Idomeni, a la espera del desalojo

Las familias huyen a la desesperada, machacadas por la situación y por la necesidad de supervivencia

EDITH PÉREZ ALONSO

14640261417361Pensaba encontrarme una situación difícil al llegar a Idomeni, pero la realidad superó con creces mi expectativa. El desgaste y la desesperación eran palpables en el campo, después de meses de espera frente a la frontera macedonia, en condiciones adversas, sin poder disfrutar de una vida digna. Sin embargo, entre el polvo y el caos se vislumbraban iniciativas autoorganizadas por la propia población refugiada que daban cierta dignidad al lugar, como el espacio para el cuidado de las mujeres, o uno de los comedores cuya comida es elaborada por mujeres sirias. Y junto a ellos, el gran abrazo solidario que se extiende por el campo: el baby hammam (espacio para el baño y cuidado de los niños), el Solidari Tea, donde se puede tomar un té sin coste alguno durante todo el día, el cultural center, las escuelas informales para pequeños y mayores, los conciertos, la yellow tent, en la que desarrollamos nuestra labor, y muchas más… Voluntariado en el que la presencia española, es sin duda, mayoritaria.

14640262748949Idomeni rompe los estereotipos: el de víctima, y también el que muchas veces atribuye, con poca fortuna, a la población musulmana, un carácter fanático e intolerante. Allí conviven gentes de diversas clases sociales y de diferentes orígenes (sirio, kurdos, afganos, iraquíes, iraníes, etc). Las personas que allí están son como cualquiera de nosotros. Con sus inquietudes, sus hobbies, sus familias y vínculos, sus historias y sus redes. Muchas mujeres sin velo o estudiantes universitarios con carreras inacabadas o profesionales o artistas o periodistas… Gente que un día, sin desearlo, vio truncada su vida por un conflicto armado, y tuvo que salir huyendo de su tierra. Cuando una tiene el privilegio de asomarse a algunas de sus vidas se encuentra con auténticos dramas humanos, familias separadas, etc. Una parte de esta gente, de diferentes países, que habla inglés, es la que de forma voluntaria colabora en la yellow tent en las traducciones, y sin ella, no podríamos hacer nuestro trabajo.

A pesar de esta situación dramática, las miles de personas que viven aquí no han sido informadas adecuadamente del derecho a pedir asilo, ni lo han podido ejercer durante su estancia en Idomeni. Que sólo se permita hacerlo por Skype durante 30 minutos al día resulta muy llamativo, más aún, en un lugar con presencia continuada de ACNUR.

La situación de las personas que están allí es muy precaria. El derecho a asistencia sanitaria se cubre por ONG y de forma incompleta, ya que los traslados al hospital regional de Kilkis están muy limitados. Quien lleva a alguien enfermo al hospital se arriesga a ser detenido y acusado de tráfico ilegal de personas. Por esto mismo, y tras la detención del conductor del transporte sanitario, Médicos Sin Fronteras, dejó de prestar este servicio hace días. Las personas que consiguen llegar al hospital no tienen forma de regresar al campamento. Todo esto es una enorme barrera de acceso al sistema sanitario. El hospital, además, tiene recursos precarios, dentro del contexto de estrangulamiento de los servicios públicos griegos por las políticas de la Troika. Muchas personas con problemas crónicos o pendientes de estudios médicos, llevan meses, desde que salieron de sus países, sin poder hacerlos.

Pese al cierre de la frontera muchos deciden jugarse la vida de nuevo para cruzar. ¿Cuántas veces lo han tenido que hacer ya? Desde que llegué aquí he podido escuchar testimonios tremendos que abarcan desde agresiones y robos por parte de la policía macedonia, a la despiadada actuación de las mafias.

14640263634947La gente cada vez se ve más presionada para salir del campo. Personal de ACNUR y UNICEF ha ido tienda a tienda diciendo a la gente que tiene que marcharse. Cada pocos días hay una amenaza de desalojo. Y la tensión aumenta. Se les amenaza de que si no salen de Idomeni no podrán ejercer su derecho a pedir asilo. Durante los últimos días se ha visto restringido el acceso de alimentos y de diferentes materiales (gas, ropa, mantas…). En los últimos dos días se ha dejado de distribuir leche a lactantes. Para los bebés de menos de 6 meses que no toman pecho es una situación de vida o muerte, ya que es el único alimento que pueden tomar. Esta mañana, tras organizarse ayer el voluntariado español para cubrir esta necesidad, hemos intentado meter leche para poder distribuir en el campo, pero no se nos ha permitido el acceso. Al final, las familias huyen a la desesperada, machacadas por la situación y por la necesidad de supervivencia. Y las personas voluntarias se ven también presionadas por mensajes contradictorios de la policía, barreras continuas para el paso, y en ocasiones son llevadas a comisaría.

Escribo estas letras porque hoy no puedo dar atención sanitaria en la Yellow tent (así se llama el punto de asistencia de Bomberos en Acción) y me queda algo de tiempo. A pesar de ser europea y de estar con una ONG registrada en Grecia, hoy no he podido entrar en Idomeni. Los compañeros que han conseguido entrar tampoco han podido realizar su labor sanitaria porque se lo ha prohibido expresamente la policía griega. Mientras escribo estas líneas van llegando cada vez más noticias sobre el probable y próximo desalojo (voluntario o por fuerza) del campamento. Y no puedo más que preguntarme hasta cuándo esta barbarie.

Edith Pérez Alonso es médica especialista en medicina familiar y comunitaria. Voluntaria con la ONG Bomberos en Acción en Idomeni desde el 13 al 30 de mayo.

Fuente: El Mundo

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