 20 menos en Parla y casi 200 menos en Getafe.

Esta disminución de los recursos afecta también a la atención primaria; el promedio numérico de médicos por cada mil habitantes se sitúa en 0,69 frente al 0,79 del resto de Comunidades Autónomas.

El problema de la sanidad madrileña no queda circunscrito a una cuestión económica o de apuesta privatizadora, pues la transformación que ha supuesto el “Área Única” ha repercutido de forma negativa, generando una grave distorsión en la asignación de recursos y en la organización del modelo sanitario. Orientando de esta forma su atención, sin tener en cuenta la desigual distribución de las necesidades de salud que se producen en el territorio de la Comunidad de Madrid y en su sociedad.

Como ya expuso en 1974 el informe del Ministro de Sanidad canadiense Marc Lalonde, los grandes indicadores de salud pública no vienen determinados por las actuaciones en el sistema sanitario asistencial, pese a la importancia de estar sufi – cientemente dotado. Estos, al contrario, vienen fundamentalmente marcados por una visión amplia de la salud. Por lo que las inversiones en sanidad deben responder, también, a las necesidades de un modelo de ciudad saludable, activo y una corrección de las desigualdades sociales y laborales.

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