¿TODAVIA ES POSIBLE SEGUIR LLAMANDO A LOS VAMPIROS DONANTES DE SANGRE?

vampHace unos días se publicaba en esta página un artículo titulado “Continúan las privatizaciones en el Hospital Doce de Octubre”. Enseguida alguien escribió: “Las contratas son necesarias para acabar con el chanchullo que hay en la sanidad y la pérdida de dinero que supone la situación actual. Ahora, eso sí, hecho con absoluta legalidad. No se está privatizando la sanidad se está intentando acabar con un sistema anticuado e ineficiente”.

Esta persona está reflejando la manida frase de “la privado es más eficiente que lo público”, que a su vez se relaciona con que la iniciativa (empresa) privada crea riqueza y lo público (el estado) la gasta, o mejor, la dilapida. En realidad toda esta ideología tiene como núcleo más profundo la idea de que una sociedad basada en los negocios genera riqueza, bienestar y libertad; mientras que aquellas que ponen en primer plano el cubrir las necesidades sociales terminan produciendo estancamiento, pobreza y falta de libertades.

Tal ideología, a fuerza de repetirla desde ministerios, cátedras y medios de comunicación, llegó a ser compartida por gran parte de la población como algo real. Pero ni es cierta, ni ya, afortunadamente, la comparte la mayoría de la sociedad. Hechos trágicos y de gran trascendencia, por un lado, e informaciones de casos concretos, por otro, han dejado derruida tal aseveración. Lo que no quita para que los interesados la sigan coreando, junto con quienes no se ha parado a pensar el ridículo que hacen repitiéndola.

La gran crisis que sufrimos desde 2008 ha puesto en evidencia lo “eficiente” que es la empresa privada, y concretamente su sector más poderoso y “avanzado”, las finanzas. Una crisis en la que se han salvado las entidades que la originaron, bancos y grandes empresas, gracias a que han recibido la transferencia de enormes masas de riqueza social (dinero público), endeudando a los estados, empobreciendo a la sociedad y aumentando la explotación laboral. Llamar a eso eficiente es como llamar a los vampiros donantes de sangre.

UN HECHO RECIENTE Y CERCANO

Una variedad de tal eficiencia la acabamos de conocer por el diario “El Boletín”. La noticia tenía como título: “Se desmorona una de las empresas que gestiona el Hospital Infanta Leonor de Vallecas”, con un subtítulo que decía: “Elodea, integrada en Hospital de Vallecas SA, entra en concurso de acreedores por “insolvencia actual” registrando una deuda de 190 millones.

El artículo continuaba: “Encargada de gestionar “los servicios de limpieza, lavandería, seguridad, restaurante y catering, vigilancia, conserjes y jardinería, gestión de residuos, esterilización, personal de administración, aparcamiento, etc” del Hospital Infanta Leonor (Vallecas) –junto a otras seis empresas-, la constructora Elodea (antigua Begar Construcciones y Contratas SA) no pasa por sus mejores momentos. A finales de julio, el Juzgado de lo Mercantil nº 8 de Madrid ha decretado la entrada en concurso de acreedores de dicha empresa, propiedad del empresario José Luis Ulibarri, imputado en la trama Gürtel.

Está por ver qué consecuencias trae tal situación y el manejo que de ella haga el gobierno regional. Pero, por lo pronto, y mientras se decide quién quedará a cargo de los servicios que prestaba esta empresa, con toda seguridad se producirán problemas en el funcionamiento y la atención a los pacientes en ese hospital. Por otro lado, la solución lógica y más beneficiosa socialmente para resolver este fiasco consistiría en que estás actividades sean integradas y asumidas por el Hospital y vuelvan a tener carácter público. Tal salida, sin embargo, es posible que se vea dificultada, por la negativa del gobierno de Cristina Cifuentes a aplicarla, y, en segundo lugar, por la legislación, creada entre otros por los mismos que decidieron hacer estos contratos por 30 años, con derecho a una prórroga de 10; en este caso hasta el año 2045.

Y es que organizar la sociedad (y, en este caso, la Sanidad Pública) de una forma o de otra no está determinado por la lógica o los razonamientos, sino por los intereses de clase. Las ideas en gran medida se usan para justificar los intereses; pero estos se imponen o no en función de la fuerza de los sectores enfrentado.

Javier Cordón, miembro del Mats

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