Este fin de semana nos hemos encontrado con dos hechos que, aunque preocupantes, se están convirtiendo en habituales: derrumbes de techos en hospitales públicos madrileños. Según la cadena SER, en el Hospital 12 de Octubre a primera hora de la tarde de ayer, 29 de enero, “estalló una tubería de la calefacción del pasillo general de las Urgencias del Hospital 12 de Octubre”. Según información obtenida por este medio a través del MATS, “el pasillo se ha inundado de agua caliente, sucio y amarilla y se ha ocasionado una situación de kaos porque había pacientes esperando para camas y el agua caía con fuerza”.
En otro hospital madrileño, en esta ocasión el Gregorio Marañón, se derrumbó un techo de una habitación del área oncológica en la madrugada del sábado. Según publica la mencionada cadena, “apenas dos horas antes del derrumbamiento las enfermeras sacaron a los pacientes de la habitación de forma preventiva al ver una grieta en el techo. En este pabellón se están acometiendo obras de mejora y hubo daños personales debido a la rápida intervención del personal del servicio al ver que se había formado una grieta en el techo y trasladar a los pacientes ingresados en esa habitación.
No es sorprendente el estado de los hospitales madrileños si se tiene en cuenta que el personal de mantenimiento propio es cada vez menor y que las obras de supuesta mejora, y el propio mantenimiento en muchos casos, son encargados a empresas privadas (que a su vez pueden subcontratar) cuyo fin primordial es el lucro y el reparto de dividendos, no la calidad de la sanidad pública madrileña; a lo que hay que añadir una falta de control por parte de la administración sanitaria de las obras que se realizan y la poca responsabilidad que se exige a las constructoras.
En enero de este año se publicó en esta página web una entrevista con el título “Personal de mantenimiento en la sanidad pública: “Nos dejan para trabajos urgentes, cada vez vamos perdiendo más funciones” a un/a trabajador/a de mantenimiento de un hospital madrileño.
Elena Martínez