Hospital Clínico

Entrevista a celadoras del H. Clínico (2ª parte): «Se trata de vender el producto con resultados óptimos»

– Pregunta: El otro problema que señaláis del H. Clínico es la vulneración de derechos laborales por parte de los superiores jerárquicos y la nula respuesta ante los mismos de la mayoría de los representantes legales. ¿En qué se concreta esta vulneración de derechos?

– Respuesta: Enlaza un poco con lo anterior. Se trata de vender el producto, el H. Clínico, con resultados óptimos. Para ello se necesita, o la colaboración de los trabajadores o la coacción mediante la intimidación, o el recorte de derechos.

– P.: ¿Qué quiere decir esto?

– R.: Está claro que, sin las personas dispuestas a participar en estas medidas de recortes, la aplicación de las mismas no tendría ningún éxito. Algunas ya llevan participando en esto hace mucho tiempo, pero otros intentan superarles pasando por encima de lo que sea, sin importarles que existan derechos laborales y unas reglas de juego que cumplir. El Hospital no es propiedad de unos pocos. Este y sus servicios se pagan con dinero público, aunque algunos no cejen en su empeño de convertirlo en un coto privado.

– P.: ¿Podría especificar más?

– R.: El nuevo jefe de la Unidad de Celadores (nombrado a dedo por la Dirección saltándose todos los procedimientos de selección administrativa) se ha convertido en el “paladín” adecuado de la Dirección para llevar a cabo la obra que otros no culminaron.

Celador de origen de la Unidad mortuoria, ha sido promocionado por la Dirección a raíz de sus “éxitos en dicha Unidad” ejerciendo actividades de las que hay sospechas que puedan exceder de sus funciones legales.

Desde que tomó posesión de su cargo ha puesto en jaque a todo el colectivo de celadores/as, recortándoles multitud de derechos y poniendo el servicio” patas arriba”.

Todo ello con el soporte y la connivencia de la Dirección, sin la cual nada de esto hubiese sido posible y con la colaboración de la “corte” de encargados de turno nombrados por éste de manera discrecional, alcanzando cifras nunca vistas en este hospital. Hay más de 20 mandos intermedios entre jefes, encargados, subordinados, etc.

– P.: ¿Pero cuáles han sido las medidas que han recortado derechos a los celadores?

– R.: Sobre todo, la primera medida que tomó nada más acceder al cargo en el 2015, ha sido la que más nos ha afectado y la que más repercusión ha tenido para los/as trabajadores/as, pero también para los/las pacientes. De golpe y porrazo y de manera unilateral sin ninguna negociación con nuestros representantes legales, fracturó el colectivo. Estableció un sistema de libranzas dónde se favorecía a unos trabajadores frente a otros.  Antes de su nombramiento, todos/as librábamos igual, pero ahora existen diferentes modelos de libranza que se reparten de forma discrecional en función de parámetros subjetivos (según tipos de contratos, antigüedad, amiguismo, etc ). Según esto, unos descansan casi todos los fines de semana, otros, sólo uno al mes etc. Esto está provocando que unos trabajadores/as estén realizando jornadas maratonianas de 7, 8, o hasta 11 días sin librar y que otros, al no trabajar casi ningún festivo (que se paga como un extra) hayan sufrido una merma significativa en sus retribuciones con unos salarios que nos le permiten llegar ni a fin de mes.  Se ha generado con ello, un malestar  entre los compañeros que ha conseguido el objetivo que buscaba: dividir al colectivo para poder aplicar sus políticas  de personal, a los que ellos llaman “optimización de recursos” encaminadas a corto plazo al recorte de plantillas y la reducción de efectivos.

– P.: ¿Qué más medidas ha tomado?

– R.: La cobertura de servicios cada vez es más precaria. Hay muchos servicios que dónde antes había celador, ya no existe (se lleva a través de un retén). Otros, que funcionan con una carencia que pone en riesgo la salud de los pacientes y otros, que literalmente han desaparecido debido al cierre de camas y de servicios.

Se ha llegado incluso a asignar tareas a los trabajadores, que van más allá de sus funciones, como las de registrar su actividad diaria, tareas que debería realizar los mandos intermedios. Por ejemplo, en  urgencias a las compañeras se les obliga a  apuntar en una tabla de Excel  todas las tareas que realizan durante su jornada laboral (cada traslado, cada ingreso….), restando un tiempo considerable de su actividad asistencial, que sufren los pacientes en su atención.

Además, para 2018 se han producido otras modificaciones en las libranzas que nos perjudican aún más, al introducir en nuestra planilla anual, un exceso de jornada de 3 a 11 días, que el trabajador debe devolver a la empresa en forma de días de libre disposición, vacaciones o cualquier otro permiso retribuido como “ canosos” días por antigüedad etc. Hasta se sugiere en un escrito que se adjunta en la planilla que el trabajador realice cursos de formación fuera de su jornada para generar permisos retribuidos que le permitan compensar los excesos de jornada que vienen reflejados de inicio en su planilla. Todo un despropósito, consentido por la Dirección, aún a sabiendas que esto es ilegal.

– P.: ¿Cómo os afecta todo esto en el día a día?

– R.: En todos los sentidos.  Nuestra salud se resiente de forma exponencial. Somos un colectivo dónde la mayoría somos mujeres con una media de edad entorno a los 50 años y dónde la mayoría de las tareas suponen un esfuerzo físico considerable (traslado y movilización de pacientes, movilización de cargas etc.). Con las nuevas modificaciones que suponen más déficit de plantilla una persona debe asumir tareas de varias y se   trabaja más deprisa y en peores condiciones, sufriendo lesiones producidas por el sobresfuerzo diario, la falta de descanso y el estrés.

Con las últimas modificaciones se obstaculiza además nuestro derecho a la conciliación de la vida laboral y familiar, pues la empresa no sólo se apropia de nuestro trabajo, si no también de nuestro descanso.

Además, como trabajadores/as que damos un servicio público y que trabajamos con personas enfermas el estar en estas condiciones laborales, nos provoca una gran frustración de cara a la calidad asistencial que podemos dar a los pacientes, que es peor que la que nos gustaría.

– P.: ¿Esto último es muy grave? ¿Podrías concretar un poco más?

– R.: Tanto la dirección como la Jefatura de Celadores están recibiendo constantemente premios a la calidad de los cuidados, pero la realidad que vivimos los trabajadores es bien distinta, no damos abasto para realizar nuestro trabajo, y esto va directamente en perjuicio de la atención que damos a los pacientes, por ejemplo retrasos en los ingresos,(cuando hay camas para ingresar a pacientes)  a veces se suprimen cambios posturales en UVI o se deja de levantar y acostar pacientes en plantas y aunque la Dirección de Enfermería es conocedora de esta situación no toma cartas en el asunto.

– P.: ¿Habéis denunciado todo esto?

– R.: Hemos iniciado acciones en diversos frentes. Asambleas informativas, recogidas de firmas, concentraciones, denuncias…. Incluso remitimos una carta a los sindicatos y a la Junta de Personal del H. Clínico pero después de reunirnos con la presidenta de la Junta de Personal vino a decirnos que no era competencia de este organismo y los sindicatos de la mesa Sectorial han hecho caso omiso de nuestras peticiones, llegando incluso a negociar en contra de los intereses de los trabajadores. Si nos hemos visto respaldados por algunos como el M.A.T.S., que defiende nuestros derechos e incluso convoca Asambleas en el centro para mantenernos en todo momento informados y colaborar en nuestras acciones proporcionándonos los medios que les requerimos.

– P.: ¿Pensáis que existe alguna forma de cambiar la situación?

– R.: Vamos a seguir utilizando todos los medios a nuestro alcance para revertir la situación. Continuaremos con las denuncias en los Juzgados, Inspección de Trabajo, etc., y divulgación de nuestra problemática a través de los medios que sean necesarios.

La cosa no será fácil. Hay compañeras que tienen miedo a defender sus derechos (sobre todo los temporales, aunque también los fijos) y los capataces están haciendo muy bien su trabajo vendiendo a las compañeras un día sí y otro también que el recorte de derechos se hace por su bien y para favorecer sus condiciones de trabajo.

Y luego está el apoyo de la Dirección a tales medidas y el amparo incondicional a las mismas. Ellos sabrán por qué lo hacen. Tal vez en un futuro todo esto les pase factura. Las últimas noticias que están apareciendo en prensa, donde algunos Grupos Políticos están pidiendo la dimisión del Gerente por “supuesto amaño de contratos” a una empresa de electromedicina, confirman una tendencia privatizadora de esta Gerencia que se está cebando con colectivos como el nuestro.

– P.: ¿Alguna cosa más que añadir?

– R.: Sí. Que necesitamos el apoyo del mayor número de gente para paliar esta situación y que es necesario desenmascarar a los colaboradores externos, que también participan en estas políticas de recortes. Por ejemplo, como el Club de Excelencia en la Gestión (UGC) que recientemente concedió un premio a las “Buenas Prácticas a la Gestión Sanitaria” a la Unidad de Celadores del Hospital Clínico, por su proyecto de mejora y planificación de recursos humanos, amparando las medidas de recortes y pérdida de calidad asistencial y vendiéndolas como todo un éxito de gestión.

Este club está presidido por el Presidente de “Ilunion”, empresa que tiene concesiones de tiendas en casi todos los hospitales de Madrid y cuya actividad ha estado relacionada con la Lavandería privatizada de Mejorada del Campo, y como proveedora de ropa de los Hospitales Públicos. ¿Coincidencia? No es creíble.

Ver la Primera Parte de la Entrevista a las Celadoras del Hospital Clínico

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